Suplemento Aniversario
Bomberos Gualeguay: De iniciativa de jóvenes entusiastas a institución orgullo del país
La fecha oficial es el 13 de mayo de 1974. Así está registrado el acto fundacional de la Sociedad de Bomberos Voluntarios de Gualeguay. Sin embargo, la entidad no surgió por generación espontánea de un día para el otro. Muchas reuniones, contactos, gestiones, avances y retrocesos se produjeron al momento de la Asamblea verificada en la fecha señalada en la sede de la compañía de seguros Hermes, San Antonio 144, donde también habían tenido lugar los encuentros previos entre los promotores de la iniciativa.
Una necesidad pública
A principios de la década de 1970 se advertía en Gualeguay cierta desprotección por la falta de elementos adecuados y personal entrenado para combatir incendios. Una modesta autobomba y algunos agentes policiales afectados a su servicio, con asiento en la jefatura de policía departamental, denunciaban una insuficiencia que se ponía de manifiesto cada vez que la presencia de los bomberos era requerida.
Por otra parte el crecimiento de la ciudad demandaba otro tipo de atención, reclamando periódicamente por el Centro Económico Gualeguay a las autoridades provinciales sin lograr respuestas valederas.
Estas se encontrarían, evidentemente, en la iniciativa de su propia comunidad. Es más, en la iniciativa un grupo de gente joven y de trabajo que hasta el momento no había manifestado a través de ninguna entidad o sector determinado, las inquietudes creadoras y el empuje puestos de relieve cuando asumió la responsabilidad de organizar un cuerpo de bomberos voluntarios.
No es fácil hacer nombres sin caer en omisiones. Las anotaciones son escasas y difusas. Pero no resulta dificultoso recordar el empeño de José María Carril, mecánico y Mauricio Oscar Suárez, a la sazón director de la Unidad Penal local, quienes con otros entusiastas comenzaron por septiembre de 1973 a conversar sobre la posibilidad de dotar a Gualeguay de un adecuado cuerpo de bomberos voluntarios.
Por entonces ya se habían alcanzados algunos logros: la Doctora María del Carmen Rodríguez Vivanco, en su condición de abogada ofrecía sus servicios profesionales para todo lo concerniente al asesoramiento legal, redacción de estatutos, organización. Etc; los Bomberos Voluntarios de Lanús, provincia de Buenos Aires, respondían a la requisitoria de brindar su experiencia en el tema; la Dirección de Institutos Penales de Entre Ríos se mostraba dispuesta a facilitar el sector este de la Unidad Penal, sobre calle Misiones entre Primer Entrerriano y Pellegrini, para su funcionamiento – aunque fuese precario – del cuartel; varias personas, en su mayoría jóvenes, manifestaban sus deseos de incorporarse al cuerpo, la Escuela Técnica Nº 1, Vialidad Provincial, el Taller Mecánico el Negro y la empresa de ómnibus Ciudad de Gualeguay, se anotaban entre los primeros y decididos apoyos recibidos por el significativo proyecto.
La fundación
Sin embargo el objetivo no se cristalizó en manera inmediata. Pasaron varios meses de entrevistas, gestiones y tareas previas, hasta la convocatoria a una Asamblea Pública con el propósito – ya firme – de constituir la Sociedad de Bomberos Voluntarios de Gualeguay.
Fue el 13 de mayo de 1974, a las 20.30 hs. En la compañía de seguros Hermes. El acta designa la asistencia de Juan B. Larrateguy, Antonio Alfredo Roldán, Juan Machiavello, Manuel Eseyza, Pedro Ronconi, Ricardo Brethauer, Juan Carlos Cánepa, Mario Ramón González, Ricardo Rodolfo Roselli, Armando Eleuterio Coronel, Gustavo Sergio Ibarra, José María Carril, Carlos Alberto Reynoso, Alfredo Dellagisutina, Horacio A. Telenta, María del Carmen Rodríguez Vivanco, Alfredo Alberto Costantini, Raúl Carlos Rauch, Raúl Enrique Reynoso y José Domingo Plazaola. Preside Carril, se aprueban los estatutos y se designa la primera Comisión Directiva.-
Labor inicial
La Sociedad estaba en marcha. Era necesario concretar su organización, inscribir y preparar los bomberos voluntarios, equipar al cuerpo con vehículos y elementos apropiados y obtener el debido asesoramiento de otras entidades similares. Así paulatinamente, en todo caso con cierta lentitud en algunos aspectos, pero con seguridad se avanzó.
Contrariando con los planes iniciales, la Dirección de Institutos Penales dio marcha atrás y no autorizó la instalación del cuartel en su dependencia local. El tropiezo obligó a buscar otro lugar para el asentamiento del cuerpo y se logró así la cesión temporaria del inmueble ocupado por el Círculo de Pilotos General San Martín la ex Avenida Reconquista, hoy Pte. Perón. Adaptar su hangar y demás dependencias a las exigencias de un cuerpo de bomberos con guardia permanente (garage, depósito de agua, taller, cocina, dormitorio, oficina de guardia) fue una tarea frente al tesón de aquellos iniciadores.-
Simultáneamente se multiplicaban las gestiones para dotar al cuerpo de una autobomba adecuada a las exigencias de la ciudad en crecimiento. Esto se lograría recién en 1976 cuando el cuartel de la ex Avenida de la Reconquista estaba ya listo para albergar unidad y posibilitar su funcionamiento pleno.
Primeras unidades
Un subsidio de 30 de millones moneda nacional, otorgado por el gobierno provincial, fue el punto de partida para la compra de la primera unidad. Para poder completar el pago de la misma, que ascendía a 130 millones de la moneda referida, se tuvo que apelar a préstamos bancarios otorgados personalmente a miembros de la comisión directiva, pues la sociedad carecía de personería jurídica, y avalándose con patrimonios personales de los dirigentes una deuda de 105 millones de pesos ante la Federación Argentina de Bomberos Voluntarios que financió la operación y se unió a este esfuerzo la buena disposición de la Sociedad de Bomberos Voluntarios de Quilmes, provincia de Buenos Aires, vendedora de la autobomba.-
En Agosto de 1976, logró así la sociedad su autobomba Nº1, Ford F 600 de 5000 litros de capacidad, cuatro líneas de mangueras y escaleras. Casi de inmediato, la jefatura de policía departamental transfirió su vieja unidad, señalada en adelante como autobomba Nº 2, motivo por el cual se considera ese año como el del despegue definitivo de la institución. A esas incorporaciones se sumó la decisión de la municipalidad de Gualeguay, cediendo el terreno situado entre 25 de Mayo y Tagnard para edificar allí el cuartel definitivo de los Bomberos Voluntarios. La construcción demoraría un par de años en concretarse, al igual que su escrituración, suscripta recién por el intendente Armando Freyre en 1979.-
A fines de 1976 la sociedad evidenciaba un franco avance hacia su afianzamiento y ya había comenzado a prestar servicios, demostrando la necesidad de su creación y de su progreso. Una inscripción masiva de socios, lograda a través de Radio Gualeguay, permitió medir por entonces el respaldo público que la nueva entidad había alcanzado en poco tiempo. A fines de ese año los bomberos debieron desplegar una gran tarea en distintos lugares de la ciudad, duramente castigada por una fuerte tormenta y la más destructora granizada de que se haya tenido memoria entre los gualeguayenses.
Poco tiempo después, a principios de 1977, se adquirió un furgón al que se le hicieron las reformas necesarias para adecuarlo al servicio de ambulancias. Este vehículo prestaría también valiosos servicios. Poco más tarde, la Dirección de Defensa Civil de Entre Ríos proveyó a la sociedad de una ambulancia Gladiator y de un grupo electrógeno portátil.
Sin llegar todavía a la modernización total, en dos años y medio el cuerpo de bomberos de Gualeguay estaba ya convenientemente equipado y en plena actividad.
Bautismo de Fuego
Si bien varias intervenciones en incendios, accidentes, rastreos del río tras la desaparición de personas en sus aguas, traslados de enfermos y auxilios diversos habían corroborado la eficiencia del nuevo cuerpo, este no había afrontado aún al comenzar 1977 un verdadero bautismo de fuego, es decir dura lucha sostenida frente a un siniestro implacable.
Pareciera que el destino hubiese estado aguardando que el cuerpo alcanzara un mediano equipamiento y sus hombres cierta experiencia, para probar a los hombres de Gualeguay ante una circunstancia verdaderamente difícil y peligrosa.
Y esto ocurrió en la tarde del caluroso 6 de Febrero de 1977. A las 14.45 se advirtió en un depósito comercial atestado de mercaderías, propiedad de Emilio Aschkar, sobre calle Belgrano, en cuya esquina el comerciante posee su negocio de almacén. Pronto el depósito se transformó en una inmensa hoguera, pese a la premura a la que acudieron los bomberos. Pero el fuego devoraba todo, por momentos aumentaba y amenazaba con derrumbar el edificio y propagarse a inmuebles linderos. Mientras se requería el refuerzo de los Bomberos Voluntarios de Gualeguaychú, el cuerpo activo de Gualeguay luchaba denodadamente con el apoyo de una ambulancia, médicos y enfermeros presentes allí para auxiliar a los jóvenes bomberos que experimentaban los efectos del humo y el intenso calor. Las explosiones de los envases se sucedían, dando un matiz más dramático a la situación, hasta que el fuego, al caer la tarde, había sido circunscripto. La lucha cesó recién a la medianoche, con pérdidas cuantiosas. Por su parte, los bomberos de Gualeguay, habían alcanzado en esa tórrida jornada su mayoría de edad.
Fuente: Bomberos Voluntarios Gualeguay
Mario González: "Los principios de Bomberos Gualeguay fueron muy duros"
Bomberos Voluntarios Gualeguay nació formalmente el 13 de mayo de 1974 por iniciativa de un grupo de jóvenes que advertían la necesidad de contar con una institución local. El Debate Pregón dialogó con uno de estos primeros entusiastas, Mario González, quien ha estado desde el momento de la fundación de la entidad hasta la actualidad.
Sobre los motivos que los llevaron a fundar Bomberos Voluntarios Gualeguay, González comentó: “Antes que la institución de Bomberos se fundara hubo dos siniestros muy grandes. Uno en la Cooperativa Agropecuaria que estaba en calle San Antonio, entre Pellegrini y 9 de julio, y el otro la carpintería de Maldini. A raíz de esos dos hechos nace una inquietud de vecinos para formar un cuerpo de bomberos. El iniciador fue José María Carril, que convocó a varios conocidos, allí se forma una comisión provisoria y después ya se forma la comisión como corresponde de la cual hay muchos integrantes que ya no están en este mundo y otros que están pero no dentro de la institución. Yo el 13 de mayo voy a cumplir 48 años en la institución, o sea que estoy desde el inicio”.
Y continuó: “Nos juntamos, las primeras reuniones fueron en la compañía de seguros Hermes que nos cedieron las instalaciones gratuitamente. Hasta entonces venían los bomberos de Gualeguaychú a apagar los incendios. Siempre recibimos todo el apoyo de ellos porque nosotros no teníamos idea, acá estaba el cuerpo de bomberos oficiales de la policía, los bomberos de Gualeguaychú nos ayudaron a nacer, ellos tienen 7 años más que nosotros”.
“Después los muchachos fueron haciendo cursos, aunque sin los elementos de hoy. Era todo sacrificio porque por ahí no teníamos para darles de comer. Vivían en el Círculo de Pilotos con unas precarias instalaciones. La mayoría de los bomberos eran del Barrio 25 de mayo, eran todos empelados, otros trabajaban independientes”, mencionó.
Y siguió detallando: “Fueron dos etapas, una cuando nacimos, que éramos pobres, y hoy que la institución ha crecido muy bien en todo aspecto, pero los comienzos fueron muy duros. Al principio para la gente no éramos creíbles porque éramos todos empleados, los únicos que más o menos tenían negocio eran (Alfredo) Dellagisutina, que era mecánico, Carlitos Cánepa con una talabartería, Costantini, que trabajaba de gerente. Costó entrar en la sociedad pero hoy están los frutos”.
“En esa época sí se hacían cursos pero no eran tan exigentes como ahora por la tecnología. Aparte no teníamos los medios que hoy Bomberos tiene, eran todas unidades usadas que íbamos comprando, por ahí nos daba vehículos usados el ejército. Se fue ganando experiencia a medida que se iba participando en los incendios. Hoy la parte operativa ha crecido mucho, tiene mucha experiencia, tiene los elementos para trabajar”, expresó.
Asimismo, González recordó: “Nacimos pobres, nos prestaban distintos locales para las reuniones de comisión y el último fue el Círculo de Pilotos, de allí nos fuimos adonde estamos ahora en calle 25. Esta sede se hizo con una ganancia de cuando realizamos los carnavales. Empezamos con los corsos en el 78, seguimos en el 79, 80, 81 y 84. Este edificio, la parte del hangar de adelante donde están todas las unidades, era municipal ese terreno y lo donó el entonces intendente Armando Freyre. Después todos los distintos intendentes han colaborado. Se hizo todo a fuerza de sacrificio económico porque ahí cobró desde el primer albañil hasta el último”.
“Estábamos en el Círculo de Pilotos, hacíamos eventos como kermeses bailables todos los domingos, domas de potro, carrera de motos para ir recaudando fondos y llegar a lo que hoy es bomberos”.
Por último, expresó: “Agradezco a toda la comunidad de Gualeguay por la colaboración que siempre nos da con el bono contribución del cual yo con mi hermano somos los vendedores más antiguos y felicito a esta nueva generación que agarró el mando de la institución porque ha progresado en todo aspecto. Agradezco a la comisión que está y los felicito por la forma en que han encardo la gestión”.