Pbro. Jorge H Leiva
Entrar en las aguas, estar bien parado
Este domingo la Iglesia Católica hace memoria del Misterio del Bautismo de Jesús.
Hace un tiempo un grupo en nuestra provincia comenzó a promover apostasías comunitarias: es decir se proponía invitar a los bautizados a abandonar su bautismo. Apostasía quiere decir etimológicamente: “estar parado afuera, aparte”.
Los argumentos: nadie siendo niño pide ese sacramento de modo consciente lo cual va contra el principio de la libertad y la dignidad de la persona. Como contrapartida nuestra sencilla gente siguió trayendo a nuestras parroquias sus “gurises” a bautizar. Quizá mucha de nuestra gente no logra explicar del todo por qué sigue cumpliendo con esa secular tradición. Es probable que con esta práctica se corrobore la sacralidad de la vida, la inviolabilidad de la condición humana sobre todo en ese estado de fragilidad que es la niñez.
También muy probable que un niño de 4 o 5 años que vea comulgar con devoción pronto pedirá a sus padres tomar la comunión queriendo imitar la alegría de sus padres. No habrá en ese caso ninguna imposición de la fe.
Por ejemplo: cuando un niño ve cantar goles con su papá en la cancha gustará con toda naturalidad la “juntada” del deporte con los hinchas y de este modo nadie habrá impuesto a ese niño la alegría de cantar logros con un grupo. No hay que tener miedo a los valores que una comunidad deja como herencia a la siguiente generación: puede ser incluso que la nueva generación haga más bellos las consignas recibidas.
Más que nunca en nuestro tiempo en que los vínculos son tan frágiles, tan líquidos, hay que reforzar todo aquello que ayude a las personas a “adherir”. A “Ser libres para adherir” como decía un pensador francés del siglo XX.
El bautismo de Jesús de Nazaret fue el comienzo de la adhesión definitiva de los hombres con Dios y de los hombres entre sí; fue el comienzo de la victoria definitiva sobre el mal. Los bautizados participamos conscientemente en esa victoria. Tenemos la semilla de esa victoria sobre el mal: esa semilla a veces está muy oculta en la tierra y otras deja ver sus ramas, flores y frutos.
Los adultos que adherimos en el seno de la Iglesia por el bautismo a la fe católica estamos llamados a mostrar a las nuevas generaciones que vale la pena tener vínculos sólidos y sanos en la familia, en la Iglesia, en la comunidad civil.
No es tan sano ni fácil dejar de lado siglos de sabiduría humana y cristiana heredada y ciertamente a lo heredado cada generación debe de asumirlo con creatividad dejando que los nuevos tiempos interpelen las antiguas sabidurías.
Que el nuevo año que acabamos de empezar, año santo, nos haga más hermanos con hondas razones para adherir al Pueblo de Dios. Las razones que nos da aquel hecho por el cual hace dos mil años un profeta llamado Jesús entró en las aguas del río Jordán.
Apostasía quiere decir etimológicamente: “estar parado afuera, aparte”.
¿Dónde estaré parado este año en mi vida?; ¿cómo haré en este año santo para re descubrir la esperanza que no defrauda cuya semilla ha sido puesta en mi corazón el día de mi bautismo?