Analía Chesini comparte su estadía en Seúl, Corea del Sur 2ª parte

“Se la llama Corea, tierra de la calma de la mañana, nada más opuesto a lo que se percibe en el trajinar de las personas, que trabajan conformando la tercera economía más potente de Asia.

A la vez mantienen viva su cultura y su historia de 5 mil años, conservando los palacios de la dinastía Joseón. 

El país está lleno de templos budistas, donde buscan la paz interior como antídoto del ritmo vital desbocado que llevan a diario

Es una nación muy limpia y organizada, de mutua ayuda y colaboración permanente entre los vecinos. Un ejemplo muy curioso de esto, son las cooperadoras ad-honorem, formadas por los mismos ciudadanos, principalmente personas mayores, que realizan el trabajo de limpiar y mantener las calles, plazas y lugares públicos en general. Se puede ver también que en los restaurantes no son los camareros los que limpian las mesas y juntan los restos de la comida, sino que son los mismos clientes los que realizan esta tarea una vez que terminan de consumir.

 Han desarrollado proyectos de embellecer zonas como las favelas donde han pintado las casas de distintos colores, decorado los muros y las escaleras, convirtiéndolas en un atractivo turístico. Y han transformado el entorno, haciéndolo mucho más agradable para vivir, pero además con ello han incentivado fuentes de trabajo, pues venden desde artesanías y hasta comida y bebida al paso a los visitantes

Cuidan bastante el medio ambiente, incluso hay algunos árboles en los espacios verdes que tienen conectado algo similar a un suero para tratamiento de los mismos y fortalecerlos. 

En este país hay mucha seguridad y el índice de delitos en general es muy bajo. Tienen leyes diferentes a las nuestras, e inclusive es ilegal tomar fotos a otras personas sin su consentimiento, que está penado con cárcel. Por otro lado, los negocios exponen su mercadería en la vereda y no hay nadie controlando, incluso hay algunos de autoservicio, sin personas atendiendo, donde uno toma el producto y deposita en una caja el valor de lo que compró. 

Los niños desde pequeños asisten a las escuelas, a cursar jornadas largas y exigentes (de 7 a 20 hs), pero además higienizan su lugar de estudio (no hay ordenanzas: los alumnos limpian las aulas, los baños,   los vidrios y lo demás) y su jornada continúa con actividades extraescolares como idiomas y deportes. Vuelven a sus casas tarde, en la noche y a veces con tarea para estudiar para el día siguiente. El ambiente educativo es muy competitivo y la media tiene promedios sobresalientes, siendo la única manera de acceder a las mejores universidades.

Como resultado, hoy en día, Corea del sur es un modelo empresarial, de negocios y de avances científicos que es referencia para el mundo occidental”.

(continuará)

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