3ª Entrega
Cómo recuperar la cultura del encuentro en la era digital…
Editorial del Dr. Bernardo “Cacho” Gandini para El Debate Pregón
En algunos escenarios, por dificultades e inseguridades para los desplazamientos con incomodidades, la presencialidad pierde frente a una cómoda virtualidad; esto que se da en determinados grupos etarios y profesionales.
En Gualeguay, capital de la cultura y la cordialidad, donde todo está cerca, es muy difícil de aceptar; por contrapartida, acá nos cuesta el cumplimiento del distanciamiento y prevención. La nostalgia y melancolía por lo perdido con nuevas tecnologías, quizás sean una realidad.
El mundo analógico le da pelea al mundo digital
Internet amplió las dimensiones del mundo y generó el movimiento de autonomía y conexión entre personas; la opción es dejar lo viejo, abrazar lo nuevo y asumir las consecuencias; en ese entusiasmo al acatamiento, abandonamos las costumbres y los momentos que nos habían acompañado. Entre los reemplazos están: consultas a enciclopedias por búsquedas en Google, mapa orientador por GPS, identificación caligráfica, salvo las recetas médicas ilegibles, películas en DVD por series en Netflix, teléfono fijo por celular, tarjetas de presentación…recibir una postal o contar anécdotas por carta en correo postal… ¿Se puede recuperar aquella vida sin una nostalgia negadora? Del tema, investigado desde lo periodístico o socio-antropológico, en la intersección entre cultura consumista y vida real; la mensajería instantánea donde había cartas, con rutinas en desaparición, conversar con extraños en los viajes.
Trabajan por zoom y mensajean por twiter, pero tienen una actitud contradictoria y plantean la necesidad de tener nuestras pequeñas rebeliones; durante éstas podemos decidir que queremos y adónde vamos; retroceder si es necesario en lo que queramos recuperar: por ejemplo, levantar las banderas del aburrimiento en los chicos: Los padres creíamos que estaba bien aburrirse un poco, para inventar qué hacer, estimulando la creatividad. Un poco de aburrimiento provoca menos aburrimiento a largo plazo. La tecnología siempre fue clave para entender nuestra comunicación: Mariano Moreno había muerto y Guadalupe Cuenca, al ignorarlo, le seguía escribiendo cartas, con celos y reclamos. Siempre los avances tecnológicos generan recuerdos y nostalgias: El paso de radio a televisión generó negación de muchos artistas a incorporarse; se auguraba, temerosamente, la muerte de la radio, algo que no pasó.
No hay que condenar las emociones, todas son necesarias e inevitables. La melancolía es una emoción, un estado de ánimo, que puede ser pasajero y tiene su belleza. Estas emociones que se vinculan con la historia, con el pasado, con el paso del tiempo, en esta época en que se pretende anular la historia. Que el momento melancólico no aplaste la alegría y no distorsione la realidad; que los recuerdos no superen los proyectos, porque en estas circunstancias, nos hemos ubicado mal. Utilizar los avances tecnológicos, conservando lo que da sentido pertenencia a pasiones y placeres, es no cambiar lo que nos hacía disfrutar…
“Una respuesta insolente de una persona educada, es una mala señal”
Hipócrates