Hamburguesas Bochini, pantalla gigante y museo con 1000 camisetas
El ex líder de la barra del Rojo no volvió a tomar las riendas de la tribuna, pero se mantiene ligado a la institución a partir de un particular emprendimiento
Construyó un imperio alrededor de la violencia en el fútbol entre 2003 y 2018. Fue el rostro perfecto para el adjetivo barrabrava en la Argentina. Trabajaba para el poder, para la política, para la dirigencia deportiva, pero sobre todo para sí mismo. Hubo un tiempo en que decir Pablo Bebote Álvarez era hablar de la cara más desagradable del mundo de la redonda. Y él era feliz con ese mote. Hasta que llegó la Justicia, cayó en prisión el 27 de octubre de 2017 y toda su arrogancia terminó tras las rejas. Le llevó un tiempo entender que esta vez no era un simulacro como en tantas otras oportunidades, que la Justicia iba en serio. Entonces se convirtió en arrepentido y apuntó hacia arriba, hacia la familia Moyano. Y el 9 de septiembre de 2019 logró el beneficio de la prisión domiciliaria.
Después vino el juicio por la extorsión al técnico Ariel Holan cuando dirigía Independiente (le exigió 50.000 dólares para contribuir al viaje de la barra al Mundial de Rusia) y fue condenado a tres años y medio de prisión, pero la pena se extinguió el 29 de diciembre de ese año, cuando rompió a martillazos la tobillera electrónica con la que lo monitoreaban, tal como mostró en su momento Infobae. Y desde entonces comenzaron las apuestas de qué iba a hacer Bebote en libertad. Y contra todos los que ponían el pleno en el casillero del regreso a la barra, por ahora quedó en el olvido la idea de retomar la jefatura de Los Diablos Rojos, aunque nadie arriesga hasta cuándo, mientras que sigue vinculado a Independiente pero desde otro costado: montó en un local propio al lado del estadio el restó Los Diablos Rojos, que tiene tres pisos bien definidos, lo regentea junto a su pareja Fabiana, el cocinero es su ex mano derecha en la barra, Adrián Bertone, alias el Tano de Gerli (quién también estuvo preso en la causa por asociación ilícita), y alberga en uno de los salones su museo personal de más de 1000 camisetas originales firmadas por los propios jugadores (lo que habla de la relación barra-futbolista), y hasta tiene un lugar de eventos desde donde se ve el Libertadores de América. Increíble.
Bebote fue noticia por estas horas porque la Sala III de Casación de la Provincia de Buenos Aires, con las firmas de los jueces Ricardo Borinski y Víctor Violini, confirmaron el fallo condenatorio del caso Holan, aunque sus abogados Alejandro Pérez y Rubén Reznik ya avisaron que apelarán a la Corte Suprema provincial. La importancia para ellos de dar vuelta esta sentencia tiene que ver con que si queda firme, como todo indica, será un antecedente importante para la otra causa, la mayor, la de asociación ilícita, que incluye a la dirigencia del club y por la cual ya están elevados a juicio Álvarez y la plana mayor de la barra junto al secretario del club y hombre de Camioneros, Héctor Yoyo Maldonado, y el ex vicepresidente de la institución, Noray Nakis. Esa es la causa por la cual el fiscal Sebastián Scalera imputó a Pablo Moyano como jefe de esa asociación, la jueza Brenda Madrid lo sobreseyó y ahora se discute su situación en la Cámara. Este proceso ya tiene asignado tribunal oral, será el número 9 de Lomas de Zamora aunque por la pandemia aún no se ha fijado fecha de juicio. Y ése no es un dato menor: todos los allegados a Bebote dicen que su tranquilidad actual tiene que ver con no meterse en problemas antes de sentarse otra vez en el banquillo y también, porque sabe que hay latente un vuelto para él después de declarar como arrepentido. "Hay un fuego encendido que no se apaga, la idea es que él no tire leña ahí adentro porque si no se quema", grafica uno de sus hombres de confianza.
Por eso por ahora se dedica al rubro gastronómico. El local está ubicado en Ricardo Bochini 733, se llama Los Diablos Rojos (que es el apodo de la barra pero Bebote lo tiene registrado como propio) y fue adquirido en 2015 generando en aquel momento ruido interno grande con sus socios en el paravalanchas , porque lo puso a su nombre y se suponía que el dinero de la operación (algunos hablaban de 150.000 dólares) había sido generado por las actividades non sanctas que administraba la tribuna. Lo cierto es que el proyecto quedó trunco cuando cayó en prisión y fue su pareja Fabiana la que lo mantuvo a flote y en 2020 Bebote decidió que el emprendimiento podía funcionar y además, al estar pegado al estadio, también era una forma de seguir cerca e incidiendo en la vida del Rojo.
La pandemia postergó todo, pero cuando se abrieron los bares y restaurantes vio la oportunidad y decidió mandarse. Mal no le va: cuando Independiente juega de visitante pone pantallas gigantes y el local se llena previa reserva al mismísimo Twitter personal del barra. Cuando el Rojo juega de local, tiene prohibición de apertura por estar dentro del perímetro de seguridad del estadio, algo que le hizo recordar en el inicio del torneo Maradona el subcomisario Raúl Couceiro, de la Primera de Avellaneda, el mismo que lo detuvo en el caso Holan. Cosas del destino.
Lo más sorprendente es quién está al mando de la cocina: se trata de Gabriel Bertone, el Tano de Gerli, también imputado como miembro de la asociación ilícita y que fue jefe de la barra designado por Bebote cuando éste tuvo derecho de admisión entre 2015 y 2017. Bertone cayó en desgracia cuando fue preso a fines de ese 2017 y al salir tuvo que volver al redil y parece que se las arregla bastante bien entre ollas y sartenes. Quienes han ido a comer al bar dicen que su hit es la Hamburguesa Bochini (todos los platos llevan nombre de jugadores) aunque si viene demasiado cocida algún precavido quizá se abstenga de quejarse.
El lugar tiene el comedor en planta baja, el museo con las más de 1000 camisetas que le fueron secuestradas en el allanamiento y devueltas tiempo después en el primer piso y hay otro sector en la terraza, donde están las pantallas gigantes para seguir los partidos. Bebote concurre diariamente al local y ahí se habla mucho de la política interna del club (en diciembre hay elecciones, Hugo Moyano no podría presentarse como candidato ya que el estatuto del club plantea sólo dos mandatos consecutivos y su hijo Pablo tampoco podría si sigue vinculado a la causa por asociación ilícita, ya que también se impide asumir con procesos penales en curso), pero el barra asegura que sólo escucha y no quiere involucrarse. Que su proyecto de vida es primero zafar de ser condenado como jefe de una asociación ilícita y después mudarse a Barcelona, donde viven sus padres y hermano. Pero una cosa es lo que dice y otra, efectivamente, lo que podría hacer. Se sabe que la barra mantiene muchos carnets en su poder y es una carta que Bebote se guarda para negociar con varias agrupaciones, en caso de que como muchos suponen la idea de armar otra vida lejos de la tribuna se desvanezca en un abrir y cerrar de ojos.