Gabriel Estapé
Para Gabriel Estapé
Hasta pronto, queridísimo compañero y amigo.
Querido Gabriel:
Me hubiera gustado acompañarte presencialmente, aunque no fuera nada más que para poder merecer, hasta el último momento, el título vitalicio de “compañero”, que tantas veces nos dijimos entre los de nuestra promoción. Me queda solamente esta forma virtual, palabra tan de moda en este último tiempo que nos toca transitar. Lo que quiero decirte, lo supiste siempre; pero, tal vez, pueda, en este momento tan terrible para tu esposa, tus hermosos hijos y tus hermanas, saber cuánto te quisimos todos aquellos jóvenes llenos de alegría, de proyectos que hace más sesenta años salíamos, felices, con nuestro título secundario en nuestra mano. Siempre te destacaste por tu buena voluntad, por tu aplicación en los estudios, por tu maravillosa empatía para identificarte con cada uno de nosotros. Y el camino que hiciste después, lo realizaste siendo siempre fiel a tus principios de joven. Jamás dejamos de ser eso: compañeros de estudios primero y después de vida. Y lo confirmamos porque siempre que nos encontrábamos o, simplemente nos detectabas desde lejos, nos saludaste con tu brazo el alto, como una bandera de amistad. Hoy somos casi todos, ancianos; pero para el amor no hay edad ni distancia. Por eso me atrevo a darte este mensaje, en nombre propio, pero también en los de toda la promoción. Todos sabemos quién fuiste y quien serás en nuestra memoria: el amigo más leal, más cálido, el de la mano más fraterna, el de la sonrisa que se encendía siempre cuando nos encontrábamos. No nos queda duda de que, cuando volvamos aencontrarnos en una dimensión mucho más alta, estarás ahí para recibirnos y conducirnos de la mano, amorosamente, como siempre lo hiciste, hacia la luz que no tiene fin.
Hasta pronto, queridísimo compañero y amigo.
Tuky González y todos los demás integrantes de nuestra promoción.