A 109 años del hundimiento del Titanic, la leyenda continúa
En la madrugada del 15 de abril de 1912 el por entonces barco de pasajeros más grande y lujoso del mundo que viajaba rumbo a Nueva York se estrelló contra un iceberg, desatando una tragedia.
En la madrugada del 15 de abril de 1912, la noticia del hundimiento del Titanic, el mayor barco construido hasta entonces por la mano del hombre, causó estupor en todo el mundo, ya que se lo consideraba de insumergible. El inesperado accidente dejó el triste saldo de 1.495 personas fallecidas y dio lugar a la mayor leyenda de la historia de la navegación marítima.
Si bien el Titanic contaba con botes salvavidas para unas 1.200 personas, había alrededor de 2.224 a bordo, lo cual desató una verdadera lucha de poderes por sobrevivir entre sus ocupantes.
La historia del Titanic comenzó en la noche del 10 de junio de 1907, con la reunión que lord James Pirrie, el socio mayoritario de los astilleros más grandes del mundo, Harland and Wolf, mantuvo en su lujosa mansión ubicada en pleno centro de Londres con Bruce Ismay el director gerente de la compañía naviera White Star Line, en la cual se pusieron de acuerdo en la difícil misión de construir el barco más grande del mundo.
Si bien los astilleros Harland and Wolf contaban con una capacidad de 14.000 operarios, para la construcción del Titanic fueron cerca de 3.000 los empleados que trabajaron intensamente durante 27 meses, al tiempo que se utilizaron 27.000 toneladas del mejor acero de la época. El casco del Titanic estaba compuesto por chapas de acero, de 2 ,5 cm, de espesor, que estaban entrelazadas con más de 3.000.000 de remaches.
Cuando en su viaje inaugural que tuvo lugar el 10 de abril de 1912 el inmenso barco zarpó desde Southampton, Inglaterra, con rumbo a la ciudad norteamericana de Nueva York, una multitud se dio cita para presenciar la partida del que oficialmente se había convertido en el buque más grande del mundo.
Con 880 pies de largo y 175 pies de altura, hizo falta un equipo de 20 caballos de fuerza para poder arrastrar el enorme ancla del Titanic que partió con aproximadamente una hora de retraso debido a que, al momento de salir, estuvo muy próximo a chocar con otro barco que estaba amarrado en el puerto de la mencionada ciudad británica.
Si bien tanto la mayoría de los pasajeros como de la tripulación del barco eran ingleses que soñaban con tener un futuro mucho más promisorio en Estados Unidos, también fueron muchos los millonarios que decidieron comprar un boleto solo para darse el lujo de viajar en el estreno del Titanic.
Mientras las zonas reservadas para la primera clase estaban equipadas con piscina, gimnasio, cancha de squash y baños turcos, los amplios camarotes contaban con mobiliarios en estilo Luis XV y sus paredes estaban revestidas con coloridos tapices y entelados, inspirados en la decoración del Palacio de Versalles.
Las últimas horas del Titanic
Cuatro días después de haber comenzado el viaje, la tripulación comenzó a recibir mensajes de otros barcos advirtiendo sobre la presencia de varios icebergs gigantescos en el camino. Sin embargo, el capitán Edward J. Smith las desestimó y se fue a su habitación a las 21:20 del 14 de abril, ante el total desconocimiento por parte de los pasajeros de lo que estaba sucediendo.
Exactamente a las 23:40 el supuesto barco indestructible chocó contra un iceberg. La noche era clara, pero la luna no brillaba y los vigías no tenían binoculares, por lo que solo pudieron ver el iceberg cuando ya estaba delante de ellos. Cuando se dio la alarma, Smith dio la orden de virar a estribor y poner los motores en reversa. Y, si bien la maniobra fue exitosa no fue suficiente para evitar que, pocos segundos más tarde, el Titanic se estrellara contra un iceberg por su lado derecho.
Aunque los pasajeros no se dieron cuenta del impacto porque el golpe fue leve, a las 00:05 horas los botes salvavidas ya estaban siendo desplegados y, 5 minutos más tarde se estaban realizando las llamadas de emergencia.
El triste final ya es conocido; a las 02:20 de la madrugada del 15 de abril, apenas dos horas y cuarenta y cinco minutos después de la colisión, la nave se había hundido por completo. Cabe recordar que si bien Bruce Ismay logró salvar su vida debido a que ocupó el lugar de una mujer en un bote salvavidas, fue repudiado por toda la sociedad británica y, en 1937, murió en la soledad de su lujosa mansión irlandesa.
En 1985 se localizó el Titanic en el fondo del mar, a 4 kilómetros de profundidad y a unos 800 kilómetros de la costa de Canadá, dando lugar a la difícil tarea de recuperar sus restos para saber más sobre su historia y para preservar su memoria.
Si bien el trabajo de recuperación todavía no ha terminado, los numerosos elementos que fueron rescatados ayudaron a los especialistas a entender cómo se desarrolló la inesperada tragedia. La proa del Titanic sigue reposando en el fondo del Atlántico Norte, a unos 400 kilómetros al sureste de la isla de Terranova, ubicada al noroeste de Norteamérica.