Retratos Íntimos
Nadia Ojeda. Guitarrista e integrante de Las Guitarras Gualeyas
La guitarra es mi fiel compañera en este camino que es la vida. Así lo he elegido y así me lo han inspirado grandes referentes y maestros de esta ciudad y de la región.
Y sobre todo por el vínculo que hay entre Gualeguay y el oficio de la lutería, con el oficio del guitarrero cantor también. Así es que yo la elijo para difundir nuestra música regional, nuestra cultura y nuestro folklore.
En el 2006 yo tenía 6 años. En ese entonces, mis padres nos regalan una guitarra a mi y a mis dos hermanos, yo tengo un hermano más chico y una hermana más grande. En ese momento yo tenía una de juguete pero ésta nueva que nos dan era una guitarra de verdad, es decir, una guitarra de tamaño normal que afinaba para compartir entre los tres y ver quién, por ahí, tomaba la posta de estudiar y tocar. Me acuerdo que mis padres me habían dado la opción de estudiar inglés y de estudiar guitarra entonces fui un par de meses a las dos clases.
Con respecto a guitarra, iba con Julio Faggiana y no sé por qué motivo (bueno, o sí sé) dejé inglés y seguí estudiando este instrumento. Con Julio fueron mis primeras clases, yo tenía 6 casi 7 años y hasta medio año fue que estuvimos dando clases con él. Luego me recomendó a mí y a mis papas que vaya a la Escuela de Música de la ciudad, que allí podría seguir estudiando y, como decía él, allí me podían dar el papelito debido a que con Julio eran clases particulares y por eso me sugirió que siga estudiando en un espacio avalado, por decirlo de algún modo. Bueno, de ahí terminó el año lectivo y al siguiente empecé en la Escuela de Música un taller de guitarra y después comencé estudiar la tecnicatura. A todo esto yo tenía entre siete y ocho años. Desde esa época estoy allí y estoy hasta hoy en día en esa escuela y puedo decir que pasé parte de mi infancia, de mi juventud y de mi adolescencia ahí.
La Escuela de Música es como mi segunda casa. Allí conocí a Juan Martín Carballo, uno de mis compañeros actuales en Las Guitarras Gualeyas. Juan Martín daba clases de audioperceptiva en la escuela. Como te decía, yo realicé ahí la tecnicatura de guitarra y eso requiere de otras materias además de las clases del instrumento en cuestión que refieren a la formación de un músico como, por ejemplo, práctica coral audioperceptiva qué hora se llama lenguaje musical. Bueno, él me daba clases en esa institución y después también estuvimos trabajando más repertorio con clases particulares. En ese momento, en Coop.Art.E, por ejemplo, él había convocado un par de músicos y otros guitarristas y la idea era armar un repertorio del litoral en guitarra. Me acuerdo que iban Walter Hereñú, Juan Zapata, Ismael Martini también supo ir. Recuerdo que armábamos canciones y las tocábamos. Organizábamos una fecha, por ejemplo en El Genovés, tocamos un par de veces ahí, y nos presentábamos. Sin embargo, no era un proyecto sólido, solamente era cómo decir “bueno yo tengo este material y te lo comparto a vos”, como ese gesto del hecho de compartir.
Mi primera presentación, con gente que no era mi familia, fue en la Escuela de Música en un acto. Allí tocamos Costera mi Costerita junto a Alesio Valenti. Después, como más formada fuera de ese ámbito educativo fue con Leonela Cichero. Ella vivía a la vuelta de mi casa, mi papá a ella la conoce de que era muy chiquita entonces ella conocía mi familia pero yo a ella no. Bueno, así surge de empezar a juntarnos a tocar. Ella ya tenía un grupo con el que hacían más rock nacional acústico y se presentaban en lo que en ese entonces era Tepeu, hoy El Genovés. Me invitan a tocar allí dos temas y bueno, tocamos en una noche dos o tres canciones, yo de invitada, y después me sume definitivamente al grupo que se llamaba Columba, fuimos viendo el repertorio, yo arranco a tocar la guitarra eléctrica dado que en aquella fecha que fui de invitada toqué la guitarra criolla. La formación era cajón peruano, Leonela cantaba y otra guitarra que tocaba Mica Mallarino.
Con esa formación luego nos presentamos en el bar que era Syrah, allí tocamos muchas veces y también en algunas fiestas que por ahí surgían. Entonces como que mis inicios fueron más por el rock nacional, que era lo que me gustaba en ese entonces, también por mi hermana y Leo que escuchaban esa música. Entonces yo habré tenido 13 años y ya andaba en la noche musical porque no deja de ser un ámbito nocturno. Ése año también me invitan a ser parte de la Karumbanda de K’ Rumbay y eso también fue un salto grande para mí porque era presentarme en el corso con miles de personas, gente grande.
Para mis padres también fue importante, me acuerdo que tuvimos una charla sobre diversas precauciones que tenía que tener, me acompañaba mi hermana todas las noches, me acuerdo que ella estaba embarazada. Yo por ahí, a veces, no dimensiono que era tan chica con tan sólo 13 años. Hoy la veo a mi sobrina que tiene 9 y digo: “claro yo de esa edad ya andaba tocando la guitarra”. Pero bueno, como te digo, mi hermana me acompañaba todas las noches en el corso me llevaba me traía y también estaba Leo que era como una hermana mayor que también me cuidaba y andábamos juntas para todos lados. Ésos fueron los primeros pasos así en la música primero desde el rock después en el corso.
Mi familia es un pilar fundamental. Sobre todo cuando uno ya es más grande y se va despegando, toma dimensión a todo lo que se hizo por uno o lo que uno hace por sus hijos. En ese sentido, estoy súper agradecida con ellos porque si había que viajar me llevaban, si me tenían que buscar por un ensayo tarde, lo hacían, también me enseñaron a manejar para que yo pueda ir y venir. Son esas pequeñas cosas que uno las va dimensionando ya de grande. Sin duda, como te digo, son un pilar fundamental en la formación. Yo creo que sin ese acompañamiento no sé si hoy hubiera podido seguir haciendo estas cosas que tanto me apasionan.
Cuando era muy chiquita decía que quería ser abogada porque no sé, nada, no sé porque se me había puesto eso en la cabeza, pero no sé, te estoy hablando a los 7 u 8 años cuando incluso recién estaba empezando con la música. Ya después me acuerdo cuando iba a primer año de la secundaria, de hecho el otro día me saltó un recuerdo en Facebook del 2011 o sea yo tenía 11 años e iba a sexto grado, que era una frase de Atahualpa Yupanqui que si bien no la recuerdo textual, era un elogio hacia la guitarra, la pasión con la guitarra y qué más allá de los altibajos como que siempre iba a elegir la música. Yo estaba compartiendo eso en Facebook a los 11 años y esas cosas y, no sé, pero digo: “bueno, hice eso, lo pensaba y lo creía también y tenía 11 años”.
Es medio romántico lo que voy a decir, pero la guitarra es mi vida, es todo lo que tengo. Significa mucho, ha estado siempre desde muy chica y eso también implica que la guitarra siempre estuvo en todos los momentos, buenos o tristes, de mi vida. Y desde la guitarra, la música también. El hecho de compartir con otros músicos. Pero más allá de eso, está el hecho de encontrarse sola con la guitarra, que es una experiencia que está muy bueno que todo músico que toca este instrumento se lo permita. Encerrarse, tocar, recorrerla y buscar sus sonidos es algo que hace bien.