Espectáculos
Graciela Alfano cumple 70 años: “El mejor regalo me lo hizo la Selección”
La diva nació el 14 de diciembre de 1952 en Buenos Aires y lo festejó por anticipado con el pase de la selección argentina a la final del Mundial de Qatar
Hace 70 años, el domingo 14 de diciembre de 1952 en la Ciudad de Buenos Aires, llegó al mundo Graciela Inés Alfano Casanova. Es por eso que hoy está de fiesta, aunque la diva ya celebró por anticipado. “El mejor regalo me lo hizo la Selección hoy”, le dijo entre risas a Teleshow en la víspera a su cumpleaños. “Un partido que no se sufrió, inaudito”, agregó Grace en modo futbolera.
Pese a la consulta de este medio por saber cómo la iba a pasar este miércoles, Alfano solo dijo que no está en Buenos Aires y que “no estoy haciendo notas por ahora”, además de agradecer por la consulta y por el recuerdo.
Graciela saltó a la fama a mediados de los años setenta por su trabajo como modelo publicitaria y no tardaría en aparecer en las tapas de revistas de la época, como Gente y Siete Días. Con el correr de los años, se convertiría en una verdadera sex symbol, pero de chica, ella no se sentía linda: era miope y usaba anteojos, no se sentía cómoda con su imagen pero a la vez desarrolló un intelecto que la convirtió en la mejor alumna de su escuela secundaria, con un promedio de 9,75. Luego continuó su recorrido académico y se recibió de ingeniera civil hidráulica con especialización en diques.
Poco tiempo después de destacarse como modelo, comenzó a incursionar en televisión y cine, siendo sus pequeños papeles en La gran aventura (1974), El gordo catástrofe (1977), Fotógrafo de señoras y La aventura de los paraguas asesinos (1979) sus primeros pasos. Hacia mediados de los 80s, ya se contaban más de quince las películas en las que había actuado y con las que siguió perfilándose como una de las mujeres más deseadas por los argentinos y argentinas.
Pese a esto, en su interior cultivaba un infierno personal a partir de cierta disfuncionalidad en su familia. Sus padres estuvieron 14 años juntos pero cuando ella nació, el hombre se había ido a vivir a Chaco y su madre se había quedado en Buenos Aires. A partir de esto, la infancia de Graciela fue poco feliz e incluso llegó a ser abandonada por su mamá y abusada por un vecino que debía cuidarla.
“Al residir en Resistencia, mi papá ya había desarrollado un vínculo con otra mujer. Y mi madre también se había puesto de novia con otra persona. Pero ella tenía una cosa manipulativa muy fuerte y quedó embarazada de mí. Yo fui un instrumento para la manipulación y el uso de esa relación, que ya había terminado cuando yo nací”, contó Graciela en Infobae. Sus padres pasaban juntos un mes en la playa en cada verano: cada uno dejaba su pareja y simulaban la convención de una familia feliz. Pero no había felicidad. “Había muchas peleas, eran permanente porque mi madre le recriminaba tener otra pareja. El tipo de manipulación que ella manejaba era maligna”.
Cuando Graciela tenía solo cuatro años, su mamá Lilly la dejaba sola. “Cuando se tenía que ir un fin de semana con su pareja, por ejemplo, se iba y yo me quedaba en mi casa siendo muy chiquitita. No éramos pobres, no sufrí abandono de recursos, yo padecí abandono de persona. Me comía una lata de leche condensada en un fin de semana. Y trataba de ver cómo comer un huevo. Me acuerdo que se me caían al piso y se me rompían hasta que aprendí a hacerles un agujerito con un cuchillito y me los chupaba, me los comía crudos”, relató.
La pequeña Graciela asistía a un colegio y un jardín de infantes. Su madre, muchas veces, no iba a buscarla y de eso se ocupaba un vecino que vivía en la casa de al lado. El señor la retiraba y la acompañaba hasta que volviera su mamá. Y ahí comenzaron los abusos. “Pasó de las caricias, los mimos en la cabeza, los cariños que se le pueden hacer a un niño, a la genitalidad, a tocarme de la manera que quisiera”, describió Alfano.
A los siete años se animó a decirle a su papá cómo la tocaba su vecino y esa misma semana las mudó a Belgrano. La tragedia sin embargo seguiría rondándola: su padre apareció muerto en Chaco y el hecho fue calificado como suicidio. Sin embargo, su hija asegura que fue un asesinato. Cuando fueron a recoger el cadáver con su madre, desde el juzgado le aconsejaron: “Señora, usted tiene una hija. Por favor, olvídese de esto y llévese a su marido muerto”.
Mientras llevaba dentro esta carga, seguía creciendo como figura y también concretó su primer matrimonio. Fue con Andrés Ruzkoskowsky (según Graciela, “muy celoso”) y con quien tuvo a su primer hijo, Nicolás. El vínculo duró apenas 30 meses y, tras separarse, por aquel entonces se la relacionó con Luis Brandoni, aunque ella comenzó una relación con el futbolista Mario Stein.
En 1980 trascendió su romance con Enrique Capozzolo, en ese momento heredero de una de las grandes fortunas del país. Ese mismo año se casaron en México porque en la Argentina no había ley de divorcio. Por aquel año, además, Alfano debutó en teatro en la obra Espía por amor junto a Claudio García Satur.
Con el empresario tuvo a otros dos hijos, Gonzalo y Francisco. Sin embargo, la relación entre Alfano y Capozzolo no sería para siempre y se separaron en 1993. Por aquellos días, la figura de Graciela seguía creciendo e incursionó en la conducción. Entre los programas que estuvo al frente, se destacó El periscopio.
Tiempo después, sobre el final de la década, conocería a su último gran amor hasta el momento: Matías Alé, quien la conoció luego de entrevistarla para un programa en el que él era un movilero de solo 23 años. La diferencia de edad -ella estaba llegando a los 50- y el sex appeal que exudaban en combinado, los convirtió en una de las parejas mediáticas más explosivas por aquellos días.
La relación llegó a su fin en 2008 y Graciela tardó en superar la separación. “Lo que yo sufrí cuando me separé de Matías fue horrendo. Yo tengo amigos que me ayudaron mucho y que estaban conmigo”, reconoció la ex vedette en diálogo con Flor de Equipo (Telefe). “El pibe que vos pensabas que iba a ser para toda la vida resultó ser solo un momento que fue largo, pero que se termina”, manifestó al borde del llanto.
“No hay cosa más dura que el amor se termine, es un vació y un ardor en el pecho que cuando cada mañana-en ese momento-abría los ojos decía ‘¡qué feo que es esto!’, ¿qué es esta angustia?’”, recordó la actriz. “Tuve angustiada y deprimida mal”, agregó. Luego, Graciela reconoció que necesito tratamiento para superar la separación. “En esos primeros momentos tuve cinco sesiones por la semana y los fines de semana tenía el teléfono de la terapeuta para hablarle, y durante 10 años estuve con antidepresivos”, señaló.
“Tardé 10 años en superarlo, pero además en el medio pasaron cosas muy graves como la muerte de mi madre y el accidente de mi hijo”, explicó aunque insistió: “Lo que yo lloré cuando me separé de Matías, fue un sufrimiento horrendo”.
Su vida sentimental estuvo cruzada también por diversos rumores y curiosidades, como por ejemplo sus relaciones fugaces con Diego Maradona, Mauricio Macri y Carlos Menem o también su polémico acercamiento al dictador Emilio Massera, según constataron unos documentos de inteligencia de los Estados Unidos que fueron desclasificados.
“En lo de Massera dije no. Eso es un horror, no es un juego. Mi cuñado fue un desaparecido. Entonces es mi obligación explicar que eso nunca pasó. Además yo militaba intelectualmente en la Facultad de Ingeniería, donde todos estábamos politizados, y en algún punto, fuimos engañados”, desmintió en 2010.
“Antes me peleaba con el hecho de ser una sex symbol. Pero si después de tantos años, con tres hijos y abandonada por un marido, lo sigo siendo, ciertamente soy un canto a la esperanza”, dijo en 1996, cuando disfrutaba de su soltería y asumiendo su rol en el espectáculo argentino.