Duelo
Hondo pesar por el deceso de Cándido "Hacha Brava" Farías
Este martes dejó de existir una de las grandes leyendas que tenía el fútbol gualeguayense y que no era otro que Cándio Farías. Conocido por todos por "Hacha Brava"supo vestir camisetas como las de Barrio Norte y El Progreso entre otros equipos. A los 90 años se apagó su luz pero dejó un imborrable recuerdo de buena persona y gran deportista.
Fabricio Castañeda ex-presidente del Club Barrio Norte hizo una semblanza y lo pintó de cuerpo entero lo que era Cándido Farías:
Falleció Candido "Hacha brava" Farías y con él se fue parte de la historia del fútbol gualeyo.
Luchador incansable, de esos que hacían todo a pulmón, acercó a cientos de gurises al fútbol y les inculcó el compañerismo y el amor y el respeto por ese deporte. En la memoria de esos gurises vivirá por siempre.
Comparto el siguiente relato que intenta reflejar en parte lo que fue aquella época.
El ocaso de un viejo botin
La sequía, que desde hace algunos meses azota a gran parte de nuestra provincia y que causó estragos en el campo, encontró un poco de alivio en la tormenta de esta madrugada.
Fruto del fuerte viento reinante o de los perros que rompen las bolsas de basura buscando comida, el botin apareció esta mañana en la vereda de mi casa.
Al ver que yacía en soledad, esperando el inevitable desenlace de un destino que no me era ajeno, no pude más que cerrar los ojos e imaginar cómo habria sido el intrincado camino que lo trajo hasta aquí.
Pensé que tal vez podría haber formado parte de la mítica bolsa común de las inferiores del Barrio Norte de "Hacha brava" Farías a fines de los '80, cuyo contenido era vaciado sobre el contrapiso de los vestuarios minutos antes de cada partido y sólo los más afortunados (o los más habilidosos) lograban hacerse de un par del número adecuado y de la misma marca.
Conocí futbolistas entusiastas que salieron a la cancha calzando botines varios números más grande que el suyo y otros que llegaron a lucir uno de cada marca.
Famosos fueron aquellos Sportlandia de suela reforzada cuyos agresivos clavos dejaron imborrables huellas en los aguerridos punteros que osaron usarlos.
Pero no. Estoy viendo que este botín es más nuevo.
Quizás, en su esplendor, tuvo tardes de gloria junto a la zurda de algún mediocampista tocado por la varita mágica o rompió redes inexistentes en el famoso campito del Barrio Pancho Ramírez que el progreso se encargó de borrar.
También pudo haber hecho banco durante mucho tiempo si perteneció a un arquero suplente de limitadas condiciones o haber librado batallas desiguales acompañando a un rústico marcador de punta.
Sea cual fuere su verdadera historia, seguirá siendo para todos un verdadero misterio.
Pero hoy, al verlo allí, agonizando, vencido por el impiadoso paso del tiempo, sentí la íntima necesidad de rescatarlo, a través de estas sencillas líneas, del común olvido.
Fabricio Castañeda