Pbro. Jorge H. Leiva
Cuidado con el carro de sol
Cuenta la mitología que un joven, llamado Faetón, descubrió que era hijo de Helios, el dios del Sol. Deseando probar su origen divino, le exigió a su papá el privilegio de conducir el carro del Sol. Helios advirtió a Faetón que ningún humano podía controlar los caballos celestiales que tiraban del carro solar. Pero Faetón insistió, hasta que el dios del sol cedió. Después de ascender orgullosamente en el cielo, Faetón perdió el control del carro y Sol se desvió de su curso, quemando toda la vegetación, matando a numerosos seres y amenazando con incendiar la Tierra misma. Ante tanto desastre provocado, Zeus intervino y golpeó a Faetón con un rayo.
Hoy en la ética se habla del así llamado “Principio de precaución”. Este es un enfoque de la gestión del riesgo, según el cual, en caso de que una determinada política o acción pudiera causar daños a las personas o al medio ambiente y no existiera consenso científico al respecto, la política o acción en cuestión debería abandonarse.
Dice el catedrático de Jerusalén, Yubal Harari, que hoy la Inteligencia Artificial “… es una amenaza sin precedentes para la humanidad porque es la primera tecnología en la historia que puede tomar decisiones y crear nuevas ideas por sí misma. Todas las invenciones humanas anteriores han empoderado a los humanos, porque no importa cuán poderosa fuera la nueva herramienta, las decisiones sobre su uso permanecían en nuestras manos. Las bombas nucleares no deciden por sí mismas a quién matar, ni pueden mejorarse a sí mismas o inventar bombas aún más poderosas. En contraste, los drones autónomos pueden decidir por sí mismos a quién matar, pueden crear nuevos diseños de bombas, estrategias militares sin precedentes”.
A través de la Inteligencia Artificial “estamos invocando en la Tierra a innumerables nuevos agentes poderosos que son potencialmente más inteligentes e imaginativos que nosotros, y que no entendemos ni controlamos completamente. En las próximas décadas, es probable que adquiera la capacidad de crear incluso nuevas formas de vida. (…) Incluso en este momento, en la etapa embrionaria de esta revolución las computadoras ya toman decisiones sobre nosotros, como si nos conceden una hipoteca, si nos contratan para un trabajo o si nos envían a prisión. Mientras tanto ya crean nuevos poemas, historias e imágenes. Esta tendencia solo aumentará y se acelerará, haciendo más difícil entender nuestras propias vidas (…). En las próximas décadas, es probable que adquiera la capacidad incluso de crear nuevas formas de vida, ya sea escribiendo código genético o inventando un código inorgánico que anime entidades inorgánicas. Por lo tanto, la Inteligencia Artificial podría alterar el curso no sólo de la historia de nuestra especie, sino de la evolución de todas las formas de vida”, agrega el profesor Harari.
En conclusión, muchos habitantes del planeta (no todos, gracias a Dios) son como Faetón viajando en un “carro de sol” y por falta de ética de precaución, están amenazando con incendiarlo todo.
Ya sabemos que no es ningún rayo el que va a poner límite a este riesgo planetario, sino que el Poder de la Verdad, la Bondad y la Belleza del Amor entregado le sacará el dominio a esa inteligencia para devolvérsela a los sabios y al Creador para que nadie ose manejar irresponsablemente lo que sólo Dios maneja.