Gualeyos por el Mundo
Álvaro Correa: Su experiencia de vivir en Suecia (2ª Parte)
El domingo pasado, Álvaro Correa nos comentó parte de su experiencia de vivir en Suecia. En la entrega de hoy nos da más detalles, sus progresos en distintos aspectos, su acostumbramiento al clima, a la idiosincrasia de los suecos. Recordemos que está casado con una joven venezolana que conoció en Buenos Aires.
“A mi esposa la conocí en Argentina, en Buenos Aires. Antes de irme, claro, le comenté la situación y me dijo que sí, que fuera para Suecia. Me dio mucha ternura esa respuesta, porque creo que es fundamental que una mujer te apoye en las decisiones, que sepa entender. Después le pregunté si quería ir y me dijo que sí, que tenía amigos en Italia, etc. Me fui yo con la visa; luego empecé a trabajar y ella sacó el pasaje y se fue para allá. El proceso que hicimos con mi esposa fue muy largo; fue contragolpe, con contragolpe, con contragolpe. Sucede que inmigraciones te piden requisitos y cuando ya los tenés te piden más y luego más… No quieren más gente, están completamente negados y es sumamente difícil. Recién ahora, ella pudo establecerse. Los dos primeros años que ella estuvo ahí fue con un cierto tipo de asilo. Dos años duró el proceso de asilo, nunca se lo otorgaron. Cuando se lo negaron, ella se tuvo que ir y ahí fue cuando me quedé solo en Suecia. Fue para mí algo muy importante y muy rico por las situaciones en las cuales me encontraba. Encontré una parte de mí, encontré unas partes en mi cabeza que me ayudaron a progresar mucho a nivel personal. Le empecé a encontrar el gusto a Suecia de verdad; las cosas feas que mucha gente te dice, si vos le das la buena intención, el buen entendimiento, son muy fructíferas. Mi novia se iba y volvía cada vez que podía volver a entrar; primero, se fue a Venezuela y después volvió a su antiguo trabajo en CABA. En definitiva, estuvimos separados como un año y medio o tal vez un poco más. Aunque no es tan difícil si se sabe que uno tiene un objetivo. A mí estar separado no me resulta tan complicado por un período, obviamente, no muy largo; algo así como medio año, el cual lo pasé, pero ya estaba medio molesto de estar solo mucho tiempo.
Mi novia ya está en Suecia, tiene los documentos suecos respectivos para trabajar. Yo tengo la ciudadanía italiana, no tengo el pasaporte todavía porque esto es muy reciente. Ella trabajó en una empresa de limpieza; limpieza de oficinas, de escuelas, de casas. Es un rubro donde suele haber muchos latinos, es un negocio de latinos que, lamentablemente, no son de los mejores. Si uno espera que la hermandad latina pueda ayudar en algo no es así, son los que más se aprovechan de las situaciones. Me tocó vivirlo en carne propia en dos oportunidades distintas, las cuales me ayudaron para saber que no hay que ser tan ingenuo.
Entré en una empresa de la cual me echaron, con un día de aviso porque se había acabado la temporada. Encontré, luego, un trabajo de repartidor de paquetes; me di cuenta de que, básicamente, yo no sabía manejar, aquí yo no manejaba. Tuve que aprender, entender, medio a los golpes, que si uno no hace las cosas, nadie va a venir a salvarte, aunque siempre con la actitud de entender qué está pasando para poder resolverlo. Después, llamé a un número que me habían dado, de otra empresa, llamé muchas veces y obtuve una entrevista; conseguí el contrato por un mes; fue en noviembre de 2019. Comencé a trabajar con el “líder de grupo”, por así decir, quien estuvo mucho más conforme conmigo que con quien ya estaba en ese puesto. Al mes, lo despiden a este “líder de grupo”, así que me quedé yo solo en un área en la que no conocía mucha gente; quedé “bastante fijo”, por decirlo de alguna manera. Así pude obtener un permiso de trabajo; me dieron la resolución dos años después.
La sociedad sueca tiende a ser políticamente correcta, lo tienen muy a flor de piel. Van a tratar de no generar ninguna incomodidad, por lo menos, directamente. Van a ser muy amenos, nunca te van a decir directamente de algún problema que notan en vos. De última, ellos van a elegir si quieren involucrarse con vos o no. Incluso eso pasa con gente que ha estado en pareja durante mucho tiempo y se han dado cuenta de que no tienen la energía suficiente como para encarar un problema y prefieren separarse a estar hablando de ciertas cosas. Creo que está más ligado a que el estado, en teoría, es el que te tiene que estar manteniendo y dando todos los recursos; no son ni siquiera tus familiares. Eso es una controversia con el tema social; es una organización que se ve en la manutención de los niños y cómo se están adaptando las sociedades. Sacan niños de las familias porque se piensa que no están recibiendo una buena crianza; es como que el estado va a estar muchísimo más presente que los mismos padres. Ha habido casos de madres inmigrantes que se han terminado suicidando porque les sacan los nenes; si están atravesando un mal momento y tienen que trabajar mucho no pueden ocuparse de los chicos les puede suceder eso. Se genera un estrés y algo muy doloroso en la sociedad; no terminan nunca de involucrarse el uno con el otro. Nunca se termina de generar un afecto verdaderamente genuino. Siempre están muy preocupados en “su propio cuadrado”, que, para mí, en cierto aspecto está muy bueno porque acá es como que cada uno está metido en la vida del otro y no terminás sabiendo qué es tuyo y qué no es tuyo y se terminan generado muchos problemas a nivel organizacional, entre familias porque nunca se termina de aclarar qué va a hacer cada integrante de la familia. Allá, los límites están muy marcados. Pero, también les genera que sean muy solitarios, les genera un índice de soledad muy grande. No llevan muy bien a la soledad; hay muchos suicidios, mucho nivel de estrés, mucha ansiedad, muchas enfermedades mentales. Son muy perfectos y eso hace que todo funcione muy bien, pero eso hace que este mismo sistema, como está planteado, genere mucho estrés en el individuo. Hay parámetros de perfección que nunca van a cumplirse porque son parámetros humanos, no naturales; por ejemplo, la perfección allá es cortar un árbol todo “cuadradito perfecto” y eso nunca va a pasar si vos ves los parámetros de la naturaleza. Entonces, obviamente, muchas cosas van a generar discordia con una dinámica de ese tipo. Para mí, todo eso tiene mucho que ver con las condiciones de vida que tienen; tienen mucho dinero, muchas cosas que nosotros valoramos de alguna manera, pero tampoco pasar los extremos de la austeridad máxima que también te va a generar conflictos y problemas.
Yo trabajo con gente que tiene mucho dinero, los ves con Rolex distintos una vez al mes, andan en “camionetones”… Te tratan muy bien, son muy buenos algunos; otros son unos pelagatos y xenofóbicos, te hacen saber que sos “de afuera”…; hay de todo.
El argentino no sabe marcar los límites, para con uno mismo y para con el otro y el sueco los marca demasiado, no se sabe involucrar. Lamentablemente, la formación del argentino viene de sociedades, como la española y la italiana, que no son de lo mejor a seguir en muchos aspectos. Con respecto al trabajo, allá se trabaja mucho, un montón; no se deja nada para mañana; si estoy acá, ¿por qué lo voy a hacer mañana? Tienen la optimización de los recursos muy a flor de piel, calculo que es por el mismo clima. Para la producción de alimentos, teniendo un período de fertilidad tan corto, tenés que optimizar todo de la mejor manera para sacar el mejor rédito. Allá es muy normal que los nenes vayan a jugar a las casas de los amigos y que las familias se sienten a comer, pero no los invitan. Nadie pide ayuda, tratan de sobrellevar todo por sus propios medios; nadie se va a involucrar si no lo pedís. Me parece que, en cierto aspecto, eso es muy bueno porque vos te vas a conocer a vos mismo.
Yo soy músico, percusionista, pero tuve una crisis existencial con respecto a la música; me di cuenta de que no llevaba a ningún lado o que si la quería explotar, la tenía que explotar por mis propios medios, no con una intención de vivir de la música como tal. Me enfoqué más en las cosas que tenía que hacer en ese momento, sobre todo, en el trabajo. Terminé transformado mi gusto por la música en un lenguaje que tiene más que ver con la cotidianeidad de las cosas: buscar la música en todos lados, buscar las armonías, buscar los patrones, ser observador de lo que estaba sucediendo.
Me compré un montón de artilugios para poder producir música en casa, pero la verdad que eso nunca terminó de motivarme para hacerlo. El mayor fruto de la música es que sirvió para aprender otras cosas y no lo descarto. Si tenés una relación genuina con la música, tenés la capacidad de expresar lo que querés. Me gustan mucho los patrones rítmicos, por eso me gusta mucho la percusión. Creo que el universo tiene una dinámica de contracción y relajación, uno de los principales conceptos de la melodía y, a su vez, tiene patrones que están en todos lados: la formación de las hojas, etc. Si uno está dispuesto a querer observar y querer entender, tienen un caudal informativo tan grande que se termina reflejando como se termina reflejando en la música; la genuina música, no la que se está generando ahora y lo que se comercializa. Siempre digo que sigo volviendo a la música, aunque no haga música. Sigo teniendo esa concepción del universo que me ha ayudado tanto, en base a estos valores que para mí son universales, son leyes que han estado siempre. Algo que se ha dicho durante toda la historia.