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Club Social: Presentación del libro “Caso Único” Vida y anécdotas de José Luis Quevedo Villagra, “Pepe”
El próximo viernes 28 de marzo, a las 20:30, se presentará en el Club Social de Gualeguay, “Caso Único”, (Rodolfo García Editora), el libro que cuenta vida y anécdotas de José Luis Quevedo Villagra “Pepe”, un personaje inolvidable para todo aquel que pudo conocerlo. Como miembro del Club, cultivó una fuerte amistad con muchos de sus socios, concentrando su atención en el ajedrez y el debate político. Su grupo lo integraban el Dr. Urteaga, el Dr. Carlos Gálligo, el Dr. Daniel Carboni Bisso, el Dr. Alberto Lescá, “El Gordo”; “Murullo” Berisso, Antonio Kablan y Alfredito Massoni.
El autor del libro es su hijo, José Luis Quevedo “Pepito”, quien no solo convirtió en texto las historias que desde siempre venía compartiendo de forma oral, sino que sumó los testimonios de los amigos del protagonista, completando una obra que es también reflejo de una época de intensa vida política y social de nuestra ciudad.
“Como su hijo, fui testigo directo de muchos momentos que hacen de mi padre un Caso Único. Las manifestaciones de amigos y parientes fueron fundamentales para completar esta obra que pretende ser testimonio de una época a la vez que homenaje a un hombre que vivió a su manera y dejó un recuerdo imborrable en todo aquel que tuvo el gusto de conocerlo”.
“Para terminarlo, conté con la invalorable colaboración de mis hijos, Clarita y José María y las oportunas observaciones de mi señora, Norma. Fue entonces también una manera de recomponer con mi padre una relación que nunca fue fácil. Para mis hijos, la forma de reconstruir una figura que no tuvieron y de la que hubiesen disfrutado muchísimo” señaló el autor a EL DEBATE-PREGÓN.
La presentación de “Caso Único” estará a cargo del periodista y escritor Roberto Romani y contará con la participación de las artistas Celina Taffarel y Ana María Frías.
(Adelanto del libro CASO ÚNICO, vida y anécdotas de José Luis Ramón Quevedo Villagra “Pepe” escrito por su hijo “Pepito”, de próxima publicación)
El balneario
Gualeguay siempre fue un bastión conservador y fue por iniciativa del último intendente de ese partido que tuvo la ciudad, Roberto Sciutto, que Pepe habilitó un balneario sobre la costa del río que atraviesa Las Rosas.
Fue también la autoridad municipal la que sugirió el nombre “Palo a Pique”. Lo hizo para homenajear a un tío de Pepe, Eduardo Villagra, quien así tituló su libro con historias sobre La Estancia.
El balneario se inauguró el 17 de diciembre de 1970. El obispo Pedro Bogler bendijo las aguas y los invitados fueron agasajados con dos vaquillas con cuero aportadas por Pepe. Hubo más de mil personas.
Tres colectivos llenos de la empresa Ciudad de Gualeguay llegaron a “Palo a Pique”. Numerosos artistas animaron la fiesta de inauguración desde muy temprano. Se destacó un conocido cantor y guitarrista local, Mateo Martínez. Arrancó a las 9 de la mañana y le pegóderecho hasta entrada la noche. Mucho habrá tenido que ver la abundante provisión de cerveza que Pepe puso a disposición de músicos e invitados.
Durante el evento, Martínez se fijó en una de las chicas que participaba de la fiesta, pero había un pequeño problema para concretar el romance; la señorita no era señorita, sino que era la mujer de un puestero de Pepe, Alejandro Suárez. El artista no se entregó fácilmente y le dedicó varias canciones a la encantadora Seferina, que se mantuvo fiel a su esposo pese a los esfuerzos que hizo el cantautor por conquistarla.
Pepe y la Municipalidad firmaron un convenio por cinco años. Se cobraba entrada y se ofrecía servicio de cantina, baños y boyas. El balneario funcionaba más que nada los domingos. Más de cien autos estacionaban bajo los sauces junto al río. Las familias compartían asado y música durante todo el día.
Pepe recorría la playa y saludaba a los concurrentes que lo invitaban a almorzar y compartir una cervecita helada a orillas del Gualeguay.
Una vez que finalizó el convenio, la gente siguió yendo por su cuenta. El acceso era libre y gratuito, una muestra de la generosidad del anfitrión.
Tanto mi papá como su tía Rosarito eran grandes nadadores. Con 89 años, la más chica de las Villagra cruzaba nadando el río acompañada por su sobrino.