“Con la niñez en el corazón”
Recuerdos, anécdotas, juegos, entretenimientos, amigos del barrio compartimos hoy en las páginas de la Segunda Sección, tal como lo hicimos el domingo pasado. Hoy continuamos con los recuerdos de Luisina Viviani, Biby Mochi, Héctor Ahibe, Agustín y Valeria Kablan.
"Como una perla azul, intacta, pura,en una marejada de frescura,dormida en una rosa está mi infancia.""Soneto para mi infancia"- Tuky CarboniLuisina Viviani: ¡Sí! ¡Tuve una infancia muy feliz!¡Sí, tuve una infancia feliz! A la hora de rescatar momentos, los mejores siempre son en la vereda de mi casa. En el barrio donde pasé mi infancia estábamos siempre ahí jugando; nos juntábamos todos en la esquina de casa. Carrera de bicis, a la mancha, a la escondida, a la bolilla, a hacer una comparsa, a la pelota, jugábamos a todo.A la salida de la escuela, a eso de las 17.30, ya estábamos todos en la esquina y ahí se decidía a qué jugar. En verano, sobre todo, podíamos estar hasta muy tarde; los más grandes salían a la vereda también a tomar mates y así se pasaban los días. La calle tenía zanja en la cual, en los días de lluvia jugábamos con barquitos o carreras de maderitas, siempre con los vecinos; éramos un montón.Después nos mudamos al Barrio 40, frente al Pompeya y ya ahí se sumaban más chicos a jugar, porque viven muchas familias. Mis hermanos y yo tuvimos el privilegio de que los mismos vecinos que vivían frente a la casa anterior se mudaran frente a esta nueva, y así no fue tan difícil el cambio.Con Martín, Ailin y Nico pasamos juntos toda la infancia y adolescencia y eso es muy valioso porque las mudanzas son difíciles; creo que tenerlos a ellos ayudó mucho.Si me preguntan de un protagonista de la infancia, seguro que es la bici; pasábamos mucho tiempo andando en la bici, paseando por la cuadra, o en la chacra de mis abuelos con mis primos. También pasábamos mucho tiempo con la bici como mediadora de los juegos.En la escuela siempre me gustaba participar de todo, sobre todo para salir de clase. Era buena estudiante, pero me divertía más bailar y hacer otras cosas. Un año también fui delegada de la biblioteca y ahí Carmen nos enseñó a arreglar los libros, y en los recreos pasábamos tiempo con ella aprendiendo más cosas o leyendo la revista del Oso Bussi. En la escuela siempre fui bastante rebelde, de cuestionar todo. Un año por ejemplo pregunté por qué limpiaban los bancos sólo para cuando había elecciones; ¡pobre la maestra!, no supo que responder, pero me dijo que era una buena pregunta para hacer en la dirección. -------------------------------------------------------Biby Mochi: ¡Qué maravilla poder detenerseen el tiempo y volver a la amada niñez!Éramos cinco hermanos, yo la cuarta: Néstor, Prudencio, Loly (hoy fallecida), luego yo y Graciela. Nací y me crié en una chacra ubicada detrás de lo que hoy es el Barrio 3 de Caballería, el cual por esa época no existía, era todo un baldío. Es así que disfrutábamos de mucho espacio en familia y también en la compañía de primos y amigos, lo cual sucedía a diario. Siempre se hacían grupos conforme a las edades y por ahí también de varones y mujeres.Me gustaba jugar a la rayuela, andar en bicicleta, remontar pandorgas a las que, luego de ver a mi papá confeccionarlas, aprendimos todos a hacerlas y así se llevaban campeonatos para ver quien la remontaba más alto.Recuerdo que del grupo era la más tímida y esa faceta por ahí me opacó la felicidad.A veces también jugábamos a la bolilla, pero era más de varones, saltábamos al elástico el elástico y la cuerda y a la payanca con cinco piedras previamente seleccionadas las cuales manejábamos con mucha destreza.Durante las vacaciones de verano y de invierno, nos íbamos de paseo a la casa de los abuelos maternos, de apellido Alemán, que vivían en Sauce Sur, Departamento Tala. Allí también disfrutábamos de mucho espacio y tiempo. Recuerdo que se dedicaban a la crianza de gallinas ponedoras. Casi todos los días, yo, como hobby, y bajo vigilancia estricta de los mayores, salía sola a buscar huevos de gallina que cargaba en una canastita y siempre tenía suerte de encontrar nidales con muchos huevos.Un día observo en un palo del alambrado un hueco por el que asomaban hocicos pequeños; yo, pensando que eran cerdos intenté tocarlos cuando, en medio de la quietud escuché a mi tío Poroto que me alertaba que no lo hiciera. Al instante estuvo conmigo y supe del peligro que representaban pues ¡se trataba de un nido de comadrejas!Todos los hermanos concurrimos a la Escuela Normal; íbamos a pie, tomados de la mano.Teníamos un poni muy mañero en el cual, turnándonos, andábamos en él tardes enteras.Bueno, ha sido una caricia para el alma el recuerdo de una infancia inolvidable que renuevo día tras día con todos mis queridos nietos. -----------------------------------------------------Héctor Ahibe: "En mi corazón sigue viviendoaquel niño feliz del Sexto Distrito"Mi infancia, que transcurrió en el campo junto a mis hermanos, en el Sexto Distrito, Gualeguay, realmente fue una de las etapas más hermosas de mi vida, rodeado de un paisaje natural. Caminos de tierra, montes, lagunas, cabalgatas, pesca y, por supuesto, la escuela, ocupaban nuestro tiempo. Concurríamos a la Escuela N° 41; en esa época la directora era la Sra. María Gómez de Jara. Nuestros compañeros de escuela eran hijos de trabajadores rurales, pequeños productores y vecinos de la zona. Nuestros juegos eran la bolilla, futbol, cabalgatas, pesca en el arroyo El Animal y lagunas aledañas.Esperábamos con ansiedad el verano, y, por sobre todas las cosas, las fiestas, porque el pago se llenaba de gente del lugar que vivía en otras ciudades y otras zonas por razones de trabajo. También venían nuestros primos y tíos desde otros lugares. ¡Imagínense la mesa navideña en casa de nuestras abuelas!, teniendo en cuenta que entre las dos familias, paterna y materna, eran más de 25 tíos. Esperábamos con ansiedad los días en que recibíamos regalos, que eran el Día del Niño Jesús y de los Reyes. Recuerdo haber recibido una bicicleta, que si bien era reacondicionada, me llenó de felicidad. Participábamos también mucho de las fiestas y kermeses realizadas en la escuela, y además una vez al año llegaba una calesita ambulante y un circo. Con respecto al circo, voy a contar una anécdota que involucra a todos mis hermanos, especialmente a mi hermana menor Analía. Nos llamaban mucho la atención los trapecitas; después que el circo se iba, con mi hermano Ariel y Mari armábamos trapecios que pendían de las ramas de un viejo tala y Analía, que era la más pequeña y más esbelta, actuaba de trapecista bajo nuestra dirección, con algunos porrazos, seguramente.Los lunes a la tardecita también era un día de ansiedad para nosotros porque nuestros padres venían a la ciudad todos los lunes a buscar mercadería para su almacén de ramos generales, (aprovechando que ese día no se abría el negocio). Nosotros esperábamos ansiosos su regreso, porque luego de colaborar con la descarga de la mercadería, siempre recibíamos una sorpresa: algún juguete, ropa, pero muy frecuentemente masas de una conocida confitería, las que hacíamos desaparecer en pocos minutos.Eran otras épocas, los lugares han cambiado mucho, quedan muy pocos habitantes y con el advenimiento de la agricultura y producciones modernas, ha cambiado también el paisaje.Así de sencilla y feliz fue nuestra infancia en el campo. En cada etapa de mi vida afloran permanentemente esos recuerdos y aunque ha pasado mucho tiempo, en un rincón de mi corazón sigue viviendo aquel niño de alpargatas y pantalones cortos que volaba en su bicicleta por los caminos del Sexto Distrito. -----------------------------------------------
ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios