El legado artístico que Romina Yan les dejó a sus hijos
Este martes 28 de septiembre se cumple un un nuevo aniversario del fallecimiento de la actriz. Sus descendientes parecen no escapar a la herencia familiar de los Yankelevich y de Cris Morena
Fue una tarde soleada de la primavera de 2010 en la que sus ojos se cerraron para siempre. La hija de Cris Morena y Gustavo Yankelevich regresaba del gimnasio tras haber cumplido una nueva rutina de entrenamiento cuando empezó a sentirse mal en la esquina de Avenida del Libertador y Alvear, en Martínez, y un amigo la llevó de inmediato al Hospital Central de San Isidro, dónde intentaron reanimarla sin éxito durante 50 minutos: la autopsia diría que no pudo superar un paro cardíaco. Romina Yan había abandonado este mundo. Tenía 36 años, tres hijos y muchísimos proyectos.
Pronto comenzó a circular la noticia más triste, los canales daban la primicia con cautela y las lágrimas empezaron a regar el país entero e, incluso, se derramaron en muchas tierras lejanas a las que Romina había llegado a través de sus novelas. Había trabajado en tiras como Provócame, Abre tus ojos, Amor mío, B&B, pero sin dudas su personaje de Belén Fraga en Chiquititas marcó la vida de toda una generación.
Los fanáticos se agruparon en el obelisco a rezar para que no sea cierto, a pedir para que se tratase de un error. Pero no, y no sería la primera vez, cada 28 de septiembre sus seguidores la recuerdan en alguna reunión para repasar cada uno de sus temas de la factoría Cris Morena y mantener viva la llama.
Su legado no solo quedó en aquellos chicos y chicas que se reúnen cada año para recordarla, sino en su familia, amigos y en esos tres hijos que perdieron a su madre demasiado pronto. Franco, Valentín y Azul honran cada día a su madre y heredaron algo más que su color de pelo, sus ojos o su personalidad, sino también el amor por el arte, la música y el baile.
Cuenta la leyenda que la historia de Romina con Darío Giordano fue muy intensa pero que al principio costó un poco. "Darío me cambió la vida. Siento que tengo la mejor familia del mundo. Cuando llegó Franco se completó todo", señaló Romina en el living de Susana Giménez. Además explicó que a su pareja lo vio por primera vez en una fiesta de Telefe, pero no fue un amor a primera vista: "Yo no le di ni bola, pobre. Lo maltraté durante cuatro años. Él se me declaró enseguida. Primero fuimos amigos y un día se me despertó el amor"
Estuvieron de novios durante un año y medio, y se casaron en 1998. Romina se alejó de la televisión por un tiempo hasta nació su primer hijo, Franco, el 6 de febrero del 2000. "Tuve un embarazo y un parto excelente. La pasé bárbaro. Nunca me sentí mal. Fue un parto rapidísimo. Es muy bueno, simpático, se ríe todo el tiempo", contó en el living de la diva cuando fue a presentar a su bebé en sociedad. Luego llegaría el turno de Valentín y de Azul, y el deseo trunco de seguir agrandando la familia numerosa con la que la pareja soñaba.