Dr. Bernardo “Cacho” Gandini
“A este le dicen Zapata, si no la gana la empata…” “Como no dejar para después…” 1ªParte
La procastinación es la tendencia de nuestro cerebro a prolongar los tiempos para realizar las tareas; cuando esto es habitual, genera complicaciones y deben montarse estrategias para evitarla. INECO (instituto de Neurología Cognitiva), nos plantea sugerencias para ordenar las tareas pendientes.
Es importante saber administrar bien los tiempos y establecer una rutina para poder cumplir los objetivos (GettyImages)
Para ayudar a la memoria, llevar un registro o agenda. La pereza nos hace decir: “En un rato”, “Mejor, mañana”, “Dame 5 minutos y arranco”. Es el hábito de aplazar una obligación o trabajo, con pérdida de tiempo; no se debe vivir con culpa ya que se trata de un síntoma de incomodidad emocional.
Pese a lo que piensan muchos, la procrastinación no es un indicio de pereza o irresponsabilidad (GettyImages)
Las razones de postergación de tareas:
1- Problemas para comenzar. Están relacionadas con tres causas fundamentales.
Uno se siente tan nervioso con lo que los demás pensarán de nuestro trabajo que es difícil terminarlo e incluso, a veces, comenzarlo (GettyImages)
A- No saber por dónde empezar: Es difícil comenzar cuando no se tiene idea de cómo dar el primer paso. A veces son tareas poco precisas o intimidantes para encararlas.
B- Sentirse inadecuado: Sentimos que es un lugar que no nos corresponde y eso frena el inicio. Se trata de lo que la gente pensará de uno, por entrar en un espacio de otras personas.
C- No desear hacer una tarea: Nos resistimos al trabajo que consideramos poco valioso, por ejemplo, escribir informes que nadie realmente leerá; pareciera que estás holgazaneando, pero existe un conflicto, por eso cuesta iniciar la tarea.
Existen distintas barreras que enfrentar cuando se evita la procrastinación, es por eso que las expertas advirtieron la importancia de analizar qué le ocurre a cada persona (GettyImages)
2- Problemas para terminar.
Cuando existe suficiente tiempo para realizarla, pero resulta muy difícil hacerla, la raíz puede ser simplemente el miedo. Miedo a los jefes, a los clientes, al público, a personas en general, a que no les guste nuestro trabajo realizado como producto final; el cerebro busca formas de evitar malas experiencias; embellecer demasiado un trabajo antes de mostrarlo, lo que lo hace menos abierto a recibir comentarios. Otra de las tácticas dilatorias habituales, es trabajar en todo lo que no sea aquello que se debiera estar terminando.
QUERIDOS LECTORES: Uds. recordarán a sus padres luchando contra vuestra pereza y diciéndoles: ¡NO DEJES PARA MAÑANA LO QUE PUEDES HACER HOY! Seguramente, en la educación familiar, si se hubieran conocido estas razones, nos hubieran apoyado de otra forma; esos mandatos generadores de culpa han sido negativos por las marcas generadas; la forma de ayudarnos hubiera sido otra.
“El peor cinismo, es creer en la suerte”
Joyce Carol Oates