Baucero de SOESGyPE
"Defendemos los puestos de trabajo antes que nada"
En diálogo con El Debate Pregón, Luis Baucero, Secretario General de la Filial Gualeguay de SOESGyPE (Sindicato de Obreros y Empleados de Estaciones de Servicio, Garages, Playas de Estacionamiento, GNC, Lavaderos Automáticos y Gomerías) de la Provincia de Entre Ríos, comparte su visión sobre el impacto de las nuevas medidas gubernamentales en los trabajadores del sector.
Habló sobre las complicaciones que puede traer el autoservicio de combustible, la preocupación gremial, la situación económica y la necesidad de mantener el diálogo para evitar conflictos laborales.
Ponemos un poco de contexto al diálogo. A través del Decreto 46/2025, publicado este miércoles en el Boletín Oficial, el Gobierno Nacional autorizó el autoservicio en la carga de combustible. La medida se aplicará en todo el país, permitirá a las estaciones de servicio ofrecer esta modalidad de forma opcional, y para hacerlo deberán gestionar una autorización ante la Secretaría de Energía del Ministerio de Economía.
Desde la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (CECHA) celebraron la medida, señalando que "marca el inicio de un extenso proceso que supone un cambio de hábitos en los consumidores".
Queríamos conocer también la voz de los representantes de los trabajadores.
La preocupación gremial por los trabajadores
—¿Cómo tomaron los trabajadores, a nivel gremial, estas medidas?
—Hay preocupación, por supuesto. Cualquier medida de este tipo genera incertidumbre, porque la organización sindical está en rechazo absoluto. Se supone que estas disposiciones buscan dejar gente en la calle, y ningún gremio puede aceptar eso. Nosotros defendemos los puestos de trabajo ante todo. No rechazo la modernización, pero sí el despido de trabajadores. Se estima que podría afectar hasta un 10% de la dotación, pero nadie sabe con certeza porque esto fue por Decreto, hecho por la fuerza sin diálogo. Lo que sí sabemos es que vamos a pelear por los puestos de trabajo.
Todavía todo es muy prematuro. Esto ya se intentó en 1983 y no tuvo buenos resultados. Apenas hubo una o dos estaciones con un surtidor automático en Capital Federal. Es un sistema costoso y difícil de implementar. Además, el argentino está acostumbrado a que lo atiendan. La atención personalizada es parte del servicio.
Capacitación y seguridad en el trabajo
—¿Cómo es la capacitación de los empleados de estaciones de servicio?
—El decreto borra toda la capacitación que tiene hoy un trabajador del sector. La gente no sabe que los empleados de estaciones de servicio reciben formación permanente en distintas áreas: atención al cliente, ventas en los mini shops, manejo de sistemas de pago, limpieza, seguridad e incluso aspectos técnicos básicos como la verificación de niveles de agua y aceite. Los famosos diez puntos que incluyen el agua, el aceite, el parabrisas y demás.
Es un trabajo que requiere conocimientos específicos. No es sólo "cargar combustible". Un surtidor no es un aparato sencillo y hay normas de seguridad que seguir. Un trabajador de estación de servicio sabe cómo actuar ante un incendio, qué matafuegos usar, cómo dirigir la acción ante una emergencia. Nos falta mucha educación como ciudadanía para eso.
Imagine un usuario cualquiera manipulando nafta sin capacitación. Hay riesgos serios. Por ejemplo, hoy en día hay problemas hasta con el uso del casco en las motos. ¿Quién nos dice que no habrá gente fumando o usando el celular mientras carga combustible? ¿Quién se hará responsable de un accidente? Es peligroso y costoso.
La implementación en el interior
—Se dice que estas medidas se van a aplicar primero en Buenos Aires.
—Sí, seguramente. Tal vez allá instalen algunos surtidores automáticos. Pero en el interior va a tardar mucho en llegar. Acá en Gualeguay hay una sola que cierra y es por convicción, no es porque no venda, sino porque el empresario quiere cerrar de noche y cierra. En La Pampa, por ejemplo, inauguraron una estación con un sistema mixto, donde aún se necesita del operador para ciertos pasos. Eso podría ser una alternativa, pero de todas formas, eliminar por completo al trabajador es un error.
Es cierto que está la excusa de que los empresarios pueden ver un beneficio en la reducción de aportes y cargas laborales. Pero, ¿cuánto cuesta realmente uno de esos surtidores automáticos? Además, si llega a ocurrir un accidente, la responsabilidad del empresario puede implicar un costo enorme, y Dios no lo quiera, pero si pasa algo va a tener que pagar de por vida.
La crisis económica y el impacto en los salarios
—¿Cómo impactó en el sector la crisis económica?
—Ha sido un año muy duro. La devaluación golpeó fuerte. Desde la llegada de Milei, el salario real cayó entre un 40 y un 50%. Nosotros logramos empardar un poco la situación con paritarias trimestrales, pero lo perdido en la devaluación inicial no se recupera. En el sector, los trabajadores hemos tenido que ajustar los gastos. No se puede vivir como antes. La realidad es que nos golpeó a todos.
El diálogo y el futuro del sindicalismo
—¿Le preocupa la falta de diálogo?
—Por supuesto. La organización sindical busca el diálogo permanente, por supuesto que quiere juntarse a esa famosa mesa de enlace y juntar empresarios, gremios y gobiernos. Pero nunca se hace, porque no le conviene al gobierno. Antes se discutía con empresarios y gremios en una mesa de negociación. Hoy, directamente imponen medidas sin consulta.
Un ejemplo claro: teníamos acordado un aumento del 15 al 18% en estos tres meses, y el gobierno se negó a homologarlo. Si los empresarios y los trabajadores están de acuerdo, ¿por qué el Estado lo bloquea?
Nosotros defendemos el movimiento obrero. Los jubilados están mal. No les alcanza. Entonces, fríamente calculan y pensarán se van a morir y van a ser menos problemas. Y no podés pensar así. No puede ser tan frío todo. No somos todos números.
La CGT está esperando el momento porque todavía hay mucha gente que tiene expectativas en el Gobierno. Hasta ahora sólo hubo un paro, pero el gobierno sigue negando el diálogo. No se puede gobernar de espaldas a los trabajadores porque la clase obrera es la columna vertebral. Si queremos que Argentina crezca, hay que fortalecer a los que producen, a los emprendedores y a las pymes. Hay que ayudar a la gente que realmente quiere trabajar y producir en nuestro país.