Razón crítica
A palabras necias, datos duros
“Las quejas de la gente ahora son porque hay que esperar dos horas para ir a comer “ dijo el Presidente Fernández el pasado viernes en un acto en Concepción del Uruguay junto al Gobernador Gustavo Bordet. Un famoso refrán popular postula: “a palabras necias, oídos sordos”, en este caso particular quedaría mejor así: “a palabras necias, datos duros”.
Si bien los dichos del mandatario nacional apuntaban a la actividad hotelera y gastronómica, no deja de hacer ruido el halo de optimismo de sus palabras cuando una enorme cantidad de ciudadanos, los cuales no pertenecen a los sectores sociales que aprovechan los beneficios de las actividades antes mencionadas, tienen que subsistir con dificultades en el día a día.
Según el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina en su último informe de diciembre de 2022, el 43,1% de los argentinos son pobres y sin subsidios del Estado llegaría al 50%. Son aproximadamente 17 millones los argentinos en situación de pobreza. Asimismo, la tasa de indigencia se estableció en el 8,1%. Parte de la explicación de esta enorme contingencia social de nuestro país surge en un punto macroeconómico fundamental: la inflación. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) marcó en su último informe que el dato de inflación de diciembre del año pasado subió al 5,1% desde los 4,9% que había marcado en noviembre del mismo 2022. Es así, entonces, que IPC para todo el año pasado fue de 94,8%, el mayor nivel en más de tres décadas.
Ante la contundencia de los números, el Presidente debería medir sus alocuciones públicas. Aún más si consideramos lo planteado al inicio de este escrito: una vasta cantidad de los sectores más frágiles de Argentina no puede disfrutar de los beneficios de las actividades hoteleras y gastronómicas dado que muchas veces ni siquiera pueden cumplimentar las cuatro comidas básicas. A su vez, hablar de “comer” con un tono impostado de optimismo en un país donde hay 43,1% de pobreza y 8,1% de indigencia es, cuanto menos, desmedido.
En toda esta cuestión no se puede soslayar que aquellos sectores, que precisamente son los que no se encuentran en la posición de esperar y hacer cola para salir disfrutar de la gastronomía local, son aquellos con los cuales la coalición gobernante a la cual pertenece obviamente Fernández firmaron el acuerdo electoral que ahora lo ubica en el oficialismo. En este sentido, más allá del significado puntual de los dichos del Presidente, sus palabras nos llevan a reflexionar a propósito de la cuenta pendiente que mantiene el FdT con sus bases. La inviabilidad de una conducción que no puede asegurar que todos los argentinos puedan comer está a la vista. Que quede claro: una inflación del 94,8% es desidia alimentaría asegurada.
Si bien la comunicación política es clave, la punta de lanza en definitiva sigue siendo, valga la redundancia, la política en sí. Es decir, la capacidad para mover recursos materiales y humanos que posibiliten cambiar y mejorar la realidad de las personas. En un contexto donde la coalición gubernamental está fallando en tal tarea, la prudencia a la hora de declarar se torna fundamental.
Julián Lazo Stegeman