La propuesta del Presidente, de cumplimiento imposible en Entre Ríos
La idea de promover una interna en el oficialismo, para elegir "desde el último concejal hasta el Presidente de la República", requerirá en el PJ la reforma del estatuto partidario tan mentado en vano. Nueva ola de planteos para que así suceda. Historias de caudillos departamentales.
El acto por el día del militante en Plaza de Mayo, encabezado por Alberto Fernández, incluyó entre otras propuestas en materia social y económica una que refiere a las reglas de distribución de poder en el Frente de Todos.
Sabidas son las complicaciones que ese frente interno supone para el paso a paso de la gestión en la Casa Rosada. Es por eso que el Presidente asumió el asunto y postuló entre la concurrencia militante la idea que "en 2023, desde el último concejal hasta el Presidente de la República lo elijan primero los compañeros del Frente de Todos".
Alberto, bendecido un día de mayo de 2019 por su vicepresidenta Cristina Fernández, interpreta tras la derrota del domingo que tal vez no esté mal habilitar a los militantes homenajeados a meter la cuchara en el armado de las listas.
Pero la consigna se da de patadas con la tradición del peronismo y particularmente con la del peronismo de Entre Ríos. Sin embargo, la propuesta de Alberto está lanzada y se irá viendo como calza en la dirigencia de todo el país, jaqueada por el cachetazo que llegó con las urnas. Una primera reacción, en sintonía con la que ahora esgrimió el titular del Ejecutivo, surgió del Presidente de la Cámara de Diputados.
Sabidos son ya los escollos para que se plasme, con las reglas de juego vigentes, una interna en el peronismo con todas las letras. El Presidente no dijo textualmente "internas", pero no parece otro el modo en que "cada compañero" pueda opinar respecto de las listas.
Por un lado, hay que anotar a la carta orgánica del PJ que prevé integración de minorías pero no en los cargos expectables de una nómina. Hubo mil y un amagues de modificar ese criterio pero nunca sucedió. El último congreso partidario, a mediados de año, por Zoom, no incluyó el asunto en el temario.
Pero además la persistencia de la boleta sábana y las reglas impuestas por la vieja Ley Castrillón (N° 9659) hacen un combo que atenta contra cualquier vocación militante que, tibiamente, pueda brotar en la vereda de enfrente de los oficialismos partidarios.
Hace ya más de una década que el cambio por ley de las reglas de juego convirtió en prácticamente testimonial una iniciativa que confronte con las hegemonías. Hoy por hoy, un espacio en la Legislatura se asegura ocupando un lugar expectable de la lista de diputados del candidato a gobernador. Al no haber integración de minorías razonable, cualquier otra vía no es más que "plantar bandera".
Otros tiempos
En el peronismo, se rompió así con la tradición partidaria vigente hasta 2005 de disputar a nivel departamental las candidaturas de diputados y de senadores. Los ganadores a nivel local jugaban después su suerte en un congreso que debía ordenar la nómina, según criterios que podían ser antojadizos pero los nombres estaban.
Esa tradición fortaleció caudillismos, agrupaciones, referencias del peronismo a nivel departamental. Nombres como Solanas, en Paraná; Jodor en Gualeguay; Cresto en Concordia; Casaretto en Tala sonaron con más fuerza en algunas etapas del peronismo con base en internas ganadas en los territorios.
Desde 2005 a la fecha, la historia del peronismo se contó casi exclusivamente desde el liderazgo provincial. Incluso, cuando se habilitó la disputa interna para las candidaturas para senador, esas contiendas se terminaron por desinflar por mérito de la boleta sábana. Con no autorizar el pegado con el candidato favorito, bastó muchas veces para ahogar estas iniciativas políticas.
Las lecturas de la derrota del domingo vuelven a poner el ojo en las reglas de juego, en la falta de ámbito para que el armado de las listas sea asunto que se debate "abriendo las unidades básicas, convocando a los ciudadanos y ciudadanas", tal como lo postuló este miércoles el Presidente. Otro intento. Y van...