Bartolomé Zapata
Bartolomé Zapata, el primer entrerriano que le puso freno a los realistas
Bartolomé Zapata fue un hombre importante en un momento difícil, en tiempos en los que una decisión podía costarle la vida a quien la tomara. Zapata fue el primer caudillo entrerriano en plantársele a los españoles, y lo hizo a poco de producida la Revolución de Mayo. No le tembló el pulso y su decisión fue determinante.
Bartolomé Zapata fue un hombre importante en un momento difícil, en tiempos en los que una decisión podía costarle la vida a quien la tomara. Zapata fue el primer caudillo entrerriano en plantársele a los españoles, y lo hizo a poco de producida la Revolución de Mayo. No le tembló el pulso y su decisión fue determinante.
Es importante recordar que en aquél momento había tres cabildos de valía en la provincia, los tres fundados por Tomás de Rocamora en 1783: San Antonio de Gualeguay Grande (Gualeguay), Arroyo de la China (Concepción del Uruguay) y San José de Gualeguaychú (Gualeguaychú). Estos tres cabildos adhirieron a la gesta de Mayo.
Pero los españoles no iban a entregar sus dominios así porque sí. De manera que el capitán Juan Ángel Michelena ocupó las villas mencionadas, deteniendo a quienes aplaudían las ideas de la Revolución de Mayo. Fue entonces que se hizo conocido un hombre: Bartolomé Zapata.
Zapata era de Gualeguay, dueño de tierras que trabajaba. Había logrado distinguirse entre los habitantes del lugar. Es interesante apuntar que carecía de estudios importantes, lo que era común en los criollos de la época, pero sabía muy bien lo que quería y tenía en claro lo que significaba la libertad. De manera que cuando Michelena se apoderó de las villas, Zapata comenzó a organizar la resistencia. En un parte que enviara en un momento a la Junta expresó: “Ni entre la villa ni en sus inmediaciones se permitía un solo criollo”. Muy claro el pensamiento del entrerriano en esta frase.
Precisamos que la guerra desarrollada en suelo entrerriano contra los realistas duró algo menos de cuatro años, ya que finalizó en 1814, al caer Montevideo en manos patriotas, pero la tarea desplegada por algunos hombres de estas comarcas no solamente no eran esperadas por los españoles, sino que además marcaron a fuego a la entrerrianía con ideas libertarias que se extenderían fuertemente en el tiempo.
En 1811, Zapata no tenía fuerzas para enfrentar a los realistas, pero se largó a andar, tomando contacto con la gente y sumando cualquier tipo de arma. Todo servía porque no había nada.
También y junto a Juan José Román, tomó contacto con Martín Rodríguez, quien el 29 de noviembre de 1810, a pedido de Belgrano, llegaba a Santa Fe con 250 húsares. Rodríguez le aportó una veintena de hombres y así comenzó la tarea de sacar de tierras entrerrianas a los invasores.
Además, a Zapata se le unió el joven Francisco Ramírez, José Taborda, José Cardoso, Pascual Bergara, Gregorio Samaniego y otros varios, muchos de los cuales no son recordados.
Con lo que tenía, Zapata acorraló a los realistas, y en febrero de 1811, con una fuerza de 50 hombres, tomó Gualeguay. Esa fue la primera victoria libertaría en Entre Ríos. Tras esto reconquistó Gualeguaychú y finalmente entró en Concepción del Uruguay sin problema alguno ya que los realistas abandonaron la villa. Para este momento se habían sumado a Zapata varios entrerrianos, y no pocos realistas se pusieron bajo su mando.
Los hombres de Michelena habían ocupado suelo entrerriano por no más de cuatro meses.
Zapata recibió el título de Comandante efectivo y jefe de las fuerzas entrerrianas; llegó a reunir bajo su mando aproximadamente a 1000 hombres, los cuales se transformaron con el tiempo y la lucha en bravos soldados, que posteriormente continuarán guerreando en la Banda Oriental del Uruguay.
Cierto es, por tanto, que Bartolomé Zapata fue el primer caudillo entrerriano que enfrentó a los españoles, pero lamentablemente también fue el primero en sufrir las eternas diferencias internas que, desde siempre, azotaron a nuestro país.
Tras recuperar Concepción del Uruguay, Díaz Vélez, quien sin dar pelea se había refugiado en Paraná cuando llegó Michelena con sus hombres, dispuso que Francisco Doblas tomara las riendas de las cosas. Doblas era porteño. Zapata, a disgusto seguramente, no se opuso, pero a pesar de ello Doblas lo hizo detener. Zapata se resistió y fue muerto a balazos.
Llegaba así el fin de la vida de este patriota. Asimismo, comenzaban a quedar en claro las diferencias entre entrerrianos y porteños.
Según nos ilustrara Renato Bella, la muerte de Zapata se produjo en Concepción del Uruguay, lugar donde descansan sus restos.