Razón crítica
El sistema mediático: El intermediario entre sujetos y realidad social.
En la compleja trama de la sociedad contemporánea, el sistema mediático emerge como un actor central que no solo informa, sino que también interpreta y moldea nuestra comprensión de la realidad social. Este entramado de medios de comunicación, que abarca desde periódicos y revistas hasta plataformas digitales y redes sociales, actúa como un puente entre los individuos y la multiplicidad de fenómenos que conforman nuestra realidad colectiva.
Desde una perspectiva semiótica, el sistema mediático se convierte en un campo de batalla de significados, donde los símbolos y los signos adquieren un poderoso protagonismo en la construcción de nuestras percepciones y comprensiones del mundo que nos rodea. Cada imagen, palabra o sonido transmitido por los medios lleva consigo una carga simbólica que no solo comunica información, sino que también influye en nuestras interpretaciones y juicios sobre los acontecimientos. Este proceso de construcción de significados puede estar influenciado por una variedad de factores, que van desde intereses comerciales y políticos hasta sesgos cognitivos y culturales. “El medio es el mensaje” es una famosa frase acuñada por Marshall McLuhan, un teórico norteamericano de los medios de comunicación. Significa que la forma en que se transmite información (el medio) es tan importante como el contenido mismo (el mensaje). En otras palabras, el medio a través del cual se comunica algo influye en cómo se percibe y se entiende el mensaje. Por ejemplo, la televisión, las plataformas de streaming y el diario transmiten información de manera diferente, lo que afecta cómo se interpreta la misma.
En el ámbito político, el sistema mediático desempeña un papel fundamental en la formación de la opinión pública y la configuración de la agenda política. Los medios no solo informan sobre los eventos políticos, sino que también los interpretan y los enmarcan según sus propios intereses y perspectivas. Esta capacidad de los medios para influir en la percepción pública puede tener consecuencias significativas en los procesos democráticos, afectando la toma de decisiones y la participación ciudadana. Según el pensador alemán Max Weber, los medios de comunicación también se convierten en instrumentos de influencia y control en la sociedad. Weber define el poder como la capacidad de una persona o grupo para imponer su voluntad sobre otros, ya sea de manera legítima o ilegítima. En el contexto de los medios de comunicación, el poder se manifiesta en la capacidad de moldear la opinión pública, influir en la agenda política y promover determinadas temáticas e intereses.
Desde una perspectiva filosófica, el sistema mediático se presenta como un filtro a través del cual percibimos y comprendemos la realidad. Siguiendo la teoría de la representación, los medios no reproducen la realidad tal como es, sino que ofrecen una interpretación de la misma, filtrada a través de lentes ideológicos y culturales. Esta interpretación mediática no es neutral, sino que refleja una serie de valores, creencias y agendas que pueden influir en nuestras percepciones y juicios sobre el mundo.
En relación con el concepto de Hegemonía del intelectual y político italiano Antonio Gramsci, el sistema mediático adquiere una dimensión aún más compleja. Este autor sostiene que la hegemonía cultural de un grupo sobre otro se manifiesta a través de la difusión de sus valores, creencias y formas de pensar en toda la sociedad. En este contexto, los medios de comunicación desempeñan un papel crucial al contribuir a la reproducción y consolidación de esta hegemonía, al promover ciertas narrativas y representaciones que refuerzan el status quo.
Es oportuno mencionar la teoría del pensador francés Michel Foucault dado que el sistema mediático puede convertirse en un instrumento de poder y control en la sociedad. Este intelectual establece que el poder no se ejerce únicamente a través de instituciones políticas o económicas, sino que también se manifiesta en las prácticas discursivas y en las relaciones de saber-poder. En este sentido, los medios de comunicación actúan como dispositivos de poder al establecer y mantener ciertas formas de conocimiento y verdad.
Sin embargo, existen fundamentos que, si bien no le quitan peso a los medios masivos, relativizan la influencia de éstos. Tal ejemplo es el concepto de Mediaciones del teórico español Jesús Martín Barbero. El sistema mediático se entiende como un espacio de construcción social donde se articulan distintos discursos y prácticas culturales. Barbero destaca la importancia de las Mediaciones como procesos que permiten la interacción entre los individuos y los mensajes mediáticos, configurando así experiencias y significados compartidos. Desde esta perspectiva, los medios de comunicación no solo transmiten información, sino que también generan nuevos sentidos y significados a través de la interacción con sus receptores. Es decir, entonces, que existe una participación activa de estos últimos a la hora de desarrollar su propia visión del mundo mediante un mix entre lo exhibido por el sistema mediático y sus propias experiencias culturales, diarias y de vida. La omnipresencia de los medios de comunicación en la sociedad contemporánea plantea desafíos y oportunidades para la democracia. Por un lado, los medios pueden ampliar el alcance y la diversidad del debate público, permitiendo que una variedad de voces y perspectivas sean escuchadas. Por otro lado, la concentración de la propiedad mediática y la influencia de intereses comerciales pueden distorsionar el debate público y limitar la diversidad de opiniones.
En última instancia, reconocer el papel del sistema mediático como intermediario entre sujetos y realidad social implica asumir una postura reflexiva y crítica hacia la información que consumimos. Solo así podemos trascender las limitaciones impuestas por los medios y acceder a una comprensión más profunda y matizada del mundo que habitamos.
Julián Lazo Stegeman