Arón Jaján y sus 96 maravillosos y juveniles años
Segunda Sección conversó con don Aron Jaján y con su esposa Ethel Moguilevsky con motivo de recorrer un poco de sus largas y hermosas vidas porque así lo son, ya que han sabido sortear con sabiduría y entereza los tiempos difíciles y disfrutar de los favorables y su hermosa familia.
Aron cumplió 96 años días pasados y Ethel tiene 93, ambos con una lucidez plena. Sin más introducción, disfrutemos de las anécdotas.
Aron Jaján: "Mi juventud. Mis amigos de aquella época eran unos muchachos Thompson, Roberto Ibarra, Cacho Gálligo. Yo trabajaba en la Difusora Popular del diario El Día. En la esquina donde estaba la peluquería de Lombardi estuvo en una época Pancho Guerra, el padre de Manolo Guerra. En una época ahí estaba el diario El Día que tenía orientación radical, que lo dirigía Miguel Aguirrezabala. En una habitación de más atrás de ese lugar, había unos equipos que tenían unos parlantes arriba por medio de los cuales se difundían noticias.
Eran de Carlos Germano. Yo a veces iba; para mí era como un juego. Benigno Sánchez, el administrador del diario, me dejaba entrar. Resulta lo quería vender a los equipos, no se arregló con Sánchez por el precio y se lo sacó. Los vuelve a instalar y el 9 de enero de 1939 y se inaugura en ese mismo lugar lo que se llamó Difusora Popular. Tenía parlantes en varias calles de la ciudad y en una de las palmeras de la Plaza Constitución tenía cuatro. Germano también lo llamó a Roberto Marcó, que trabajaba en Obras Sanitarias, para pasar avisos y noticias.
Por su parte, Alarcón Muñiz padre pasaba las noticias deportivas, sobre todo los resultados del fútbol de los domingos. Uno de esos días lo llevó a Mario, su hijo; lo subimos en una silla y con una vocecita de un chico empezó a pasar los resultados; ahí se inició. Teníamos unos micrófonos que había que subirlos con mucho cuidado porque hacían un ruido infernal. Los domingos a la mañana se transmitían conciertos tomados de un instituto de cultura musical de Buenos Aires que vendía $11,60, con flete y todo, las grabaciones de cuando vinieron a la Argentina Toscanini, Artur Rubinstein, entre otros. Germano los compró. Lo interesante de eso es que se transmitían los domingos desconectando todos los parlantes del pueblo y dejando sólo los de la plaza.
Carlos Germano trabajaba en la Compañía Litoral y a veces no tenía tiempo de preparar algo para que yo leyera acerca del concierto, pero como a él le gustaba tanto la música, hacía al correr de la máquina lo que yo iba a leer. La Difusora contribuyó mucho a la cultura de Gualeguay. Además, los jueves, por los parlantes de la plaza se escuchaban a médicos de la ciudad que daban conferencias, entre ellos el Dr. Daneri. Uno que me visitaba siempre era el gallego Jorge Núñez, que tocaba el piano como los dioses. Aunque lloviera a cántaros, yo me iba igual para hacer la transmisión. Germano había comprado un piano, y una noche que llovía mucho, le pregunté al gallego si se animaba a tocar la Rapsodia Húngara N° 2 de Liszt, me aceptó y los dedos de Nuñez bailaban arriba de las teclas. Cuando El Debate era de Luis Mac Kay y Lafourcade, nos encontrábamos ahí; se hablaba de política; los dueños eran entendidos en la materia, y el gallego también estaba en el tema. Para mí fue una de las personas más inteligentes de Gualeguay. Yo estuve en la Difusora hasta el año `45 en que entré a la conscripción.
La escuela primaria, el servicio militar y mucho más:
Aron Jaján: Fui a la Escuela Castelli hasta 6° grado; me preparé para entrar en la Escuela Normal, pero no rendí. Inclusive salí con unos aplazos de la escuela primaria. Recuerdo muy bien que la directora era doña América Toss de Solimano y la vicedirectora, doña Pancha Manauta. Cuando estaba en la dirección doñaa Pancha, yo ya empezaba a temblar unos pasos antes porque me recibía con todo, en cambio doña América, me recibía diciendo: "¡Otra vez Jajan!" Yo hasta elegía ir a la dirección cuando estaba ella.
El servicio militar lo hice en el año ´45. Me convocaron en el 3 de Caballería y me dieron de baja a los pocos días, previo a tener un serio altercado con un cabo. Después me convocaron a Arroyo Clé, en la Remonta y la noche que lo llevaron a Perón a Martín García, yo estaba ahí. Esa noche un sargento me invitó a comer y ahí escuchamos por radio el lío en Buenos Aires. Cuando terminé el servicio militar, volvía a Difusora y luego fui trabajar a la agencia YPF, de Miguel Dujovne, a la calle San Antonio, donde ahora está Extra. Seguí mi militancia política en la Juventud Radical. Había un grupo de peronistas que querían quitarle la agencia a Dujovne, pero había que tener mucha plata ya que el movimiento del combustible es muy costoso. Entonces Quique Gianello, con el cual fuimos muy buenos amigos pese a la diferencia política, hizo una defensa telefónica de Dujovne, ante un diputado de su partido, argumentando que no era radical, sino que el radical era un empleado, que era yo, y que no tenía ni por asomo el dinero necesario para tener semejante negocio.
Mi etapa de militancia y de trabajo en Seguros.
Después empecé a trabajar con seguros en forma particular, lo cual me llevaba a viajar mucho a Buenos Aires. Salía del tren de la noche y volvía a la noche siguiente. Seguía militando y en un momento Luis Mac Kay fue vicepresidente del Comité Nacional del Radicalismo. En ese tiempo no cualquiera hacía declaraciones, se respetaba a las autoridades. Aramburu lo invitó a Balbín a una reunión para formar una junta. Mac Kay me pide que fuera a lo de don Arturo Frondizi para saber los pasos a seguir quien me dio como respuesta que iban a integrar la junta, pero no significaba colaboración con los militares. De ahí en más yo era el portavoz.
En esa época eran todas compañías anónimas de seguros y apareció la Cooperativa de Seguros Ríos Uruguay, cuyo primer presidente fue Cipriano Marcó que era ingeniero y vino a trabajar al Vivero Nacional, donde es la Escuela Agrotécnica. Como yo tenía mucha vinculación con sus tíos por la Difusora, lo conocí a él. Siempre me hablaba de la Cooperativa y en un momento en que se arma un lío con la sociedad en la cual trabajaba, me aconsejaron que me retirara. Le comenté a Cipriano y esa misma noche en la reunión del consejo entré a formar parte de Río Uruguay Seguros y con la tarea de darla a conocer en la provincia. Viajaba en un Ford 37. De ahí en más estoy con Río Uruguay y hoy está a cargo nuestro hijo Luis. En esos viajes llevaba también a Balbín, Crisólogo Larralde, Mac Kay. Mi última participación en política fue en el año `63, el presidente era el Dr. Arturo Illia. Fui presidente del Concejo Deliberante, creo que fue el último no rentado de Gualeguay. Compartimos con Daniel Crespo, del partido Conservador. Para mí hoy la política está totalmente desvirtuada.
Le damos lugar a que Ethel participe de este intercambio de recuerdos y presente: Con esta pandemia estamos un poco aburridos también porque es como estar en soledad; uno extraña mucho las reuniones porque siempre venían nuestros nietos y bisnietos. Tratamos de verlos a puertas abiertas, en el patio.
Aron nos comenta: En esta casa vivimos siempre, nosotros la construimos con un crédito del Banco Hipotecario, de a poco. Luego la fuimos ampliando. El terreno se lo compré a un señor Berisso que trabajaba en ese banco a un precio de $3.000.
Ethel: Tuvimos cuatro hijos, el primero que nació fue Julio Enrique que murió muy chiquito, dolor que nos marcó mucho. Luego tres más, dos varones y una mujer, Samuel, Alicia y Luis. El primero, junto a María Angélica Gutiérrez nos dieron tres nietos y varios bisnietos; Alicia, casada con Mario Kohan tuvieron 4 hijos que nos han dado 8 bisnietos; viven en Villaguay; Luis nos dio dos nietas hermosas.
Aron: Volviendo a nuestra vida, nosotros empezamos el noviazgo cuando tenía 16 y yo 18. Yo viajaba a Basabilvaso en tren de carga para visitarla y, a veces, cuando llegaba, la familia de Ethel se iba al campo, la llevaban, y nosotros no nos veíamos. Cuando nos casamos vivimos dos años y medio en la casa de mis padres y después hicimos esta casa donde seguimos viviendo.
Ethel: Nos presentaron en Gualeguay porque yo había venido para estudiar y a vivir con un hermano que tenía un almacén. Cuando nos pusimos de novio, mi hermano no quiso saber nada de que estuviera con él y volví a Basavilbaso, Llevamos 73 años de casados. La ceremonia de casamiento fue en Basavilbaso, entré al templo con mi padre, mi madre esperaba en el frente, mis hermanos que eran ocho con sus esposas detrás de nosotros y luego mis hermanos solteros del brazo más atrás. El novio esperaba bajo la Jupá. Un comienzo del matrimonio inolvidable y siempre hemos estado y estamos junto.
Nos despedimos de ellos con deseos de volver a escuchar más anécdotas y compartir momentos agradables. Les agradecemos el habernos recibido con tanta amabilidad.