Sexto Distrito
Agrotóxicos en el Sexto Distrito: periodista rosarino indagó al respecto
El periodista rosarino Alejandro Maidana, se hizo eco de las excesivas fumigaciones con agrotóxicos que se dan en el Sexto Distrito
El periodista rosarino Alejandro Maidana, redactor de Conclusión, un Diario Digital de la ciudad de Rosario, se hizo eco de las excesivas fumigaciones con agrotóxicos que se dan en el Sexto Distrito del Departamento Gualeguay.
Tal fue su indignación al respecto que escribió un artículo completo sobre la situación. Afirmando que "No hay vacuna que frene la pandemia de fumigación con agrotóxicos"
En el Sexto Distrito la lucha contra las aspersiones con agrotóxicos no da tregua. Una realidad que grafica de manera explícita, como el negocio se impone por sobre el derecho a la salud.
En dicho artículo, el periodista Alejandro Maidana sostiene "es casi un imposible no caer en la frustración, cuando la lúgubre realidad de los pueblos fumigados golpea una y otra vez con la fuerza de un yunque. Lo explícito del impacto a la salud y biodiversidad en todo su conjunto que impulsa el actual modelo productivo, ya no debería ser materia de debate, pero el poderío económico y el furibundo lobby del agro negocio, obligan a redoblar la apuesta en un país que concentra privilegios y socializa el dolor"
Asimismo, trae Alejandro Maidana a colación dos historias que en nuestro matutino hemos replicado y contando muchas veces. Sobre la lucha de dos mujeres transformadas en conejillos de indias, la lucha de Lidia Rosana Moreira y su mamá.
Recordemos que Lidia vive en el Sexto Distrito, tanto ella como su madre, una mujer de más de 90 años que padece Parkinson, deben permanecer encerradas por un tiempo prolongado y de manera sistemática, cada vez que el arrendatario del campo lindero a su hogar, decide fumigar con agroquímicos.
Lidia padece severos problemas respiratorios producto de su exposición a los venenos, patología que se acrecienta cuando los venenos que utiliza el agro ganan terreno. Esta mujer rural ha recorrido fiscalías intentando encontrar en la justicia un cobijo que nunca llegó. Un amparo ambiental aparece en el horizonte inmediato como una posible salida transitoria, pero por el momento el mismo no se lleva a cabo. Mientras tanto, a Lidia y a su mamá las siguen fumigando.
"El negocio por sobre la salud, la billetera y su incesante jaque mate a los derechos de las mayorías aletargadas. El pasado miércoles 16 de junio, la vida en la chacra de Lidia Moreira volvió a alterarse y a verse acorralada. La presencia de una ingeniera agrónoma hacía presagiar el comienzo de una nueva odisea. El campo vecino pertenece a Alejandro Berlingeri y el arrendatario es Carlos Flores, y ese día a las 16.40 las aspersiones transformaron nuevamente al aire en irrespirable", afirma el periodista rosarino.
Alejandro Maidana prosigue "El 18 de junio Moreira debió trasladarse a un Centro de Salud de Gualeguay, ya que a su conocido cuadro alérgico, se le habían sumado las náuseas y un pronunciado decaimiento. A raíz de esto, la facultativa médica que atendió su caso, con la responsabilidad profesional que ameritaba la situación, se comunicó con la comisaría del Sexto Distrito con la intención de conocer la fórmula química utilizada en la aspersión, pero lamentablemente no pudo tener éxito. La respuesta del oficial que atendió su llamado, fue que la única receta que se encontraba en el lugar, era del mes de marzo. Nefasto"
Hasta el día de hoy se desconoce qué tipos de químicos fueron utilizados en la aplicación, y que afectaron una vez más, la salud de Lidia. "No puede ser que mi doctora, quién me atendió en Gualeguay, tenga que trasladarse hasta el Sexto Distrito en búsqueda de datos que puedan ayudar al diagnóstico médico. Ocultan información, deslindan responsabilidades, mientras tanto nos siguen fumigando, nos siguen enfermando, luchamos en soledad contra intereses económicos que parece manejarlo todo".
Para finalizar, Alejandro Maidana expresó "La pandemia aún no bajo la guardia, mientras desde el estado nacional se apela a la responsabilidad individual para no hipotecar los cuidados, la realidad de las y los vecinos fumigados sigue gritando su dolor en el olvido más escalofriante. El envenenamiento sigue siendo considerado una actividad esencial, la ruralidad agoniza, al igual que los derechos de aquellos que no se resignan a seguir participando de este laboratorio a cielo abierto"