Los noventa años de Víctor Velázquez
Víctor Velázquez: Protagonista esencial de la música entrerriana
Víctor Velázquez nació en Altamirano Norte, departamento Tala, Entre Ríos, el 4 de junio de 1931.
Siendo niño dejó su pequeño pueblito en el "Abra del Chajá" para radicarse junto a su familia en Villaguay. Muy joven, portando una humilde guitarra y los bolsillos llenos de sueños viajó rumbo a Buenos Aires. Con tenacidad afrontó los obstáculos que le presentaba el camino, sin prisa, pero decidido. Los senderos de la patria se fueron abriendo para entregar su alma hecha canto.
Víctor Velázquez actuó por primera vez a los 20 años desde los micrófonos de Radio Rivadavia, en la audición "Voz Entrerriana", un espacio que lo sintió como su terruño y que el joven cantor se dedicó a honrar con interpretaciones hondamente sentidas y fue ganado admiradores. Ese éxito lo llevó a realizar giras por ciudades del interior del país en diferentes escenarios sin dejar de lado la intervención en emisiones locales de radiofonía y su incursión en televisión por medio de canal 7. También pudieron disfrutarlo los hermanos uruguayos a través de las emisoras radiofónicas El Espectador y Carve y el Canal 10 de televisión. De regreso a la Argentina, se abrieron para él distintas emisoras como Radio Belgrano y Radio Splendid, tarea que completó con la grabación de su primer disco para Discos London.
En años posteriores, Víctor Velázquez produce una fecunda obra discográfica, nutriéndose del paisaje de nuestro país, recorriéndolo de norte a sur, de este a oeste con Jaime Dávalos, Luís Landrisina, Joaquín Pérez Fernández o solo con su guitarra. En la década del `70 viaja a España y durante tres años consecutivos realiza giras por distintas ciudades y otros países de Europa.
En su andar por los caminos, la vida lo premia con la amistad de Don Atahualpa Yupanqui, con quien compartió muchos momentos como también los temas: "La Guitarra y el Cantor"; "La Luna sobre el Río Paraná"; y "Canción al Río Uruguay". Al fallecer Don Atahualpa, un empresario japonés propone a Víctor Velázquez homenajear al músico desaparecido, inaugurando en Japón el "Templo Atahualpa Yupanqui" además de realizar una serie de recitales, en ciudades de ese país. También actúa en el "Primer Simposium del Gaucho", como único representante de nuestro país, así como en el "Auditórium de Naciones Unidas". Su actuación en el Teatro Colón de Buenos Aires, junto a otros artistas de primer nivel, lo llenaron de profunda satisfacción por lo que significa "que éste teatro abriera las puertas a cantores populares para que expresen su música en otros niveles sociales del país".
Recibió múltiples distinciones, entre ellas: Embajador Cultural de su ciudad, Villaguay, Mayor Notable 2008 otorgado por la Cámara de Diputados de la Nación Argentina, Diploma de Honor Sarmiento, 2012, Cámara de Senados de la Nación, Reconocimiento a la Trayectoria, en Cosquín 2020.
A finales del 2008, realiza una gira por España, actuando en Girona y en diversos locales artísticos de Galicia. En el año 2014 presentó un disco que contó con el apoyo del Ministerio de Cultura provincial, donde el villaguayense es el principal protagonista junto a otro grande como es Raúl Barboza.
El Lic. Roberto Romani lo evoca así: "Al bajar de su caballo en Yapeyú, el 13 de julio de 1985, cumpliendo con el homenaje al general San Martín - que la muerte le había impedido materializar a su amigo Jorge Cafrune- el autor de "La primavera" y "Gualeguay crecido" dijo: "quien quiera ser cantor de pueblo debe andar y conocer el país, su gente, sus costumbres, sus alegrías y sus tristezas; y no debe permanecer indiferente a las manifestaciones populares".
Los amigos del Mayor Notable y receptor del Diploma de Honor Sarmiento, sabemos que antes de apagar la última estrella "llegará Víctor, con su gota de felicidad, a perfumarnos el tiempo compartido. Entonces no quedarán dudas sobre el cielo y un pañuelo enamorado se reirá del domingo en sombras...
... No importa que el escenario de luz se aquiete de júbilo y trino.
Nosotros sentimos que en Abra del Chajá se gesta una primavera de voces, un cardenal de ternura incomparable.
Puede ser que en Villaguay o en Tala su cuerpo descanse de la fatiga y sus manos acaricien los árboles, como regresando al otoño de la espera.
Pero su alma y sus milongas se quedaron lejos, provocando al silencio y al olvido; sembrando en cada pecho criollo la copla fraterna y el sereno arroyo de las emociones.
Demoremos este vino, amigos, que Víctor llega recién encendido a templar el amor".
En cada palabra volverán a soñar los propietarios de la lluvia conocida y no habrá distancias que ahoguen nuestros ojos, después del afecto".