Adopción
Adopción en la Argentina: “Hoy tenemos una situación de desencuentro”
El grueso de las familias inscriptas en los registros de adopción quieren bebés o niños pequeños, y solo una de cada 100 recibiría a adolescentes. Esto contrasta fuertemente con la realidad de la mayoría de las chicas y chicos en situación de adoptabilidad, que en promedio tienen más de ocho años. Lograr ese “encuentro” es uno de los grandes desafíos que plantea Juan Jeannot, psicólogo y director nacional del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (Dnrua), dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.
Jeannot conoce la problemática por dentro. Hace nueve años ingresó a la Dnrua como parte del equipo asesor del programa de acompañamiento para familias en períodos de vinculación, guarda y adopción, y en ese recorrido escuchó una y otra vez la misma frase: “Hace mucho tiempo que estoy anotado y no me llaman". Por eso, subraya que es necesario que los postulantes conozcan las estadísticas y entiendan que “la adopción es el derecho de los niños, niñas y adolescentes a crecer, vivir y desarrollarse en una familia”.
En este sentido, considera que “es fundamental trabajar sobre la disponibilidad adoptiva de los postulantes”, es decir, que piensen en inscribirse para adoptar a chicos y chicas “más grandes” o grupos de hermanos. Justamente, a eso también apunta la nueva campaña "Crecer en familia es un derecho”, lanzada estos días por la cartera de Justicia junto a la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf).
-¿Cuál es el principal desafío de la adopción en la Argentina?
-Poder encontrar familias para los niños, niñas y adolescentes que están privados de cuidados parentales y tienen declarada la situación de adoptabilidad, que en su mayoría son mayores de ocho años, grupos de hermanos, o tienen alguna discapacidad. Hoy tenemos una situación de desencuentro. Por un lado, todos esos niños, niñas y adolescentes y, por otro, postulantes con voluntades adoptivas muy acotadas. Es decir, dispuestos a adoptar a niños más chicos. Ahí es donde se produce el desencuentro. Uno escucha el enojo de muchas familias que dicen "hace mucho tiempo que estoy anotado y no me llaman". Y esto tiene que ver con estas situaciones.
-En las charlas, ¿cuáles son los "mitos" que más escuchan?
-El primer gran mito es que adoptar en la Argentina es imposible y muy burocrático. Y justamente, está relacionado con ese desencuentro que mencionaba, porque hoy tenemos 2427 familias inscriptas en todo el país, que pueden ser solicitadas por cualquier juzgado. Y por otro lado, hay 2199 niños, niñas y adolescentes esperando. Los números son muy parecidos, entonces uno dice ¿por qué? ¿qué es lo que está pasando? Y la respuesta está en las voluntades adoptivas. Si alguien se inscribe para un niño o niña de 12 años, probablemente lo llamen de muchos juzgados y enseguida.
-¿Qué medidas se están tomando para abordar ese gran "desencuentro" que mencionaba?
-El objetivo principal es visibilizar la realidad de la adopción en la Argentina, y particularmente el ministro de Justicia Martín Soria está muy interesado en trabajar al respecto. Por eso se pensó y se acaba de presentar una campaña nacional de adopción hecha en conjunto por el Ministerio de Justicia de la Nación y la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, que depende del Ministerio de Desarrollo Social. Creo que es histórico que dos ministerios estén trabajando juntos en este tema. Senaf hace relativamente poco tiempo presentó el relevamiento de niños privados de cuidados parentales. Se cruzó esa información con las estadísticas de la Dnrua de todas las familias inscriptas del país y con esos datos se pensó esta campaña desde ese lugar. Básicamente, mostraban el desencuentro del que venimos conversando.
-¿Qué busca visibilizar la campaña "Crecer en familia es un derecho”?
-Apunta principalmente a sensibilizar sobre la temática, la disponibilidad adoptiva y a visibilizar a estos niños, niñas, adolescentes que están en situación de adoptabilidad y están esperando una familia. Trabajar con las voluntades adoptivas es algo que se hace previo a la inscripción, pero no es una pregunta cerrada, es dinámica: mientras uno está inscripto puede ir pensándolo y dejarse acompañar por los equipos técnicos e ir trabajando esos límites que uno se va poniendo. Por ejemplo, si uno dice "me voy a postular para un niño de 6 años", bueno, preguntarse "¿por qué no uno de 7?".
-¿Cuál es el rol específico de la Dirección Nacional del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos?
-La Dnrua, que depende del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, se creó primero con el objetivo de formalizar una base de datos de todas las familias inscriptas del país. Luego se formó la Red de Registros Federal, a la que fueron adhiriendo todas las provincias. En 2017, Catamarca fue la última provincia en adherir, así que ya está todo el país en red. Esto implica que cada persona que esté interesada en adoptar se inscribe en el registro correspondiente a su domicilio y su alta es válida en todo el país.
-¿Cuáles son las principales problemáticas que detectan según las jurisdicciones?
-Para poder trabajar las diferentes problemáticas estamos divididos regionalmente en Patagonia, NEA, NOA, Nuevo Cuyo, Litoral Centro y Atlántica, que ocupa toda la provincia de Buenos Aires, que nuclea la mitad de la base de los postulantes. Por ejemplo, en Patagonia hay menos niños en situación de adoptabilidad, mientras que en el norte suele haber más. Esto es lo interesante de trabajar en red. Quizás en la región Patagonia hay postulantes con voluntades adoptivas más amplias, como en Tierra del Fuego, que terminan haciendo vinculaciones en otras jurisdicciones.
-Ahí surge una complejidad que es cómo se hacen esos procesos de vinculación, sobre todo por un tema de costos. ¿Existe algún sostén económico?
-Por el momento, cada registro provincial trabaja para ver si hay posibilidad de brindar alguna ayuda económica de viáticos. Si no es posible, en algunos casos puntuales hemos acompañado desde Nación con pasajes de avión, por ejemplo, en situaciones de grupos de varios hermanitos. También, algo que la pandemia nos trajo son todas las herramientas virtuales. Entonces muchas vinculaciones se inician previamente desde la virtualidad.