Avícola
Radiografía de una granja avícola devastada por la falta de energía
Fue letal la falta del suministro para alimentar ventiladores y llovizna de agua para aliviar a las ponedoras en medio de la ola de calor y producción de huevos.
Además de las grandes empresas de producción de huevos, la problemática también afectó a pequeñas granjas, como le sucedió a una de la zona rural de Pergamino, en Buenos Aires.
La gran ola de calor de la segunda semana de enero dejó un saldo muy negativo en la producción agropecuaria, tanto en cultivos como en animales, como por ejemplo sucedió con la producción de huevos.
En Uruguay murieron 400.000 gallinas en tres días, mientras que se estiman unas 3.000.000 en la Argentina, solo en las provincias de Buenos Aires y Entre Ríos.
Por un corte de energía, una granja Pyme pergaminense no solo perdió 2.000 gallinas, sino también las ganas de continuar con la producción de huevos. Pero como siempre está acostumbrado el hombre de campo, tendrá que salir adelante.
Para conocer en detalle lo sucedido y la complicada actualidad que atraviesa la producción de huevos, El ABC Rural dialogó con Gabriel Testa, el joven propietario de este establecimiento familiar, que incursionó hace varios años en la actividad con mucho esfuerzo y visión de futuro, aunque hoy tiene ganas de “cerrar todo y dedicarse a otra cosa”.
Una pérdida superior al millón de pesos
“El pasado miércoles 12 de enero se cortó la luz, una explosión en la localidad de Rancagua dejó sin suministro por varias horas a la zona rural de Pinzón, volviendo recién a las seis de la tarde, cuando la temperatura máxima ese día llegó a los 40ºC”, contó Testa.
“Al cortarse la luz, se apagaron los sistemas de ventiladores y lloviznas de agua, y como fue imprevisto, con la desesperación que el caso ameritaba, teniendo en cuenta la alta temperatura, comenzamos a rociar con agua a las gallinas a través de nuestras bombas sumergibles”, continuó.
De todas maneras, Testa lamentó que “cuando llegamos al penúltimo y último galpón, ya se habían muerto 600 gallinas en uno y 960 en otro”.
A esa cantidad, dijo, se sumaron varias gallinas más que quedaron agonizando y luego murieron en el transcurso de los días posteriores, ya que la ola de calor continúo hasta el viernes 14 de enero.
“En total perdimos 2.000 gallinas que estaban en plena producción de huevos, por un valor superior al millón de pesos”, informó el pequeño productor.
Cuando la temperatura máxima ese día llegó a los 40ºC, al cortarse la luz se apagaron los sistemas de ventiladores y lloviznas de agua. Se comenzó a rociar con agua a las gallinas a través de bombas sumergibles, pero cuando se llegó al penúltimo y último galpón, ya se habían muerto 600 gallinas en uno y 960 en otro.
Por lo tanto, la gran pregunta fue: ¿qué respuesta obtuvieron del proveedor de la luz eléctrica?
“Nos dijeron en la cooperativa que no hay inversiones, porque con lo que cobran de luz no les alcanza para eso”, afirmó Testa.
“Pero la boleta de luz se paga con mucho sacrificio, siendo siempre en el campo más cara que la domiciliaria de pueblos o ciudades, y al menos pedimos un servicio acorde a lo que pagamos”, reclamó.
- ¿Cuánto están pagando hoy de luz en pleno verano?
-Ahora con los ventiladores y el sistema de llovizna de agua, más de 50.000 pesos por mes. En invierno estábamos pagando 20.000 pesos, porque el consumo de energía es menor. Pero si te demorás en los pagos, el costo de los intereses también es alto.
La boleta de luz se paga con mucho sacrificio, siendo siempre en el campo más cara que la domiciliaria de pueblos o ciudades, y al menos los productores piden un servicio acorde a lo que pagan.
Para paliar la recurrente situación de cortes de luz en la zona, el entrevistado dijo que pensaron en comprar un generador, pero como su costo es alto, en este momento les era muy difícil poder afrontarlo, y además la entrega era recién para fines de febrero.
En ese sentido, para graficar sus dichos, Testa contó que “hoy dos camiones de maíz valen 1.200.000 pesos, sumado al expeller de soja por un valor similar, siendo imposible producir para cubrir esos valores, a los que se le suman muchos otros costos más”.
Además, apuntó que no se consigue gente para trabajar y “se reniega mucho”, un problema que atraviesan todas las producciones agropecuarias del país.
Hoy dos camiones de maíz valen 1.200.000 pesos, sumado al expeler de soja por un valor similar, siendo imposible producir para cubrir esos valores, a los que se le suman muchos otros costos más.
En definitiva, Testa explicó que “es una situación muy angustiante, porque se trabaja mucho todos los días, incluidos los domingos y feriados, ya que la gallina pone huevos diariamente, y cuando uno al menos debería ganar dinero, porque para eso trabaja, por el contrario, se lo hace a pérdida, solo para poder continuar manteniendo el sistema de producción, a la espera de alguna rentabilidad”.
Por eso, señaló que si bien hoy tiene solo 38 años, mucho futuro por delante y la posibilidad de seguir produciendo, afirmó que “dan ganas de cerrar todo y dedicarse a otra cosa”.
La producción avícola, no solo representa un beneficio económico personal para el productor, sino también para el resto de la comunidad, ya que para producirlo, detrás de toda la cadena hay numerosos revendedores, proveedores de insumos, transportes y comercios que se benefician económicamente en forma indirecta.
Además, el productor avícola ofrece todos los días un alimento económico, sano y de gran valor nutritivo, muy consumido por los extractos sociales más vulnerables. Por lo tanto, una granja avícola que cierra, significa luego una menor oferta de producto y, en consecuencia, un aumento de su precio, perjudicando el bolsillo” de los consumidores.