ESPECTACULOS
Alfredo Casero y el regreso de Cha Cha Cha al teatro: “Es un fenómeno atemporal que continúa en el corazón de la gente”
En un mano a mano con Teleshow, el humorista de 61 años compartió su alegría por la vuelta de su icónico ciclo al Metropolitan el próximo 10 de octubre. Además, los detalles de cómo se gestó esta puesta en escena que promete atraer a fanáticos de todas las generaciones
A casi tres décadas de su llegada a la televisión, Alfredo Casero se encuentra puliendo los últimos detalles de la vuelta de Cha Cha Cha. De la mano del productor Giuliano Bacchi, el icónico ciclo que marcó huella en el humor argentino llegará al teatro Metropolitan el próximo 10 de octubre. Semanas antes del estreno, el capocómico dialogó en exclusiva con Teleshow y destacó su emoción ante su inminente regreso. “Era un sueño que teníamos”, aseguró.
La entrevista transcurrió en las oficinas de la productora, ubicada en el centro porteño, a metros del Obelisco. Taza de té en mano, Casero recordó cómo surgió la posibilidad de subir al escenario, su visión de este proyecto y la emoción de los fanáticos. Y no estuvo solo: en el transcurso de la nota apareció Lito Ming, una de las tantas figuras con quien compartió elenco.
“Cha Cha Cha era un rivotril televisivo. Fue uno de los ciclos más vistos en los 90. Si hoy te llevan al corredor de la muerte, vos pedirías que te pasen nuestros sketches. A pesar de los años, continúa en el corazón de la gente”, arrancó Alfredo en alusión al ciclo que se emitió durante 1993 y de 1995 a 1997 por la pantalla de América TV, con un elenco que también incluyó a Fabio Alberti, Romina Sznaider, Favio González, Santiago Ríos, Leo Raff, Gustavo Ciancio y Diego Rivas.
—¿Por qué volver al teatro y no a la televisión?
—Era un sueño que teníamos con mi amigo del alma, Fabio (Alberti), y que se basa en la esencialidad de hacer reír al ser humano. Hace un tiempo, cuando estaba pasándola muy mal, él vino y me dijo: “Vamos a actuar”. Sin embargo, no fue hasta que me encontré con Giuliano Bacchi, a cuyo padre conocí cuando era monaguillo en Luján, que lo pusimos en marcha. Nos juntamos y, una semana después, ya teníamos planeada la mayor parte. Después empezamos con los detalles. Por ejemplo, los efectos de sonido y los arreglos. Incluso, también tenedremos la participación de una cantante japonesa. Uno de nuestros principios es trabajar por lo bello. Estamos armando funciones completamente distintas una de la otra; con lo cual, el público no va a ver lo mismo dos veces.
—Falta poco para el estreno, ¿cómo vivís este momento?
—Con mucha alegría. Es increíble cómo las personas continúan manteniendo este ciclo tan vigente en sus vidas. Me impacta encontrarme con adolescentes y nenes que hacen referencia o actúan algunas de nuestras escenas. Cha Cha Cha es un fenómeno atemporal y la pandemia ayudó mucho a esto. Durante el confinamiento, el programa pegó la vuelta gracias a la gente, que subía los capítulos completos a YouTube y creaban cuentas dedicadas exclusivamente al ciclo. Como resultado, el fanatismo se expandió a tal punto que nuestro regreso fue recibido con mucho entusiasmo.
—¿Cuánto tiempo hace que están ensayando?
—Ya nos reunimos varias veces a practicar y a preparar hasta el último de los detalles. Generalmente, nos juntamos en el Metropolitana la tarde y trabajamos con el equipo, que es de primera categoría. Estuvimos con Fabio (Alberti); Lito (Ming), quien vino desde Ushuaia; Romina (Sznaider); Favio (González); Santiago (Ríos); Leo (Raff); Gustavo (Ciancio) y Diego (Rivas) repasando los sketches, refinando ciertos aspectos e, incluso, cerrando algunas sorpresas para implementar en las funciones. Hay varias caras nuevas que se sumaron para celebrar esta vuelta. Y, próximamente, se conocerán más nombres que van a integrar la obra o que invitaremos a subir al escenario.
—Algunas figuras históricas, como Vivian El Jaber y Diego Capusotto, están ausentes. ¿A qué se debe?
—Algunos tienen sus propios trabajos y eso dificulta coincidir con los tiempos. Por ejemplo, Vivian está en el teatro de en frente realizando una obra (N.d.R.: Tootsie en el Lola Membrives); Alejandra Flechner está con varios proyectos y, en el caso de Diego, me dijo que no. También hubo varios a los que se me hizo imposible encontrar. Esto último me estuvo por ocurrir con Lito, a quien logré llegar luego de probar con varios números de teléfono. Por otro lado, hay otras personas que fallecieron y que no podemos reemplazar, como Pablo Cedrón. Me duele en el alma, por lo que les vamos a hacer un homenaje. Además, Cha Cha Cha es más que un programa o un elenco, es un modo de llevar alegría a la gente. Se lo puede comparar con un soplo de aire puro para los fanáticos o una vía de escape para hacerlos reír en tiempos difíciles.
—Y el resto de los integrantes del elenco, ¿cómo se organizan para asistir a los ensayos?
—Ellos están supercomprometidos con su trabajo, así que no hay inconvenientes. En el caso de Fabio, tiene su propio restaurante en Uruguay, pero viene a practicar. Estamos todos en la misma sintonía y enfocados en que salga bien. Además, buscamos volver al circuito cultural y que la gente se conecte con nuestros productos. Esto no quiere decir que los actores no puedan participar en otros trabajos, al contrario. Si Fabio o Romina quieren realizar alguna obra de teatro, nada se los impide.
—La expectativa de los fanáticos por el regreso, ¿suma presión?
—Por supuesto, por eso les pregunto qué quieren ver a través mis redes. A veces se complica porque piden personajes que aparecieron una sola vez, pero planeamos dar todo de nosotros. También queremos realizar un par de giras grandes y llegar al público que vive en diferentes partes del país, por ejemplo, en Córdoba. Y, por otro lado, me gustaría hacer una gran fiesta. Pero no solo celebrar el regreso, sino también el talento de la gente para hacer reír a otros y que monten sus “mini Cha Cha Cha”. Sería una manera de agradecerles por todo su apoyo.
—Si tuvieras que definir esta puesta en escena en una frase, ¿cuál sería?
—Es como un parto muy especial, cuyo resultado es un bebé de más de 35 kilos, con los brazos abiertos y una gran sonrisa. Puedo asegurar que es uno dificilísimo, pero se lleva adelante con mucha felicidad.