Triste noticia
Adiós a Geniol, el hombre que convirtió un sándwich en un abrazo para el alma
El aroma a milanesa frita y pan casero seguirá flotando en el aire de Gualeguay, pero algo esencial se ha perdido: la sonrisa cálida y el saludo amable de Néstor Reinoso, el querido dueño de la icónica sandwichería "Lo Geniol". La noticia de su fallecimiento deja un vacío en el corazón de una ciudad que lo adoptó como un símbolo de sencillez y autenticidad.
Néstor, conocido cariñosamente como "Geniol", falleció luego de atravesar complicaciones de salud tras una intervención quirúrgica. Su partida deja un silencio pesado en el pequeño local ubicado en las Cinco Esquinas, allí donde, desde abril de 1977, día tras día, preparaba los legendarios sándwiches de milanesa que podían alimentar a dos o tres personas con una sola porción.
Pero "Lo Geniol" era mucho más que una sandwichería. Era el refugio de quienes necesitaban un bocado de hogar cuando la cocina de casa estaba cerrada o cuando el corazón buscaba un consuelo sencillo y sabroso. En cada mordisco, los gualeyos sentían el amor con el que Néstor preparaba cada sándwich, asegurando siempre que el secreto era sencillo: buena carne, buen pan y, sobre todo, ponerle el alma a lo que se hace.
Un nombre que arrancaba sonrisas
El apodo "Geniol" lo acompañó toda su vida y tenía un origen tan auténtico como él mismo. “Antes te ponían sobrenombres según tus características físicas”, contaba con picardía, “y a mí me pusieron Geniol porque servía para el dolor de cabeza, pero al revés: era muy bandido”, recordaba entre risas. Esa chispa alegre y su espíritu bonachón eran parte de la receta secreta que hacía que "Lo Geniol" no solo fuera un lugar para comer, sino para encontrarse con la esencia misma de Gualeguay.
Un legado de sabor y corazón
Con los años, la sandwichería se convirtió en una parada obligada, no solo para los vecinos sino también para viajeros que hacían un alto en el camino en busca de esa famosa milanesa. No era extraño ver filas interminables o escuchar historias de quienes habían viajado kilómetros solo para probar el mejor sándwich de la provincia.
Hoy, el local sigue ahí, como testigo de miles de anécdotas y risas compartidas, pero sin el alma que lo hacía único. La partida de Néstor deja una huella imborrable en la comunidad, y aunque su figura ya no esté detrás del mostrador, su esencia perdurará en cada sándwich que salga de esa cocina.
Descansá en paz, Geniol. Gracias por alimentar no solo el cuerpo, sino también el alma de Gualeguay.