Anécdotas de la Navidad por Sengo
Sengo Kablan compartió con nosotros un escrito de su autoría sobre anécdotas de Navidad
Patio de tierra y pasto.
Sobre la pared que da al norte, por la humedad parecía una pintura sobre la misma.
Pintura de hojas verdes y hermosas blancas calas.
Un poco en el centro un árbol alto de naranjas amargas.
Sobre la pared que da al sur, hortensias rosadas, hortensias celestes.
Sobre el este, un árbol de mandarinas que daba frutos sin descanso; para mí le tenía un poco de celos a las hortensias.
Cerca de éste, un hermoso olivo que sobresalía del tapial y se veía desde la calle.
En la época de los frutos, o sea aceitunas, se cubría de perlas grandes verdes y negras.
Mis abuelos, al igual que mi padre, eran venidos desde el corazón del Líbano, un pueblito entre los cerros.
Y ese, según mi abuelo Jorge S. Serur (esa "S" que él nunca nos pudo explicar qué significaba), era el motivo del olivo, para tener presente en su corazón su Bsarma natal.
Mi abuela, a la que le decían Tarfa, sobrenombre en árabe, pues su nombre era Ramona, me pedía que la acompañara al patio, para darle maíz a las gallinas y, de paso, revisar los nidos. En el garaje tenía cinco gallinas cluecas echadas, empollando.
En eso viene una de sus hermanas llamada Juana; y le dice: " Tarfa, sacá esas hortensias, vos que tenés hijas mujeres, mirá que no se casan, mirá que no se casan".
Yo era chico y ante tal amenaza se me salían los ojos; pero mi abuela me decía: "No le hagás caso, son cuentos".
Serán cuentos, pero una gallina de las que estaban empollando le hizo caso y abandonó el nido con los huevos a los siete días de que se escucharan los pio-pío de los pollitos.
Y se fue no más y no volvió al nido.
Y mi abuela, con el calor de la bolsa de agua caliente, los mantuvo en temperatura hasta que todos nacieron.
Esos nidos estaban hechos en cajones de manzanas acolchonados con virutas de papel color madera clarito que Chito Zair, en su verdulería, del Mercado las guardaba.
Antes, para que no se machucaran, las frutas venían entre esas virutas que las protegían.
Como vio que quedé impresionado con lo del cuento de la tía Juana con respecto a las hortensias y justo que la gallina se liberó, me dijo:"Andá y llamá a tus hermanas que les voy a hacer saber de una historia que me pasó cuando era chica allá en mi Líbano querido, en mi Bsarma natal".
Me cruzo hasta mi casa y le digo a Norma: "Vamos que la abuela nos quiere decir algo". "Pero yo voy con Beatriz Azner y Mirta Cáceres" -contestó- "porque estamos jugando". Le digo a Raquel: "Vamos que la abuela nos necesita". "Bueno, pero yo voy con Estela Abt, con Marta Furrer, Leonor Gianello, pues estamos estudiando". Y por último le dije a Cristina: "Vamos que la abuela nos llama". "Sí, voy pero con Marta Abt y María Ara".
Y bueno, de paso, también yo fui con Miguelito Larrivey, Plutarco Gasparrini y Jorge Cantoni.
Y la abuela miró al cielo, ya estaba oscureciendo, había aparecido la luna y nos dijo: "Estaba dando de comer a los cabritos de papá, y entrando los animales al pesebre para preservarlo de los lobos, mi madre sentada al lado mío y mi padre prendiendo fuego para hacer la cena".
Todos sentados en derredor, expectantes y medio asustados, fuimos todo oídos, continuó: "Escuché en el corazón que la luna me decía: `Estaba yo, la luna, mostrándome con toda mi hermosura.
Con tu corazón quería conversar sin ocultarnos cosa alguna.
Quería hablarte'-me dijo-'quería que me hablaras, quería contarte, quería que me contaras, quería festejar con vos y que vos festejaras conmigo.
Con todo mi esplendor brillaba, las estrellas me acompañaban, y mostraba a tus ojos un cuadro que a todo el firmamento inundaba.
Mi Luz quería llegar y me despreciabas, todo el cielo se te brindaba y no nos mirabas.
Cuantas luces prendían y apagaban, cuantas figuras ellas formaban, cuanto ruido provocaban.
Y yo allí y esperaba.
En silencio salgo, en silencio voy viajando.
En silencio desaparezco, con el ruido te aturdías, con los colores te deleitabas, con las formas te admirabas, pero todo eso te costaba.
Todo pasó, todo fue como un sueño.
Todo vino y se fue
Y no dejó nada. Y yo quedé y estoy.Y mi silencio y mi magia te ofrezco.
Soy parte de Su Creación y en ella una chispa.
Muestra de lo que es contemplarlo y más aún vivir Su Amor.
No es la intención conocer una historia personal, pero sí por asociación despertar los sentimientos más íntimos que andan navegando por los caminos del corazón.
Despertar vivencias, disfrutar de recuerdos imborrables, compartir las cosas simples que han forjado la personalidad y traer al presente, aunque sea por un momento lo vivido y saborear con emoción los viejos sitios donde amamos la vida' ".
Todos quedamos en silencio con el cuento; entonces habló mi mamá y nos dijo: "Despierten, miren, vivan, la Luz del Mundo llegó. Y en el brillo de su mirada nos quiere regalar Paz, Amor y Bien".
Y los abuelos nos dijeron: "La luna les decía aquí estoy y nosotros no la escuchábamos. Ahora sí, esto no es un cuento; es real, es pasado, presente y futuro.
Hoy vuelve a suceder para el mundo, hoy vuelve a suceder para cada uno.
Un Niño nos ha nacido, una Divina Maternidad nos revela que lo imposible para el hombre, es posible para Dios.
Del cielo bajó un regalo,
Envuelto en suaves colores
Blanco, celeste, rosado,
Con moños de rizos rosados.
Quiere vivir en nosotros, ¿nosotros queremos que así sea?
¿Miramos Su mirada?
¿Oímos Su voz?"
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