29 de Octubre: Día Mundial del ACV
Dra. Florencia Almada: “La mayoría de los factores de riesgo pueden ser controlados, pero exigen disciplina”
El 29 de octubre es el Día Mundial del Accidente Cerebrovascular (ACV). Reconocer un ACV en el momento que ocurre es fundamental para poder acudir de inmediato a un centro médico donde el paciente pueda recibir el tratamiento adecuado a tiempo. Por esta razón consultamos a la Dra. Florencia Almada, Especialista en Neurología quien, con suma claridad, nos explica acerca de esta enfermedad, características, peligros, secuelas y, fundamentalmente, formas de evitarlo
ACCIDENTE CEREBROVASCULAR
El accidente cerebrovascular (ACV) constituye la principal causa de discapacidad de origen neurológico en mayores de 40 años y la cuarta causa de muerte en la República Argentina. Puede ser devastador para las personas y sus familias, quitándoles su independencia.
¿Qué es el ACV?
Es una enfermedad que se produce cuando falla la circulación sanguínea en el cerebro y las neuronas mueren debido a la disminución del flujo sanguíneo y a la falta de oxígeno resultante.
Existen dos tipos de ACV, aquellos causados por el bloqueo del flujo sanguíneo en el cerebro o el cuello llamados ACV isquémicos, responsables de cerca del 80 por ciento de los casos, y los causados por una hemorragia cerebral llamados ACV hemorrágicos.
Los bloqueos del flujo sanguíneo provienen de tres afecciones: la formación de un coágulo dentro de un vaso sanguíneo, llamado trombosis; el movimiento de un coágulo desde otra parte del cuerpo como del corazón al cerebro, llamado embolia; o el estrechamiento grave de una arteria, llamado estenosis.
¿Cómo se puede disminuir el riesgo de ACV?
Dos puntos clave deben tenerse en cuenta: conocer los signos de advertencia del ACV y el control de los factores de riesgo.
¿Cuáles son los signos de advertencia?
Los signos de advertencia son señales de que su cerebro no está recibiendo oxígeno suficiente y advierten sobre la necesidad de una rápida consulta al sistema de salud.
- Debilidad súbita de la cara, el brazo o la pierna, especialmente de un lado del cuerpo.
- Confusión súbita, o dificultad para hablar o comprender el habla.
- Súbita dificultad para ver con uno o ambos ojos.
- Dificultad súbita para caminar, mareos, o pérdida del equilibrio o la coordinación.
- Dolor de cabeza grave sin causa conocida.
Otros signos de peligro que pueden producirse incluyen visión doble, somnolencia, náuseas y vómitos.
A veces los signos de advertencia pueden durar poco tiempo, incluso minutos y luego desaparecen. Estos breves episodios son conocidos como accidentes isquémicos transitorios o AIT.
¿Cuáles son los factores de riesgo para tener un ACV?
Algunos factores no pueden modificarse con el tratamiento médico o los cambios de estilo de vida.
- Edad. El riesgo de tener un ACV se duplica por cada década entre los 55 y 85 años.
- Sexo. Los hombres tienen mayor riesgo de tener un ACV, pero más mujeres mueren por el mismo.
- Antecedentes familiares. Miembros de una familia pueden tener una tendencia genética para los factores de riesgo, como una predisposición hereditaria a tener hipertensión o diabetes. La influencia de un estilo de vida común entre familiares también contribuye.
Algunos de los factores de riesgo tratables más importantes son:
- Hipertensión. Es por lejos el factor de riesgo más poderoso. Causa un aumento de dos a cuatro veces el riesgo antes de los 80 años. Las estrategias para disminuir la presión son mantener un peso adecuado, evitar medicamentos que aumentan la presión arterial, consumir menos sal y más frutas y verduras para aumentar el potasio en su dieta, hacer ejercicio. La enfermedad vascular más común es la aterosclerosis. La hipertensión promueve la aterosclerosis y causa daño mecánico a las paredes de los vasos sanguíneos. Consultar a su médico para realizar controles de su hipertensión, muchas veces se requiere de ajustes en la medicación antihipertensiva.
- Fumar. Duplica el riesgo de ACV y aumenta hasta cuatro veces el riesgo de ACV hemorrágico. Se vincula con la acumulación de sustancias grasas (aterosclerosis) en la carótida. Además, la nicotina aumenta la presión arterial; el monóxido de carbono del cigarrillo reduce la cantidad de oxígeno que su sangre puede transportar al cerebro; y el humo del cigarrillo espesa su sangre y la hace más propensa a la coagulación.
- Enfermedad cardíaca. La enfermedad coronaria, defectos valvulares, latido cardíaco irregular (fibrilación auricular), el aumento de tamaño del corazón pueden dar como resultado coágulos sanguíneos que pueden desprenderse y bloquear los vasos dentro del cerebro. La fibrilación auricular es responsable de uno cada cuatro accidentes cerebrovasculares después de los 80 años, y se asocia con mortalidad y discapacidad más altas.
- Antecedentes de AIT o de ACV. El riesgo de tener un nuevo evento vascular es muchas veces mayor que en alguien que no ha tenido ninguno.
- Diabetes. Tener diabetes puede causar cambios destructivos en los vasos sanguíneos de todo el cuerpo, incluso el cerebro. Además, si los niveles de glucosa sanguínea son altos en el momento de un ACV, entonces el daño cerebral es generalmente más severo y extenso que cuando la glucosa sanguínea está bien controlada.
- Desequilibrio del colesterol. El LDL en exceso puede causar que se acumule colesterol en los vasos sanguíneos, llevando a la aterosclerosis que es la causa principal de estrechamiento de los vasos sanguíneos, y al infarto cardíaco y al ACV.
- Inactividad física y obesidad. Están asociadas con la hipertensión, diabetes, y enfermedades cardíacas. Si la proporción entre la circunferencia de la cintura es superior respecto de la circunferencia de la cadera, aumenta tres veces el riesgo de ACV.
La mayoría de los factores de riesgo pueden ser controlados, algunos con gran éxito. Aunque el riesgo nunca es cero en ninguna edad, manteniendo un estilo de vida saludable, controlando sus factores de riesgo y realizando controles médicos de rutina, se puede disminuir en gran medida la posibilidad de sufrir un accidente cerebrovascular.
Ante síntomas y signos de advertencia recuerde siempre consultar de forma urgente al servicio de salud ya que el tiempo que transcurre entre el inicio de los síntomas y el inicio del tratamiento es crucial para disminuir las secuelas o incluso evitar un ACV.
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Dra. Florencia Almada
Estudió Medicina en la UBA- Hospital de Clínicas.
Realizó la Residencia de Neurología en Hospital Eva Perón (ex Castex) Buenos Aires.
Fue Jefa de Residentes en el Hospital Eva Perón
Especialidad: Neurofisiología Clínica - Hospital El Cruce y Hospital Eva Perón
Es Neuróloga en Hospital San Antonio.
Atiende en su consultorio particular en nuestra ciudad.