Fito Páez se llevó el Gardel de Oro en una gala que potenció los cruces musicales
Nuevamente, los Gardel aportaron diversidad y sorpresas en las sesiones musicales que acompañaron el anuncio de los ganadores.
Fito Páez con el Gardel de Oro y otras cuatro estatuillas por su último trabajo La conquista del espacio fue el gran ganador de la edición 2021 de los premios Gardel a la música argentina.
En la ceremonia realizada por Capif (Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas), el rosarino se llevó el Gardel de Oro -mejor álbum del año- y los premios a mejor álbum artista de rock, ingeniería de grabación y productor del año.
Nathy Peluso también se alzó con cuatro estatuillas, pero dos de ellas junto al productor de música urbana Bizarrap por participar en la Music Sessions Vol 36.
La ceremonia, conducida por Jey Mammon y Eleonora Perez Caressi, tuvo ricos momentos musicales como los homenajes por el centenario de Astor Piazzolla, el 25to. aniversario del disco de Los Piojos Tercer arco y el reconocimiento al chamamé tras haber sido declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Precisamente, el primer musical arranco con Andrés Ciro Martínez pedaleando por Zona Oeste hasta llegar un depósito del Ferrocarril Sarmiento para arrancar con Los Persas y una versión de El Farolito.
Luego el ex bajista de Los Piojos, Micky Rodríguez, se sumó para una versión de Maradó a la que siguió Muevelo, mostrando el corazón del oeste del conurbano bonaerense. El cierre fue con Daniel Buira y La Chilinga aportando los tambores para Verano del 92.
El toque diferente lo aportó el artista urbano L-Gante, quien metió estrofas en ese clásico rockero y canto el estribillo junto a Ciro, generando la notable conjunción de dos imágenes nítidas de la vida en el Conurbano.
En los '90 Los Piojos retrataban la vida en las calles del Conurbano como así lo hace hoy L-Gante y su movida de cumbia mezclada con trap y reguetón.
En el siguiente set, Soledad Pastorutti le dio aires de mixtura de folclore latino al clásico Himno de mi corazón, de Los Abuelos de la Nada, pero el mexicano Carlos Rivera al querer acompañarla nunca dio entro en el registro ni en la onda y empalagó el intento de la santafesina.
Unos minutos más tarde, la jefa del trap local, Cazzu, vestida de un rojo fuego, se unió a Lito Vitale para una versión a piano y pequeña orquesta de Alfonsina y el mar, en el año en que edito un álbum musicalizando poemas de la poetisa argentina. Y la jujeña dio la talla con un notable aporte vocal y mucho carisma.
Luego Vitale se electrificó para acompañar a "la Bruja" Salguero en Juana Azurduy, un clásico del folclore versionado en tono de jazz rock.
Los Miranda! Le pusieron un toque de color y humor al reunirse con Tabaleros para una versión electro-folk de Por amar al amor con el punteo inicial de A don Ata, el clásico de folclore popularizado por Soledad.
Ale Sergi, Juliana Gattas y los Tabaleros volvieron a desacralizar la música y romper tabúes, al parodiar todos los tópicos del folclore ortodoxo como las bombachas gauchescas, el asado y los ponchos.
Más tarde, Emmanuel Horvilleur encabezó una movida de varias bandas del nuevo pop argentino como Bandalos Chinos, 1915 y Rosario Ortega para un homenaje a Catupecu Machu.
En clave soulera, electropop y funky, estos artistas combinaron Eso vive, Magia veneno, A veces vuelvo y En los sueños del repertorio de la banda de los hermanos Ruiz Díaz con muy buen gusto.
Como homenaje póstumo al recientemente fallecido Palo Pandolfo, la producción subió un clip en donde el cantautor junto a la Orquesta Típica Fernández Fierro interpretó Cabeza de platino, del disco Patria o Muerte de Don Cornelio y la Zona, con toques bien nocturnos y dramáticos.
La segunda participación internacional fue mucho más acertada, ya que el español Pablo Alborán acompañó con un toque personal, mucha vitalidad y respeto a Luciano Pereyra en una romántica versión de Naranjo en flor.
Dos próceres del rock argentino como Fito Páez y David Lebón entregaron otro momento sentimental cuando, a piano y guitarras, ofrecieron segmentos de Cuánto tiempo más llevará, El amor después del amor, San Francisco y el lobo y la Canción de las bestias.
Rocío Quiroz y Rodrigo Tapari, pintaron con mucha frescura y novedad una versión bien tropical de Nada es para siempre, la canción popularizada por Fabiana Cantilo, mientras que Las Pastillas del Abuelo, Hilda Lizarazu y Santiago Celli le cambiaron los ropajes de manera acertada y con sumo respeto a La bestia pop, de Patricio Rey sus Redonditos de Ricota.
Luego, el Chango Spasiuk se puso al frente de un seleccionado de jóvenes músicos chamameceros para repasar clásicos de ese género, a los que luego se sumaron Elena Roger y Teresa Parodi y las Hermanas Vera.
Con toque de distinción y mucha calidad, sonaron clásicos del Litoral como El toro, Granja San Antonio, Merceditas, Pedro canoero, Pueblero de allá ité, María va, Acuarela del río, Río rebelde, Mi selva eterna y Km. 11.
El Homenaje a Piazzolla corrió por cuenta de dos exponentes femeninas de la música ciudadana como Lidia Borda y a Julieta Laso.
La ceremonia entrego otro cruce generacional cuando Patricia Sosa y María Becerra interpretaron Endúlzame los oídos y Acaramelao, alternando estrofas con muy buen criterio.
El cierre fue con La Delio Valdez secundado a Karina y a Abel Pintos en la reversión de Paisaje, el cover de Franco Simone que al que Gilda le imprimió el romanticismo de la cumbia argentina en los 90, compartiendo voces con la ex-Bandana Ivonne Guzmán, habitual vocalista del moderno combo cumbiero argentino.