Pbro. Jorge H. Leiva
La cuaresma: La manada y el ayuno
Cuando en la manada, las hienas hambrientas encuentran carroña se lanzan a comer. Pero puede ser que entre ellas se encuentre una hiena joven y sin experiencia, una que ya hubiera “desayunado” y, sin importarle, se lance a devorar la comida encontrada.
Como esa hiena ya estaba llena, se indigesta y queda en peligro de muerte. Entonces, ¿cuándo podemos considerar que la hiena está madura? Cuando en la misma situación, llega a la carroña con la manada, pero si ya ha comido se retira a descansar, a hacer su digestión dando lugar a las hienas hambrientas. Esta situación muestra que las hienas adolescentes no entienden todavía que el ayuno, en ciertos momentos, es parte de su propia vida y que beneficia la subsistencia de su grupo, porque aprender a ayunar es madurar.
En el siglo XXI, sobre todo en occidente, no está de moda ayunar por razones religiosas. En cambio, los musulmanes tienen el mes de ramadán, que es el noveno de su calendario y, mientras transcurre ese tiempo, ayunan durante las horas de sol. En la agitada vida de la hiper modernidad, hay quienes ayunan, pero por otros motivos: unos por razones de salud, otros porque se acabó la “comida” del basural, otros para prepararse para una justa deportiva, otros por razones de estética, otros porque sólo comen vegetales. Sin embargo, llama la atención que en las clases sociales más pudientes existan niños obesos (alimentados pero desnutridos) y, que también existan niños con bulimia y anorexia. Resulta paradójico que en el mundo se desperdicie o se pierda un tercio del alimento disponible. Aquí mismo, en Argentina, se dice que se puede producir alimentos para 400 millones; no obstante, tiene millones de ciudadanos con necesidades alimentarias insatisfechas. Por eso, los que tenemos un plato en la mesa estamos llamados alimentarnos bien, a no derrochar, a compartir. Y como no sólo de pan vive el hombre, estamos llamados al silencio personal y comunitario para descubrir que en el fondo del alma siempre estamos desnutridos y nos falta el pan de la Palabra que da sentido a nuestra existencia y el Pan de la Caridad que nos hace sentir hermanos. Del ejemplo de las hienas, aprendemos la “Frugalidad”, que es-según “la Wiki”- la cualidad de ser prudente, pasivo, ahorrativo y económico en el uso de recursos consumibles (como la comida o el agua), así como a optimizar el uso del tiempo y del dinero para evitar el desperdicio, el derroche o la extravagancia. Hemos comenzado un año más, un tiempo de aprendizaje y ejercicio de la frugalidad: es el tiempo de la cuaresma. En él ayunamos para madurar.
El próximo jueves 22 me despediré de la parroquia San Antonio y de la ciudad de Gualeguay: ayúdenme queridos lectores a dar gracias por estos diez años vividos en este pueblo. ¡Seguiremos muy unidos por supuesto!