Razón Crítica
La fortaleza democrática
Si existe algo por lo cual nuestra sociedad puede quedarse tranquila, es por la fortaleza del régimen republicano vigente. Pese a las sucesivas contingencias que debe soportar nuestro estilo de vida democrático a raíz de la impericia constante de los administradores del Estado, la república en Argentina se mantiene como tal.
No obstante, es imperiosa la acción colectiva de seguir resguardando, como sociedad, este orden.
Varias son las crisis económicas, sociales y políticas, a las cuales se suma la reciente sanitaria, que viene soportado el régimen republicano argentino desde la vuelta de la democracia en 1983. Pese a todo, sus resortes siguen manteniendo una fortaleza espectacular.
Ahora bien, pasados aproximadamente los primeros diez años de la llegada del nuevo milenio, aparecieron cambios muy importantes a nivel mundial que, obviamente, impactaron en nuestro país. Uno de ellos, tal vez el más sustancial, fue la aparición de las redes sociales y la digitalización del cotidiano social. En este contexto, algoritmos y códigos informáticos comenzaron a marcar el andar colectivo de las diversas sociedades del mundo. La información, la política y la relación entre ambas, se vieron particularmente reestructurados por estos novedosos cambios.
Si bien muchas cosas positivas se pueden mencionar a propósito de lo comentado en el párrafo anterior (como la dinamización y la democratización del conocimiento, la información y el quehacer político), hay diversas cuestiones que merecen la atención y no por sus virtudes.
Uno de estos asuntos, que atañe a la temática del día de hoy, es la velocidad en el consumo y la propagación de las noticias falsas o las también denominadas Fake News.
Muchas son las implicancias que mantiene este tema tanto en el plano político como en el ambiente socioeconómico, uno de ellos es la alteración conductual que pueden provocar a nivel social. Asimismo, la conducción hacia una radicalización de la actividad política y sus representantes es otra consecuencia posible de este fenómeno.
El quiebre en la sociedad de nuestro país, conocido regularmente como “la grieta”, es una situación que viene desde hace muchísimos años pero que se popularizó mediante este nombre a partir de, aproximadamente, 2008. En los años posteriores, se fue profundizando y, en parte, la explicación de esta cuestión se puede encontrar en los procesos comentados anteriormente que provocan una radicalización de la política vernácula de, este caso, Argentina.
Desde el intento de asesinato de la Vicepresidenta hasta las situaciones de violencia verbal en el Congreso o las burlas del Ejecutivo durante la pandemia como lo fue la “fiesta de Olivos “, nuestra república viene tolerando una constante y profunda radicalización política que, hasta ahora, sus resortes soportan con una fortaleza admirable. En este contexto, la cuestión se complejiza aún más si consideramos el rol y las consecuencias negativas explicadas más arriba de la digitalización del cotidiano social .
En esta línea, son momentos para no tensar en demasía el consenso democrático que rige en el país y comenzar a considerar el hecho de bajar un cambio, frenar la pelota y habilitar que las discusiones y disensos sean bajo un completo orden republicano y constitucional. Si bien nuestro estilo democrático es, afortunadamente y por la lucha de muchos, bastante fuerte, es nuestro deber cívico, como ciudadanos y funcionarios, cuidarlo y respetarlo sobremanera.
Julián Lazo Stegeman