Razón Crítica
Mucha épica y poco plan
En esta semana habló el Presidente Fernández, el Ministro de Economía Guzmán, el Ministro de desarrollo de la provincia de Buenos Aires y dirigente de La Cámpora Larroque, el Ministro de Seguridad Aníbal Fernández y, también, la Vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner.
Lejos de coincidir en sus conceptos, todos estos integrantes de la coalición gobernante manifestaron la profundización de la interna en el Frente de Todos.
Los dimes y diretes en el plano económico son una ilustración interesante de lo que ocurre en el oficialismo. A propósito del cruce entre Larroque y Guzmán, la periodista especializada en asuntos económicos, Nazarena Lomagno, plantea lo siguiente: “Es notable lo manipulador del discurso del kirchnerismo que aspira al recambio de Ministro y al ‘volantazo economico’. Es claro que la gestión económica no tiene muchas cosas que celebrar, pero pedir por conceptos generales como ‘redistribuir mejor' ‘ir contra el poder' 'los números con la gente adentro’, sin mostrar un plan explícito y con posibles candidatos desmintiendo su eventual rol no conduce a mucho mas que marcar la cancha”. Precisamente, el único plan de gestión que se observa en el Gobierno es un continuo “marcar la cancha” entre ellos. Todo parece una recurrente lucha de egos, declaraciones cruzadas y pugna de poder e intereses personales. Lejos están de la humildad requerida en cualquier liderazgo eficiente.
En este contexto, asoman en abundancia los discursos radicalizados ligados a una especie de “épica progresista” como los vertidos por los dirigentes y militantes conectados al segmento ultrakirchnerista. ¿Es factible el progresismo sin plan económico? ¿Se torna viable recurrir a la épica cuando hace rato se nota que no hay ningún tipo de raciocinio a la hora de tomar medidas concretas tanto en el corto como en el largo plazo? Mucho ruido y pocas nueces dirían por ahí. En este caso, mucha épica y poco plan.
Las pujas entre Albertistas y Cristinistas se están dirimiendo puertas para afuera. Lo cual dinamita la legitimidad política del Presidente. ¿Esto está planeado o es impericia gubernamental en la coalición? Sólo ellos lo saben. Lo cierto es que lejos de aportar soluciones a los problemas del país, lo que generan son aún más conflictos. Claro está, entonces, que las problemáticas no se resuelven sino que se complejizan ante la pasividad del oficialismo. Un ejemplo de ésto es la inflación. La famosa “guerra” contra ella parece haber quedado en el pasado.
En un mundo cada vez más globalizado las relaciones exteriores se tornan fundamentales. Pero ni siquiera esta área tan importante escapa a la interna oficialista. En esta semana también se observó un cruce entre el ex canciller y el actual, Solá contra Cafiero por Venezuela. Todo por medio de Twitter. Exhibir los enfrentamientos en redes sociales es una falta de tacto político que hace parecer que todo es a propósito. Nuevamente, sólo ellos lo saben.
En fin, toda coalición necesita debates para funcionar. Sin embargo, estos deben ser en términos colectivos para ofrecer soluciones de la misma índole. Toda interna que esté motorizada por intereses personales y egos de poder lejos están de lograr el consenso requerido para que cualquier agrupación logre sus objetivos. Si a esta situación se le suman los enunciados “épicos” sin planes concretos, no hay ninguna probabilidad de que el Gobierno le otorgue soluciones eficientes a los problemas de la sociedad civil.