Historia de vida
La historia del entrerriano que navega en el rompehielos Irízar, ya fue 3 veces a la Antártida y homenajeó a la selección argentina
Nacido en la ciudad entrerriana de Paraná, Santiago Mila tiene 29 años y 8 de ellos transitados en la Armada Argentina, primero como Marinero y luego como Cabo perteneciente al escalafón de Mar. Recién llegado de la Antártida, cuenta su experiencia y por qué es tan feliz en la Fuerza.
Hace poco tiempo el Cabo Primero de Mar regresó del continente blanco. Fue la tercera vez en su carrera naval que participó de una Campaña Antártica de Verano (CAV) a bordo del emblemático rompehielos ARA “Almirante Irízar”.
Múltiples tareas
A principios de este mes finalizó la CAV 2022/23 y el joven marino, oriundo de Entre Ríos, contó sobre su nueva experiencia antártica, qué lo motivó a ingresar a la Armada, acerca del quehacer naval y el recuerdo añorado de su provincia.
Por su especialidad de Mar, a Santiago Mila se lo podía encontrar en diferentes sectores del rompehielos durante la campaña: cuando la unidad fondeaba en cercanías a las bases antárticas y científicas formó parte del grupo que realizaba las maniobras de ancla.
Mientras el “Irízar” operaba en las bases antárticas con los helicópteros Sea King, tenía la tarea de calzar y trincar las aeronaves en la cubierta de vuelo; y al operar las embarcaciones menores, participaba de las maniobras de izado y arriado de las mismas. Cuando el rompehielos no operaba y navegaba, su lugar estaba en el timón situado en el puente de comando del “Irízar”.
“Estamos en muchas partes de la cubierta, el trabajo dependía de la base y de las maniobras que tuviéramos que realizar”, relata el Cabo Primero Mila, quien pertenece al Departamento Cubierta, y se desempeña en el cargo Material Naval.
Navegar en un buque emblemático
Este fue su tercer viaje a la Antártida desde que es parte de la dotación, cuando se presentó de pase en el rompehielos en 2020. “No sabía cómo decirle a la gente de mi provincia que me iba al ‘Irízar’, porque no es simplemente un buque emblemático, sino que también permite vivir la experiencia de conocer y trabajar en la Antártida, esa parte del mundo a la que no es fácil llegar”, reveló.
Su primera experiencia a bordo fue en plena pandemia por COVID-19, donde recuerda se cumplían estrictamente los protocolos en el uso del barbijo, había repetidos hisopados, y no se podía compartir el sector común de comedores.
Al arribar a la Antártida no podía creer el hermoso paisaje que se le presentaba: “Nunca imaginé pisar suelo antártico. La Antártida es una belleza y es un orgullo para nosotros que la Argentina tenga tantas bases, entre ellas Orcadas, la primera del continente blanco”, sostiene Santiago, que aún conserva ese asombro luego de su tercera campaña.
Del río Paraná a las gélidas aguas antárticas
El entrerriano nacido en Paraná, se crió en el barrio Loma Hermosa y fue a la escuela rural “Juan Bautista Alberdi”, donde hizo parte de su secundario que finalizó más tarde en 2012 en una escuela nocturna.
Ya siendo mayor de edad y en su afán por independizarse, Santiago comenzó a trabajar y entre sus alternativas pensó en la Armada, ya que había hecho cursos de navegación y le gustaba el ámbito. Se anotó así en la Delegación Naval de la provincia de Corrientes en 2015 para hacer el Servicio Militar Voluntario.
Se desempeñó dos años como Marinero Segundo en el Batallón de Seguridad de la Base Naval Puerto Belgrano, al sur de la provincia de Buenos Aires, hasta que decidió inscribirse en la Escuela de Suboficiales de la Armada que se encontraba próxima al batallón donde estaba destinado.
Navegar y conocer lugares nuevos fueron algunos de los motivos que impulsaron su ingreso, pero a Santiago siempre le gustó la navegación: hizo cursos de canotaje y navegó por el río Paraná. Ahora lo hace en el mar y en los buques de la Armada.
Cuenta que el único referente familiar dentro de la Armada fue su abuelo, quien de joven también hizo el Servicio Militar en Puerto Belgrano. Es así que cuando le contó a su familia sobre el ingreso, lo alentaron mucho y advirtieron del gran cambio en su vida.
“Me gusta todo lo que estoy haciendo. Pertenecer a la Armada Argentina es una experiencia única, y creo que en otra carrera no lo podría vivir”, enfatiza. Antes de estar destinado en el rompehielos estuvo en el destructor ARA “Almirante Brown” con el que participó del ejercicio multinacional UNITAS y viajó a Río de Janeiro en Brasil.
“Tengo una familia grande y unida”
Luego de su licencia antártica, el Cabo Mila volverá a Puerto Belgrano, esta vez a la corbeta ARA “Rosales”. Mientras tanto, disfruta a su familia que conformó con su esposa Yesica, quien también forma parte de la Armada, aunque se conocieron fuera del ámbito militar. Lejos de Entre Ríos, viven actualmente en Punta Alta, ciudad cercana a Puerto Belgrano.
Cuando Santiago piensa en su ciudad natal, lo primero que recuerda son las reuniones familiares y con amigos, aquellos que conoce desde antes de ingresar a la Fuerza y con quienes sigue en contacto. También recuerda el clima cálido, la costanera y las barrancas que dan al río Paraná; “y comer un asado completo, con costillas y achuras o el clásico surubí”, comenta.
En Paraná viven su mamá Sandra, su papá Marcelo y sus tres hermanas; tíos, primos y abuelos: “Tengo una familia grande y unida, soy el segundo hermano y el único varón, también el único que eligió una carrera militar”.
El singular homenaje a los campeones
Hablando de su vida particular, cuenta que disfruta mucho del fútbol y la música entre otras actividades: “Siempre miro a la Selección Argentina, y por eso fue una emoción grandísima cuando homenajeamos a los jugadores luego de ganar el mundial, formando las tres estrellas en suelo antártico”, relata el momento en el que embicados en la Base Antártica Conjunta Belgrano II ubicada cerca del Polo Sur, toda la tripulación del “Irízar” bajó del buque para formar las estrellas y desplegar la bandera nacional sobre el hielo.
“Para mí, la Armada es una Fuerza muy importante en el país y es la mejor carrera, por eso estoy feliz de pertenecer”, destaca el Cabo de Mar. No le alcanzan las palabras para describir su orgullo de pertenencia y el quehacer naval que realiza la Institución: “La Armada está presente en todo el país con sus campañas antárticas, sanitarias, en otras partes del mundo cuando realiza misiones de paz en la república de Chipre, y en cada puerto a los que arriba la fragata ARA ‘Libertad’, concluye el marino entrerriano.
Balance de la campaña
Durante esta CAV 2022/23 se reabastecieron 13 bases antárticas en las que se llevó a cabo el relevo de personal, la carga y descarga de materiales, víveres y combustible; se avanzó en la construcción de laboratorios multidisciplinarios y en la recuperación de la Base Antártica Conjunta Petrel.
Cabe recordar que la actividad antártica es de carácter conjunto, llevada a cabo por las tres FF.AA., coordinada por el Comando Conjunto Antártico (COCOANTAR) dependiente del Estado Mayor Conjunto de las FFAA y el gobierno nacional que articula la tarea de los Ministerios de Defensa; Ciencia, Tecnología e Innovación; y Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto.
Como sucede en cada campaña, se destaca la importancia estratégica de la presencia argentina en la Antártida y su compromiso con el Tratado Antártico en resguardo de los intereses del país con eje en el apoyo al desarrollo de la actividad científica, el fortalecimiento de la cooperación internacional, y el cuidado del medio ambiente.
El principal objetivo de las CAV es brindar apoyo a la actividad científica de acuerdo al Plan Anual Antártico Argentino que comprende más de 50 proyectos de investigación ejecutados por el Instituto Antártico Argentino (IAA) junto a otras instituciones; tareas de apoyo logístico, desarrolladas por el COCOANTAR; de gestión ambiental, ejecutadas por la Dirección Nacional del Antártico (DNA); y de servicios, vinculadas a lo meteorológico, hidrográfico y cartográfico realizadas por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y el Servicio de Hidrografía Naval (SHN).
En la temporada estival, el país desplegó buques y aeronaves, incluyendo el rompehielos ARA “Almirante Irízar”, el aviso ARA “Estrecho de San Carlos” y el transporte ARA “Canal Beagle”, que navegaron durante 330 días cubriendo 40.500 millas náuticas. Se contó también con el apoyo del aviso ARA “Puerto Argentino” que participó de la XXV Patrulla Naval Antártica Combinada.
Entre los meses de noviembre y abril, se transportaron unas 800 personas y 800 metros cúbicos de carga por vía marítima, casi 2.000 personas por vía aérea; se abrieron todas las bases antárticas temporarias y se reabastecieron y se relevó al personal de todas las permanentes; se retiró una cifra récord de residuos antárticos y se brindó colaboración a otros países en sus actividades antárticas.
Respecto a los laboratorios, se avanzó en la construcción de tres Laboratorios Antárticos Multidisciplinarios que se emplazan en la Base Antártica Conjunta Esperanza, Orcadas y San Martín, y forman parte de la primera etapa del proyecto LAM impulsados por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y el IAA.
En relación a la Base Antártica Conjunta Petrel, se la recuperó para uso permanente y el proyecto de renovación integral involucró la reconstrucción de una casa modular térmica a fin de cubrir las exigencias funcionales y habitacionales. La reactivación de Petrel, facilita el ingreso al continente y permite contar con un punto logístico que centraliza el transporte aéreo y marítimo, reduciendo los costos y el impacto ambiental. Fuente: María Silvina Rosas para Gaceta Marinera.