La brújula y “los justos”
El célebre pensador brasileño Boaventura Sousa dice que en la crisis que estamos viviendo, a propósito de la pandemia, se juegan “básicamente dos objetivos: legitimar la escandalosa concentración de riqueza e impedir que se tomen medidas eficaces para evitar la inminente catástrofe ecológica”.
Dice también este buen hombre que la ideología predominante de estos tiempos de "hiper-capitalismo" se basa en hacer creer que no hay alternativas al sistema vigente y, expresa además, que estas "Como fueron expulsadas del sistema político (...) entrarán en la vida de los ciudadanos cada vez más por la puerta trasera de las crisis pandémicas, de los desastres ambientales y los colapsos financieros. Es decir, las alternativas volverán de la peor manera posible".¡En fin! Todo esto es muy complejo...pero ciertamente desde hace varios años venimos preguntándonos "¿A dónde vamos a ir a parar?" Quizá este tiempo de pandemia y de cuarentena nos sirva para descubrir que vivimos en "crisis de civilización", como nos lo enseñaron hace unos años los obispos de Argentina en un bello documento que se llamó "Navega mar adentro". (Nuestro episcopado escribía eso luego del jubileo del año dos mil). Pero los hombres del mar de los últimos siglos saben que de una tormenta se sale-entre otras cosas- con una brújula. Hoy no nos basta la ciencia como se creyó en algún momento, sobre todo en el siglo XIX. Hoy necesitamos "condimentar" los avances de la ciencia con la filosofía, la estética y la mística; con un regreso a las mejores tradiciones "atávicas" de los pueblos: esa es la brújula para nuestros tiempos. Para nosotros, los hombres y mujeres de occidente, será sustancial redescubrir la ley natural como principio de la ética y la legislación y la fe de nuestros mayores. No habrá superación de la "escandalosa concentración de riqueza" sin el regreso a la certeza de que somos todos hermanos, hijos de un mismo Padre, como nos lo enseñó el Profeta de Nazaret y nos lo recuerda constantemente el Espíritu que sopla en el Pueblo de Dios. Tampoco se evitará la catástrofe ecológica sin el regreso a formas más frugales de vida, ni la humanidad podrá pensarse en términos de "familia global" si primero no nacen nuevas familias con vínculos sólidos y sanos, porque el deterioro de las familias es parte de ese deterioro ecológico.En algún lugar de nuestros pueblos están los navegantes de este nuevo tiempo con la brújula de la verdad, el "Buen Aire" de la paz y la nave de la esperanza. En algún sitio están "los justos" que soñaba Borges "condimentando" el pan compartido en la "casa común" de nuestro planeta. "Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo" decía Borges. Quizá alguien luego de leer estas palabras decida ser alguien que salve el mundo sin saberlo.
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