Cesáreo Bernaldo de Quirós
Los gauchos de Cesáreo Bernaldo de Quirós
Cien años atrás “el pintor de la Patria”, como lo llamó Leopoldo Lugones, iniciaba la serie más fabulosa del arte argentino.
Cesáreo Bernaldo de Quirós nació en Gualeguay, provincia de Entre Ríos, el 27 de mayo de 1879. Comienza sus estudios de pintura en Buenos Aires con el español Nicolau Cotanda y luego tiene como maestros a Della Valle, Correa Morales, Giudici y De la Cárcova en la Academia de Bellas Artes. En 1899 gana la beca Europa y parte para Roma. Ya sólidamente formado alterna exposiciones, premios y reconocimiento en el viejo continente y su patria.
Desde 1922 hasta 1927 se instala en la estancia "El Palmar", en la localidad de Médanos de su provincia natal, para llevar adelante su epopeya más gloriosa. La estancia era de su protector don Justo Sáenz Valiente, conocido descendiente del general Justo José de Urquiza.
"El Palmar" se convierte pronto en su base de operaciones y de allí recorre a caballo ("como lo han hecho siempre mis comprovincianos") distintos puntos de la provincia, recorriendo estancias, pulperías y otros los lugares. Recopiló así datos históricos para rescatar costumbres, personajes y atuendos que le servirán para crear una iconográfica de la vida rural de mediados del siglo XIX, cuando el caudillismo empezaba a ceder y la organización nacional comenzaba a formarse.
No casualmente el mismo Lugones parangonó a “Los Gauchos de Quirós” con el Martín Fierro de José Hernández, y fueron ambas manifestaciones consideradas piezas claves para la construcción de nuestra identidad nacional. Desarrollada en una treintena de óleos de gran tamaño fue expuesta por primera vez en Buenos Aires a partir de agosto de 1928, en la Asociación Amigos del Arte.
Hacía nueve años que el artista no realizaba muestras individuales en la ciudad. La exhibición se convirtió en el acontecimiento cultural más importante del año. Las miradas asombradas ante tanta fuerza creadora y argentinismo convirtieron pronto a Cesáreo en la bandera del arte nacional. De ello se encargó nuevamente Lugones, quien declaró durante el homenaje al artista realizado el 9 de septiembre en el Teatro Cervantes: "queremos que los veintitantos cuadros de la obra actual de Quirós queden juntos en el país…” Quirós levantó el guante y después de mostrarlas a la admiración de medio mundo, como veremos enseguida, las donó a la Nación.
Siguieron a la exposición de Amigos del Arte otras en Madrid, Barcelona, Berlín, Londres, París, New York, Washington, San Francisco y Boston. Durante las exposiciones en el exterior, Quirós recibió múltiples elogios y no pocas ofertas por la serie completa. Fiel a su compromiso con la patria, las rechazó. Terminada la segunda guerra “Los Gauchos” volvieron al país para mostrase en el Museo Nacional de Buenos Aires, en Santa Fe y en Córdoba.
En 1962 Cesáreo Bernaldo de Quirós dona a la Nación Argentina 30 obras que constituyen el corazón de la serie “Los Gauchos”. Tratándose de historia ya superada no tiene sentido ahora repasar las controversias que suscitaron aquella donación. Diremos tan solo que tres años después bajo la presidencia de Humberto Illia se sancionó la Ley de aceptación de la misma. En 1991 con un titánico esfuerzo reunimos 29 obras de los gauchos en la exitosísima y recordada mega-exposición del Palais de Glace. Gutiérrez Zaldivar publicó además el más importante libro escrito sobre el artista.
Hoy “Los gauchos” de Quirós están dispersos en distintos museos, algunos en exposición y otros en depósito. Nuestro museo mayor presenta varias obras en una sala del primer piso, el Museo Rosa Galisteo de Rodríguez de la Provincia de Santa Fe hace otro tanto como así también el Museo Provincial de Bellas Artes de Entre Ríos en Paraná.
Mención aparte merece “La Doma” (1925). De gran tamaño (2.80 x 3.40 metros) resultó la más elogiada en la exposición de Barcelona. Fue adquirida entonces por la Empresa Nacional de Correos y Telecomunicaciones. Tradicionalmente estuvo expuesta en el Salón de los Escudos del edificio que hoy ocupa el CCK.
Dicho centro la mantuvo durante mucho tiempo en depósito. Hoy la expone pero en un estado lamentable: hasta presenta un agujero de varios centímetros en la pezuña de la mano derecha del potro. Lo digo con tristeza al solo efecto de motivar la restauración. Cesáreo Bernaldo de Quirós, un grande indiscutible de nuestro arte, lo merece.
*Carlos María Pinasco es consultor de arte.