Sociales
Don Miguel Badaracco
Acaba de dejarnos don Miguel Badaraco, un hombre que sin pensarlo, ni proponérselo será recordado por haber hecho una tarea trascendente: restaurar, dar nueva vida a los edificios más emblemáticos de nuestra ciudad, es decir aquellos íntimamente ligados con nuestra identidad. Su oficio primario fue Técnico Textil. Se fue siendo muy joven a Buenos Aires a trabajar a una fábrica hasta que ésta cerró y lo único que consiguió en ese momento fue trabajo en una construcción donde aprendió el oficio de yesero, muy difícil pero que él ejerció con maestría. Sin dudarlo puedo decir que fue el mejor yesero que conocí a lo largo de mi carrera. Era un hombre muy inteligente, muy prolijo con muchas cualidades que hacían que su trabajo fuera perfecto.
En 1989 el presidente del Club Social, Sr. Héctor Guerra, en ese momento presidente del Club Social, me convocó para hacer la restauración de las fachadas de dicha institución que estaban muy deterioradas Por sus cualidades lo convoqué don Miguel y comenzamos un largo camino juntos, camino de aprendizaje y ejecución en un rubro realmente atrapante. Lo primero que debíamos hacer era capacitarnos, cosa no muy sencilla porque en esa época eran muy pocos los trabajos de restauración hechos en el país. Para esta finalidad convoqué al Arq. Alberto Leonforte de La Plata que tenía a cargo la restauración del Coliseo Blanca Podestá. Fue invitado a nuestra ciudad y se abocó a la tarea, no sólo de enseñarnos las técnicas, sino que nos ayudó con proveedores de ciertos materiales difíciles de conseguir. Así comenzamos esa restauración que aún puede admirarse.
El oficio original de Técnico Textil ayudó mucho a don Miguel Badaracco ya que en estas obras se usan muchos productos químicos qué hay que saber manejarlos y él los hizo con perfección, sabía usar los materiales que teníamos que traer de afuera y trabajar con poca gente. También nos mostró su vena artística ya que para reproducir las molduras y adornos se sacan moldes en látex o siliconas, pero hay veces que no hay de donde tomarlos y ese fue el caso de parte del panel superior de la fachada este del Club Social. Un día llego a la obra y veo el panel prácticamente terminado y ante mi asombro me dijo que los había hecho él moldeando con sus manos el cemento, pero con su humildad habitual me aclaró que si no me gustaba lo sacaba inmediatamente. Estaba perfecto.
Estos trabajos necesitan de mucha colaboración y, en este caso su presidente, Héctor Guerra, nos brindó todo el apoyo necesario para llevar adelante esta tarea en ese momento que era muy difícil, a lo que se sumó la maestría de don Miguel Badaracco fue clave.
Arquitecta Sara Osinaga Grané