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River goleó a Godoy Cruz y no le pierde pisada a San Lorenzo
El Millonario superó 3-0 a los mendocinos con un doblete de Beltrán y uno de Barco de penal.
Las 80 mil personas que coparon el Monumental hacen revolean con sus manos las remeras o cualquier prenda que tengan a mano. Cantan, saltan, sudan, deliran. No importa el calor extremo. Se respiran aires de fútbol. Volvió River. El famoso River. El que gana, gusta y golea. Y con la fórmula de la triple “G”, jugó el mejor partido desde la llegada de Martín Demichelis y goleó 3-0 a Godoy Cruz.
River dio una gran muestra futbolística ante los ojos de sus hinchas. Era lo que esperaba Demichelis, que tenía esa cuenta pendiente interna, a pesar de que su era recién empieza. Pero -según sus propias palabras-, deseaba un partido así en el Monumental, en el que su equipo no solo ganara, sino que se luciera. Y se le cumplió.
El calor extremo se apoderaba de Núñez cuando las piernas empezaban a pesar, pero justo un minuto antes de llegar a la media hora de partido y del refresco permitido por las altas temperaturas, el juego de River fluyó para encontrar ese gol que se necesitaba como el agua.
De La Cruz tocó para Aliendro, quien de primera buscó a Nacho Fernández. El 10 atacó el espacio y le ganó la espalda a Galdames para tirar un centro con su derecha como si fuera un wing. Beltrán, parado de 9, recibió, amagó a pivotear, pero se dio vuelta y con un toque sutil, puso en ventaja a River.
Beltrán apeló al arte del engaño para sacarse de encima a los marcadores centrales de Godoy Cruz y definir con el manual del goleador riverplatense. Y, de paso, se confirmó como centrodelantero titular.
Es que Martín Demichelis optó por un sistema con un punta, a diferencia de lo que había hecho en la semana, en la victoria sobre Racing de Córdoba por la Copa Argentina, donde había jugado con una dupla de atacantes. Y en la compulsa entre Beltrán y Borja, el cordobés ganó la pulseada por su sacrificio.
Otra vez, Beltrán mostró su importancia para el equipo. No solo por su cuota de gol, sino también por la presión a la defensa rival, por correr incansablemente y tirarse atrás para generar el espacio.
Sin embargo, a River le costaba tener peso en el área rival cuando Beltrán salía de ella. Los volantes no llegaban porque Godoy Cruz los neutralizaba y no alcanzaba con la movilidad de Nacho y De La Cruz. Pero River tuvo paciencia. Y apostó por los movimientos de distracción, con cuatro mediocampistas por delante de Enzo Pérez que rotaban permanentemente, para confundir a su rival.
Hasta el momento del gol River apenas había inquietado con dos remates de De La Cruz. Uno de tiro libre en el que exigió al Ruso Rodríguez y otro que se fue desviado.
Era cuestión de asociarse y a través de buenos y precios pases, River alcanzó el gol, el que dio tranquilidad y rienda suelta a un ballet futbolístico. Porque lo que siguió en el segundo tiempo fue una sinfónica de pases, en la que todo el equipo estuvo comprometido, no solo por ganar y asegurar el partido, sino también por dar espectáculo. Ya sin pensar tanto en el rival, como venía pasando, sino más en el juego propio.
Al principio del complemento, Paradela avizoró lo que podía venirse. El ex Gimnasia picó la pelota desde afuera del área para concluir una jugada a puro toque. Y la delicadeza dio en el travesaño.
Un rato después, llegó la acción del segundo tanto. La inició Enzo Pérez, Nacho Fernández tocó de primera, Aliendro la cacheteó y De La Cruz se fue solo. El Ruso Rodríguez le tapó el mano a mano al uruguayo, pero no pudo evitar hacerle penal a Aliendro, quien siguió la jugada a pura velocidad. Y Beltrán lo cambió por gol.
Y si faltaba algo para asegurar el triunfo y no correr riesgos, Armani tuvo una atajada magnífica ante Allende instantes después del segundo gol. No fue la única gran intervención del arquero campeón del mundo. Ya había volado en el primer tiempo para sacarle un remate a Arce.
Cuando River se floreaba y las tribunas eran un carnaval, Cingolani volteó a Enzo Díaz, de gran partido por el lateral izquierdo. El VAR le avisó a Trucco y cobró otro penal. Esta vez fue Barco el que sacudió la red. Para redondear el partido. Para que se activara la triple “G”. Para que River vuelva a ser el famoso River Plate.
Faltaban 15 para el final y Cingolani llegó tarde a un cruce contra Enzo Díaz y, después de revisar la jugada con el VAR, el árbitro sancionó penal. Beltrán tenía el tercero a mano para llevarse la pelota, pero Barco se quedó con el tiro y marcó el tercero de River.