Retratos íntimos
Tuky Carboni. Artista literaria. Premio Fray Mocho.
Más que novelista, poeta o escritora, yo me sentiría más cómoda con que la gente se refiera a mi como ser humano. Porque la poesía y la literatura son puertas, también, para llegar a perfeccionarse y a ser cada día mejor persona. Y esa es mi máxima aspiración.
Me encanta la literatura y el arte en general. Soy una gran escucha de música. De hecho, no puedo escribir si no estoy con un fondo musical. Me gusta toda clase de música, no solamente la clásica y la orquestal, los conjuntos de folklore me encantan, la música regional me apasiona. No soy para nada restringida en los gustos musicales.
En mi proceso creativo la música es tan importante como la literatura. De hecho, yo creo en la reencarnación, siempre he creído y sostengo que en mi próxima vida hoy a ser música. Ésta es la madre de las artes, todas las artes son maravillosas y todas tienen sus posibilidades de descubrimiento y evolución. No obstante, la música es la madre de todo.
Yo soy de familia católica, tengo todos los sacramentos. Sin embargo, siempre me ha gustado investigar. He leído muchísimo sobre religiones comparadas, por ejemplo. Por mi propio interés, he leído sobre casi todas las religiones del mundo y he llegado a la conclusión que cada una de ellas, en su núcleo principal, está la misma verdad. El amor es el que genera la vida y todas las formas de amor, en lo primeros pasos, por ejemplo la tolerancia es el primer paso hacia éste. El hecho de no hacer juicios, eso todas las religiones te lo dicen. Las religiones universales dicen, a grandes rasgos, lo mismo. La cuestión no es solamente mirar lo que tenemos alrededor nuestro sino, además, expandirnos hacia otras fronteras. Así, en términos de creencias, he logrado hacer una síntesis en la cual me siento cómoda. Dios está en todos lados.
Soy una gran lectora de cosas que me interesan y cada vez descubro mas cosas de mi interés. Yo soy sumamente curiosa, por ejemplo me interesa mucho la historia pero no la historia oficial, sino la que no nos contaron.
Me conmueve todo lo que sea heroísmo sano, lo que sea generosidad humana, lo que sea respeto por el otro.
Básicamente, soy una gran defensora de los grupos étnicos minoritarios dado que reciben ataques de todos lado y eso me duele porque más allá de las diferencias étnicas, todos somos humanos. Y más allá de las opciones políticas, religiosas y sexuales, seguimos siendo humanos. Entonces, la tolerancia es lo primero que debiera funcionar, es lo más básico digamos. Y eso me conmueve mucho.
Yo no tengo una gran biblioteca única, sino que hay muchos libros en todos los espacios de mi casa. El día que yo ya no esté, me gustaría que mis hijas los donen a las escuelas que los necesitan, aunque el libro escrito ya está pasando a segundo plano, la gente ya prefiere leer dentro de la computadora.
Yo me casé muy joven y estaba desesperada por ser madre. De hecho, así lo fui. Un amor enorme por mis hijas. Pero la maternidad sucede en un momento en que uno está a plenitud con la vida, no solamente tenés que cuidar a un hijo, tenés que limpiar la casa, tenés que cocinar, tenés que hacer las compras. Una de las cosas que siempre intenté fue no abandonarme, que mi marido llegue a casa y me encontrara lo más parecida a cuando éramos novios. Era algo que me gustaba hacer y lo hice. Entonces, en esa vorágine, no es tan fácil dedicar todo el tiempo y todo el amor que se merecen los hijos. Sin embargo, hay una buena noticia: vienen los nietos y ahí está el premio mayor.
Tengo cinco nietos y a uno sólo puedo abrazar, que es el mayor dado que está acá en Gualeguay. Los otros están muy lejos. El amor con los nietos es el amor incondicional, el amor que no va a fallar nunca. Es la medalla mayor. Me encanta ser abuela. Yo sé que mis nietos están lejos, pero como su residencia permanente es mi corazón, los siento cerca.
La pandemia me dolió porque mucha gente se alejó. Se tomó distancia por el miedo. Y yo creo que éste es la lacra mayor del ser humano. No hay que tener miedo. Éste trae muchas cosas feas y muchas cosas dolorosas también.
La vida te deja muchas enseñanzas, hasta las experiencias dolorosas sirven para aprender. Aunque éstas te hagan polvo, la misma fuerza de la vida te levanta y vos salís fortalecido y con más sabiduría. Estoy muy agradecida con la vida que tuve y que tengo.
La felicidad en esta dimensión nuestra existe en chispazos que hay que disfrutar ya que traen mucha fuerza, mucha vitalidad y energía.