Marta Líbano
Club Social: Muestra de Pinturas “Momentos”, de Marta Líbano
El sábado pasado, en el Club Social, y ante un salón colmado, quedó inaugurada la muestra de pintura “Momentos”, de la artista plástica Marta Líbano.
En la oportunidad estuvieron presentes, entre otras autoridades, la Sra. Intendente Municipal, Dra. Dra. Bogdan, el Senador Provincial Casiano Otaegui, la Secretaria de Turismo, Cultura y Deporte, Lic. Florencia Fernández, la concejal Sra. Mirta Sosa, artistas de diferentes expresiones y numerosos amigos de la expositora. Se leyeron Decretos declarando de Interés Municipal el acontecimiento y se entregaron recordatorios de los mismos a la expositora.
La Muestra estará abierta hasta el 19 de mayo, de 17 a 21 hs.
Por su parte, la escritora Tuky Carboni se refirió a la personalidad artística de Marta Líbano, la que transcribimos a continuación:
Consideraciones sobre la pintura de Marta Líbano
Un agradecimiento especial al Club social de Gualeguay, que mediante su Subcomisión de Cultura, trabaja permanentemente para apoyar todas las gestiones que se relacionan con nuestro crecimiento, sobre en todo en las artes.
Voy a leer primero los apuntes de alguien que ha estudiado análisis de técnicas y expresiones pictóricas. Esta persona dice: “Marta Líbano tiene una pintura donde funciona mucho la certera intuición, ya que el despliegue técnico de su arte es empírico. En esta muestra a punto de ser inaugurada, podemos observar un marcado desarrollo personal, sobre todo en la aplicación de la perspectiva; no sólo desde la fase lineal, sino también la atmosférica, aplicando puntos de fuga, muy lograda por la combinación de colores cálidos y fríos, luces y sombras. Apreciamos diferentes pinceladas que van perfilando formas; también el uso de espátulas que dan carácter y texturas y acompañan armónicamente el volumen. Se destaca el uso técnicas mixtas que acentúan la parte gráfica, mediante el uso de carbonillas. Es conocido el hecho de que esta pintora suele tomar apuntes sobre detalles de los lugares abiertos y sus respectivos moradores; pequeñas señales de ese mundo que conmueven su especial sensibilidad y que ella va descubriendo durante sus caminatas diarias: niños jugando, animales domésticos pero huérfanos de dueño, pájaros en vuelo o en reposo junto al agua lustral de nuestro río. También se percibe una predilección, una auténtica fidelidad, casi amor, por nuestra flora y fauna regionales”.
Esta es la mirada de mi hija menor, Claudia Irene que ha estudiado y sigue estudiando eso, tan misterioso para mí, que son las técnicas y análisis de la pintura. Sin la menor intención de desautorizar la evaluación que precede, voy a tratar de transmitir lo que yo, una ignorante profunda en la materia, puedo percibir cuando miro un cuadro o, como en este caso, una muestra pictórica.
Cuando observamos un cuadro, escuchamos una música o leemos un poema ocualquier obra generada por un artista, “eso” que percibimos, o mejor dicho sentimos, es una experiencia única e intransferible.Tratando de explicármelo a mí misma, creo que esto es así, porque los seres humanos, a pesar de estar contenidos en un Todo Mayor que nos hermana y en un nivel más alto nos convierte en Unidad, no estamos hechos en serie, como los botones o los alfileres, que son de factura humana. Dios o La Consciencia Universal, como ustedes quieran llamar a El Creador Divino se ha esmerado por hacer, o emanar criaturas únicas, originales e irrepetibles. Ninguna montaña es exactamente igual a otra montaña, ningún árbol es idéntico a otro árbol, ningún animal es una copia exacta de otro. Y esa originalidad vale también para nosotros, seres humanos. Los sabios expertos en La Torah dicen: “Las cosas no son como las vemos; las vemos cómo somos.” Y la neurociencia lo confirma al declarar: “La belleza y la desarmonía, la claridad y la confusión que vemos en el afuera, no está en lo observado, sino en el observador” Por eso, cada persona que visite esta muestra de pinturas de Marta Lïbano, tendrá una experiencia diferente; habrá quien se detenga para apreciar más las proporciones, otro se fijará en el apasionante juego de los colores,otro en los elementos elegidos para componer la totalidad de la obra. Y aunando esas impresiones, podrá “sentir” si un cuadro lo emociona o no. Reitero que en técnicas pictóricas soy una ignorante profunda; pero esa falta de conocimientos no me impide conmoverme ante, por ejemplo un paisaje; porque, aunque no tengo ni idea de las técnicas que se usan para manejar acrílicos, ni de cómo se usan los pinceles ni cómo se logran los esfumados, ni las sombra o se mezclan los colores, creo (modestamente) tener el ojo adiestrado para descubrir la belleza en lo que puedo ver o intuir. Al visitar otras exposiciones de cuadros, he escuchado a algunas personas decir: “Yo no entiendo nada de pintura”; mi modesta opinión personal es que no hay nada que entender; porque no se trata de una experiencia intelectual, como sería, por ejemplo, leer e interpretar un ensayo sobre alta filosofía; mirar un cuadro es una experiencia sensitiva, algo que convoca más a la emoción que al razonamiento. Si al situarnos frente a un cuadro sentimos una especie de destello misterioso que nos conecta con alguna vivencia grata, si al mirarlo detenidamente, nuestro banco de memorias nos dispara un clik que nos hace vibrar a una escala diferente, es posible que podamos decir; “este cuadro me gusta”. Yo no he recorrido todavía esta muestra, pero sí pude contemplar detenidamente las fotos de los cuadros que la integran, lo que me da una idea aproximada de apreciación. Me gustaron muchísimo todos los paisajes que Marta nos ofrece; tanto los naturales como los urbanos; quisiera destacar uno que eterniza una esquina de nuestro pueblo natal bajo un cielo nocturno pero iluminado por luz propia; ese cuadro me enamoró. No sólo porque me parece muy bien logrado, sino porque me hizo viajar en el tiempo para reconectarme con la época en que nuestro Gualeguay era un pueblo chico o una gran familia, con todo lo que eso conlleva de entrañable para los que hemos vivido siempre en este amado pueblo nuestro.
Ahora, les invito a recorrer la muestra de Marta, disfrutando de sus cuadros en plenitud y con total libre albedrío, porque el libre albedrío es uno de los dones más hermosos con los que hemos sido dotados por el Padre.
Tuky Carboni