Reyes
Noche de Reyes, noche de zapatos
Inspirada en la noche de Reyes pasada, Karina Defazio trae a la memoria y hace un reconocimiento a un zapatero conocido por todos nosotros que supo trabajar en un lugar céntrico: don Coco Muñoz.
"Noche de Reyes, trajo a mi memoria los zapatos que prolijamente ordenados mis hermanos y yo poníamos junto al pesebre...
Es zapatero, don Coco, así le llamamos, que cada día durante muchas horas, se impregnará las manos con fuertes olores a gomas, betunes y pegamentos que utiliza para devolverle la vida hasta al más averiado de los calzados.
Entro a su local y un universo de zapatos distribuidos en los costados del mostrador, en estantes repletos de calzado de todo tipo y color, esperan “pacientes”; algunos necesitan cirugía mayor y otros están listos para regresar, flamantes, a sus dueños. El estado en que llegan los calzados le permite distinguir el carácter del cliente, ya que un zapato demasiado maltrecho puede tener varios motivos...
El zapato o también la zapatilla, la bota, el botín o la sandalia, mocasín, chanclo, plataforma e infinidad de variables se dan cita en este lugar donde seguramente las sabias manos de este hombre de oficio encontrarán la forma de reparar cualquier rotura y dar una solución a cada cliente.
Verdaderamente la labor de reparador y zapatero artesano ha ido perdiéndose, especialmente por ser un oficio que pasaba de padres a hijos, pero también con el mayor nivel de vida de la gente que, ante una rotura de sus zapatos, compra unos nuevos. Sin embargo el oficio de zapatero artesano es necesario y si algún día estuviese en peligro de desaparecer, habría que reinventarlo.
De los viejos oficios en vía de extinción, está el zapatero, experto en “resucitar” zapatos viejos.
Hoy, en este día de Reyes, quise homenajear humildemente a una persona que con su oficio nos saca de apuro muchas veces, solucionando el problema que tenga ese calzado que no queremos desechar.
Don Coco Muñoz, ¡el zapatero de mi barrio!”
Karina Defazio