Pbro. Jorge Leiva
La costumbre de morir
En la década del 60 Jorge Luis Borges escribía bellamente esta copla: “Manuel Flores va a morir eso es moneda corriente morir es una costumbre que sabe tener la gente”.
La perspectiva de la muerte está siempre presente en toda persona: es más, no es bueno que desaparezca de nuestra memoria, ya que vivir de espalda a la muerte es vivir una existencia inauténtica, como decía un filósofo del siglo XX.
Es cierto que la muerte aparece como una amenaza para la subjetividad ante el miedo a lo desconocido y la desintegración, pero también como liberación de los pesares. Además, todo sujeto transita la vida con tres heridas, en el decir de Miguel Hernández: “Llego con tres heridas, la del amor, la de la muerte y la de la vida”.
La muerte es, por un lado, la vida arrancada en un asesinato y, por otro, la vida ofrecida en el martirio.
La muerte es, por un lado, un grano de trigo en tierra y, por otro, una espiga volando en primavera. La muerte es, por un lado, la melancolía casi infinita de los lutos y, por otro, el aprendizaje de los duelos asumidos y cocinados en el fuego del tiempo y del dolor.
La muerte es, por un lado, la carestía del pobre y, por otro, el aislamiento del rico egoísta y auto referencial. No es la del avión que se estrella contra un edificio al comienzo de un milenio, porque eso es sólo el fanatismo. No es la de la moto que se cae porque va a mil, porque eso es necedad irresponsable.
No es la hoja muerta que cae por la depresión del sin sentido y del aislamiento, porque eso es suicidio. La muerte es, esencialmente, la posibilidad del amor hasta el extremo. Y permite que la vida robada se transforme en vida entregada y la que le evita al que cae ser transformado en basura, aunque parezca basura en el corazón de los tiranos de turno.
No olvidemos que siempre hay algún Caín que pregunta desentendiéndose de Abel. Morir es costumbre de la gente, pero puede ser ejercicio de libertad. De libertad de amar, de crear y edificar la verdad continuamente. ¡Así mueren los mártires! Nadie les quita la vida, ellos la dan.