¿Somos todas diosas de la luna? Cuenta la mitología que en aquel tiempo pasado en que sucedieron tantas cosas reales, imaginarias y dudosas nació Artemisa, diosa de la luna (y de la caza). Hermana gemela de Apolo (dios del sol), Artemis nació primero y entonces ayudó a venir al mundo a su hermano, cosa comprensible sólo entre los dioses.
Testigo de los dolores maternos, la diosa desarrolló tal aversión por el matrimonio que obtuvo de Zeus la promesa de la virginidad. Artemisa se convirtió así en el prototipo de la doncella independiente, eternamente joven y su único placer era la caza. En cierto sentido podría ser el símbolo de cualquier movimiento feminista malentendido. Zeus armó a su hija con símbolos que incluían la luna, el arco, flechas de plata, el perro de caza y el ciervo.
El ritual a la luz de la luna llena
El mes de abril (mounykhion) toma su nombre de una montaña donde se encontraba un templo en honor a Artemisa. Todos los meses los griegos, en procesión, realizaban un ritual que conectaba con la luna llena. Por eso una de las ofrendas especiales a la diosa este día eran las tortas redondas rodeadas de antorchas, que simbolizaban la luna llena.
Existe una creencia que dice que las tortas de cumpleaños descienden de la manera griega de honrar los cumpleaños mensuales a la diosa de la luna.
La mujer y la luna: una relación íntima que nos ayuda a comprender nuestros ciclos
En la naturaleza los ciclos se repiten una y otra vez, como un ritual. La luna también los tiene. Son veintiocho días en los que va cambiando su forma y su energía. Según la Astrología, la medicina hindú y conocimientos ancestrales, la energía de la luna tiene relación estrecha con el ciclo femenino de la ovulación (también de veintiocho días). Algunas de las herramientas útiles para sensibilizarnos con nuestros ciclos y estar conscientes de ellos son, el diagrama lunar o simplemente llevar un diario de las emociones que se experimentan en cada momento.
Observar y comprender nuestras emociones en cada etapa es un camino de autoconocimiento que nos ayuda a las mujeres a vivir en armonía con nosotras mismas.
Luna nueva: arquetipo de “La Bruja”
La fase de la luna nueva, dentro de los ciclos femeninos, es la fase de la menstruación. Las mujeres en la antigüedad se reunían para compartir este momento y respetar la fase de la baja energía en sintonía con la naturaleza. Es un tiempo de reflexión, descanso y propicio para la meditación. Es la fase de la “percepción y sensibilidad a flor de piel”.
Luna creciente: la juventud, arquetipo de “La Virgen”
Simboliza la inocencia, la primavera, el encanto y la seducción. Todo crece en esta fase, evoluciona, se desarrolla. Las emociones están más estables y la energía vital pasa por su punto máximo. Es ideal para comenzar una relación, trae buena suerte en viajes y proyectos. Es la etapa después de la menstruación, el ciclo renace mientras el cuerpo se prepara para la ovulación o fase pre-ovulatoria.