Pbro. Jorge H. Leiva
La fiesta más antigua de Rosario del Tala
Hace casi dos mil años- antes de subir al Cielo- Jesús dio a sus amigos el mandato de predicar a todas las naciones. Lentamente, entre grande tormentas y la fuerza del Soplo Divino, la tarea fue llevándose adelante.
A nuestra tierra, providencialmente, le tocó en gracia ser evangelizada por los cristianos de España que trajeron lo mejor de su cultura a nuestro continente.
La evangelización de Entre Ríos y su integración en la comunidad internacional fue relativamente tardía en relación a otras regiones de nuestra América: Dice la historia que la devoción a Nuestra Señora del Rosario en estos pagos se remonta a la década de 1770.
Recordamos en estos meses en Rosario del Tala la iniciativa de los “peticionantes”, es decir de aquel grupo de vecinos de esta zona, que le solicitaron al Virrey del Río de la Plata la posibilidad de edificar una capilla en honor de la Virgen del Rosario.
Ese acontecimiento providencial dio origen a esta ciudad del centro de nuestra provincia. En el censo de 1813 se dice que había treinta y cuatro familias con sus hijos y sus esclavos.
La actual parroquia del Rosario fue atendida pastoralmente en sus inicios por los curas de San Antonio de Gualeguay y los de la Orden de San Francisco. En 1841 pasó a depender de la Parroquia del Carmen de Nogoyá con la ayuda también de los franciscanos.
El 12 de mayo de 1854 fue elevada a la categoría de parroquia, siendo su primer párroco el Presbítero Juan Rosa Escobar. En 1863 el alcalde de la delegación política de Tala (dependiente de la comandancia de Gualeguay) era Martiniano Leguizamón. La delegación del Tala se elevó por un decreto de Justo José de Urquiza el 7 de julio de 1863 a departamento Tala: la Villa ya tenía más de 3 mil habitantes
Durante casi todo el siglo XIX el templo era de paredes de adobe de 31 x 10 m. En 1880 fue sustituido por una iglesia de una nave de 32 x 11 con dos torres de 25 m de alto. Nuestro templo actual es de tres naves de 35 x 20 y fue bendecido por el Obispo Dr. Zenobio Guilland en el año 1940.
En el año 1999, con motivo del bicentenario, la iglesia fue solemnemente dedicada por el Obispo Jorge Eduardo Lozano siendo párroco el Pbro. Pedro Emilio Rojas, querido hijo de esta parroquia: recuerdo de lo cual se encuentra en las cruces de las paredes internas, ungidas con aceite, con el crisma del bautismo y la confirmación.
Cabe señalar que para quienes somos católicos en esta ciudad es muy significativa en la historia la presencia del Cura José Rebagliatti, incansable apóstol de las calles talenses.
En estos días viviremos en Rosario del Tala la novena y la fiesta patronal, sin duda la fiesta más antigua de este pago: daremos gracias por la herencia de nuestros antepasados, sobre todo por el regalo de la fe cristiana. Esta celebración será una bella oportunidad para plantearnos qué cuidad queremos sobre todo para que se formen las nuevas generaciones.
Han pasado 225 años de los comienzos de la vida de esta comunidad, como sabemos son enormes los desafíos de la humanidad globalizada que visibilizamos desde nuestra patria chica: los impactos de las nuevas tecnologías, el individualismo y el consumismo, las adicciones y las nuevas formas de esclavitud son realidades que nos preocupan y nos ocupan.
Celebremos para recordar, para actualizar y proyectar con esperanza haciendo frente a un nuevo tiempo.