Don Ramón Ferreyra: de profesión canoero
Segunda Sección anduvo por Puerto Ruiz, ese lugar de maravillosos atardeceres, de historia y poesía, de gente amable, muchas de las cuales viven de la pesca, esa riqueza que le provee un río que de pronto es un espejo de agua mansa, pero que también se muestra inconmensurable con las crecidas.
Allí, en ese lugar tranquilo de nuestra aldea, conversamos con Don Ramón Ferreyra, canoero, trabajo en el que también se han iniciado sus hijos para los que quiere un futuro más promisorio, sin dejar de lado el amor por la tierra, el olor y la nobleza de la madera.
-Soy Ramón Gaspar Ferreyra, nacido en las islas; vine aquí al Puerto en el año '59. Me casé en esta capilla y he trabajado en muchas instituciones. Siempre me ha gustado trabajar en ellas, comienza diciendo nuestro amigo.
Luego continúa: -El domingo pasado cumplí 76 años. A los 25 años, después de que me casé, me fui a trabajar a las islas "de abajo", haciendo toda clase de trabajos. Entonces, di con un hombre que tenía un "astillerito" (así decía él), quien me llevó a trabajar ahí. Estuve 9 años en esa tarea y aprendí, aprendí porque me gustaba -me encanta la carpintería- además, a mi edad, tengo paciencia para trabajar, algo que en esto se necesita realmente.
Don R. Ferreyra se muestra entusiasmado hablando del oficio de canoero: -Trabajamos toda clase de madera: anchico, guaica, laurel, cedro... Con mis hijos nos gusta trabajar. Hemos hecho una canoa de 8 metros con 80. Yo les digo que les quede, para cuando yo me vaya, esta canoa que hicieron con su papá. Un hijo mío planea comprar las máquinas para instalar una carpintería; a él le gusta el algarrobo y hará todo tipo de trabajo, no sólo canoas.
Más adelante agrega: -Aquí tengo canoas de las estancias "El Talar", "El Destino"..., que siempre han venido a reparaciones; alguna es del año '59, por ejemplo. Me encanta la carpintería. También he trabajado en la reparación de lanchas de la zona de Tigre, San Fernando. Eso sí, no me gusta tener peones, porque a veces se tiene plata para pagarles y a veces, no.
-A mí me gusta mucho trabajar; a veces, ni tengo horarios para comer, expresa entusiasmado. -Debo llevar más de mil canoas hechas. Siempre le decía a mi señora que yo le quiero dar a mis hijos lo que yo no tuve de escuela. La escuela mía la tuve cuando hice el servicio militar. A mí me gustaría que volviera el servicio militar. Por el servicio anduve en Salta, Catamarca, La Rioja, Santiago del Estero, Tucumán; en muchas partes.
Y ya hacia el final de la charla, comenta: -También he participado en política, como concejal; pero, después la abandoné, no me gustaron algunas cosas que iban en contra de lo que me enseño mi padre.
-¡Muchísimas gracias por venir a conversar conmigo!