Razón crítica
Apuntes sobre el narcotráfico
Durante esta semana el narcotráfico volvió a ocupar la agenda pública nacional dado lo que ha estado sucediendo en Rosario. Entre la multiplicidad de dimes y diretes, show mediático e inoperancia política, este delito continúa su curso casi sin ningún obstáculo para que esto ocurra.
El tráfico de estupefacientes es uno de los negocios más lucrativos del crimen organizado y se ha convertido en el principal desafío en regiones donde operan con brutal violencia los carteles de la droga o las bandas aliadas con las fuerzas de seguridad estatales (como ocurre, por ejemplo, en Rosario). En la última década, algunos países de América Latina se han convertido también en centros de consumo, mientras que otros sirven como puntos de tránsito de la mercancía ilegal (Fuente: www.dw.com).
La desigualdad, la violencia y la ineficiencia junto a la complicidad estatal son los ejes principales que explican el aumento del narcotráfico tanto en Argentina como en el mundo. Más allá de la supuestas “guerras” contra la venta ilegal de narcóticos que se han pretendido instalar en el país por parte de los funcionarios públicos que han estado en el poder, lo cierto es que nada de esto ha sido así. De hecho, si lo fuera, tampoco hubiese sido la solución, por el contrario. Si se aumenta el espiral de violencia, el problema se profundiza.
Debe quedar en claro que el prohibicionismo de sustancias, la criminalización de consumidores y la militarización del combate lejos están de lograr resultados positivos. Tampoco ayudan la especulación y el show político en años de comicios electorales.
La ignorancia y el desconocimiento por parte de las autoridades públicas a la hora de encarar esta problemática es preocupante. No sólo no desandan estrategias eficientes y modernas al momento de enfrentarlo sino que ni siquiera apuntan a entender que la actividad política tiene mucho por hacer más allá de la violencia. En este sentido, los administradores del Estado podrían luchar contra la inflación, la pobreza, la indigencia y el trabajo precarizado. De esta manera, combatirían uno de los factores más determinante que posibilitan el comercio ilegal de drogas: la desigualdad.
La corrupción y la complicidad de las fuerzas públicas es otro asunto grave a considerar en esta temática. Nada puede ser solucionado si el Estado no corrige esta red compleja de responsabilidades y complicidades. Peor aún es si las autoridades públicas que deben solucionar estas cuestiones también se alían a este crimen organizado, ejemplos en Argentina hay de sobra sin considerar un color político en particular.
No se puede omitir que es tiempo que toda la clase política dejé a un lado los prejuicios y comprenda que, más allá de que la desigualdad es un factor determinante para su desarrollo, el narcotráfico a esta altura ya abarca y atraviesa a todas las clases sociales, no solamente a las bajas. Si no se entiende este punto, la criminalización y la discriminación contra los sectores más vulnerables dificultará aún más esta problemática.
En fin, el comercio ilegal de drogas ha ido aumentando con el tiempo. Por fuera del show, la criminalización del consumo, la prohibición de sustancias, la enorme gama de prejuicios y la complicidad y corrupción por parte de quienes deberían combatir esta contingencia social, nada se está realizando para solucionar este grave problema.
Julián Lazo Stegeman