Razón crítica
Entre la tradición y el dinero: La encrucijada de los clubes deportivos en el contexto de las SAD.
Las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) son una figura jurídica que permite a los clubes deportivos operar bajo la forma de una empresa con ánimo de lucro. Este modelo ha sido adoptado en diversos países con el objetivo de profesionalizar la gestión de las entidades deportivas, atraer inversión privada y mejorar la competitividad de los clubes. Sin embargo, como todo modelo, presenta tanto ventajas como desventajas que deben ser consideradas cuidadosamente.
Las SAD nacen de la necesidad de dotar a los clubes deportivos de una estructura más profesional y eficiente. Bajo este modelo, los clubes dejan de ser asociaciones sin ánimo de lucro y pasan a ser empresas que pueden emitir acciones y tener propietarios. Este cambio implica una gestión orientada a la generación de beneficios, la optimización de recursos y la atracción de inversiones.
En términos prácticos, una SAD funciona como cualquier otra sociedad anónima: tiene un capital social dividido en acciones, las cuales pueden ser compradas y vendidas en el mercado. Los propietarios de estas acciones tienen derechos de voto y pueden influir en la toma de decisiones del club. La gestión del éste queda en manos de un consejo de administración, el cual debe rendir cuentas a los accionistas.
Ventajas de las Sociedades Anónimas Deportivas:
1. Profesionalización de la gestión: Una de las principales ventajas de las SAD es la profesionalización de la gestión de los clubes. La estructura empresarial obliga a adoptar prácticas de gestión más eficientes, a priori, con una mayor transparencia y control financiero. Esto puede traducirse en una mejor toma de decisiones, una mayor planificación a largo plazo y una optimización de los recursos disponibles.
2. Atracción de inversión privada: El modelo de SAD permite la entrada de capital privado, lo cual puede ser fundamental para la supervivencia y crecimiento de los clubes. Inversionistas privados pueden inyectar recursos frescos, permitiendo a los clubes invertir en infraestructura, formación de jugadores y adquisición de talento. Además, la posibilidad de cotizar en bolsa abre la puerta a nuevas fuentes de financiamiento.
3. Competitividad y éxito deportivo: Con una gestión más profesional y recursos económicos más sólidos, los clubes podrían mejorar su competitividad tanto a nivel nacional como internacional. La capacidad de atraer y retener a los mejores talentos, así como de invertir en instalaciones de primer nivel, puede traducirse en un mayor éxito deportivo.
El Bayern de Munich de Alemania es un ejemplo de éxito bajo el modelo de SAD. Aunque sigue siendo propiedad mayoritaria de sus socios, el club ha permitido la entrada de capital de empresas como Adidas, Audi y Allianz. Esta estructura híbrida ha permitido al Bayern mantener una estabilidad financiera envidiable, invertir en su cantera y en fichajes de alto nivel, y dominar la Bundesliga durante la última década.
Desventajas de las Sociedades Anónimas Deportivas.
1. Pérdida de identidad y conexión con los aficionados: Una de las críticas más frecuentes al modelo de SAD es la posible pérdida de identidad de los clubes. Al convertirse en empresas, los clubes pueden alejarse de sus raíces y de la comunidad de aficionados que los sostiene. Las decisiones empresariales pueden priorizar la rentabilidad económica sobre el legado, la tradición y la responsabilidad comunitaria y de contención social inherentes a las instituciones deportivas, lo cual puede generar descontento entre los seguidores.
2. Riesgo de especulación y mala gestión: La entrada de capital privado también conlleva riesgos, especialmente si los inversionistas no tienen un verdadero compromiso con el desarrollo del club. La especulación y la búsqueda de beneficios rápidos pueden llevar a decisiones irresponsables que pongan en peligro la estabilidad financiera de la institución. Además, una mala gestión empresarial puede resultar en deudas significativas y, en el peor de los casos, en la quiebra del club.
3. Desigualdad económica entre clubes: El modelo de SAD puede aumentar la brecha económica entre los clubes. Aquellos con mayores recursos pueden consolidarse en la cima, mientras que los clubes más modestos pueden tener dificultades para competir. Esta desigualdad puede afectar la competitividad de las ligas y restar interés a las competiciones.
El Leeds United en Inglaterra es un claro ejemplo de los riesgos asociados con el modelo de SAD. A principios de los 2000, el club invirtió grandes sumas de dinero en fichajes con la esperanza de consolidarse entre los mejores equipos de Europa. Sin embargo, la falta de éxito deportivo y la carga de la deuda llevaron al club al borde de la quiebra. En 2004, el Leeds descendió de la Premier League y pasó años en las divisiones inferiores, luchando por recuperarse financieramente.
El Málaga CF de España experimentó una crisis significativa tras la compra del club por parte del jeque qatarí Abdullah Al Thani en 2010. Aunque inicialmente hubo una inyección de capital que permitió fichajes de renombre y éxito en la Champions League, la mala gestión y los problemas financieros llevaron al club a una situación crítica. En pocos años, el Málaga descendió a la segunda división y ha tenido dificultades para estabilizarse económicamente.
En nuestro país, Racing Club de Avellaneda es un ejemplo emblemático de los peligros de una mala gestión en una SAD. En 1999, el club fue gerenciado por la empresa Blanquiceleste S.A., que prometió sanear las finanzas y devolver la gloria al club. Sin embargo, la falta de transparencia, las decisiones financieras cuestionables y la desconfianza de los aficionados culminaron en una profunda crisis institucional y económica. En 2001, Racing Club estuvo al borde de la quiebra y la intervención judicial fue necesaria para salvar al club. Finalmente, en 2008, la gestión de Blanquiceleste S.A. fue rescindida, y Racing volvió a ser una asociación civil sin fines de lucro, enfrentándose a un arduo proceso de recuperación.
En mi opinión, las Sociedades Anónimas Deportivas representan un debate necesario para el fútbol moderno y otros deportes. La profesionalización de la gestión y la capacidad de atraer inversión privada son aspectos positivos que pueden contribuir al desarrollo sostenible de los clubes. Sin embargo, es fundamental que este modelo se implemente con responsabilidad y con un marco regulatorio adecuado que proteja los intereses de los aficionados y la identidad de las instituciones deportivas.
Para mitigar las desventajas mencionadas, sería ideal establecer mecanismos que garanticen la participación de los aficionados en la toma de decisiones y la protección de los valores y la historia de los clubes. Además, una regulación financiera estricta puede prevenir la especulación y la mala gestión, asegurando que los recursos se utilicen de manera responsable.
En conclusión, las Sociedades Anónimas Deportivas pueden ser una herramienta eficaz para modernizar y fortalecer a los clubes deportivos, siempre y cuando se implementen con un enfoque equilibrado que considere tanto los beneficios económicos como la preservación de la identidad y los valores deportivos.
Julián Lazo Stegeman