A propósito del Día del Libro
Algunos de los nuestros
La selección es puramente arbitraria. Agarré los que estaban más a mano. Hay tantos libros y tan buenos de Gualeguay. Y no es cosa de los bronces, no es que nos quedamos admirando a quienes dijeron las cosas lindas de antes. No. Hay algo en esta tierra arenosa; en este río ondulado; en estos sauces que se recuestan; en este cruce de caminos; en este pueblo que abraza y después pregunta ... algo que nos hace seguir escribiendo.
En las páginas del diario tiene usted la explicación de por qué se celebra cada 23 de abril el Día del Libro. Y el diario de papel llegará a sus manos un día después, pero eso no es problema. Puede usted celebrar hoy y mañana también estos artefactos tan modernos. Fíjese que nunca se quedan sin batería. Están hechos con materiales tan nobles que jamás se recalientan. No tienen fecha de vencimiento: es probable que usted tome una novela de Cortázar y le hable del amor que está sintiendo en este momento; o un cuento de García Márquez sobre los chismes le puede sonar a esas prácticas en las ciudades/pueblo como la nuestra; y ni que hablar de las poesías de Juanele, que nos hacen maravillar una y otra vez del poder hipnótico de aquel surco de agua que se sarandea junto a Gualeguay.
Vaya nuestro homenaje a todas las personas de nuestra ciudad y cercanías que han decidido dejar sus palabras guardadas para que las podamos encontrar cuando nos llega el momento. Compartimos unos casi haikus de Tuky Carboni pertenecientes a ‘Ventana abierta’ (2017), extraídos de su Antología poética:
Tanta injusticia
en este mundo nuestro
y yo no lloro...
Arde el poema.
Cuando llega a mi mano
se hace ceniza.
En esta tarde
todo tiene su voz.
Mi ser lo escucha.
Desde tu lomo,
las comarcas del aire
fueron mi patria.
Mi potro oscuro,
me regaló una tarde
el horizonte.
Ese paisaje
soy yo misma
mirada desde afuera.
(...)
La piel del río
es un cristal sensible
estremecido.