historia
Edificios e instituciones con historia
En este suplemento del 122º Aniversario de El Debate vamos a mirar con detenimiento edificios de profunda significación en nuestra ciudad, ya sea por su función, como por su historia edilicia. Uno de ellos es la Parroquia San Antonio, el edificio más alto de la ciudad, orgullo por su belleza y significado para el catolicismo y la Escuela Superior de Comercio “Celestino Marcó”.
Para esta sección recurrimos a referentes en el tema como es el caso del arquitecto Gervasio Pérez Zurdo en lo concerniente a la parroquia, y a la Sra. Amalfi Firpo de Cortés y otros colaboradores en lo que se refiere a la historia de la Escuela de Comercio.
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Parroquia de San Antonio de Padua
Emplazada frente a la plaza principal, conforme la planificación del fundador de Gualeguay, Don Tomás de Rocamora, un primer edificio siguió al próximo, su construcción se demoró mucho tiempo, innumerables anécdotas de su construcción, aun inconclusa (falta la cúpula del proyecto original) enriquecen la historia de este templo, convertido en el edificio más emblemático de la ciudad.
De diseño Neo-románico su fachada orientada al cardinal este, es el edificio más altode la ciudad (53 metros) concebida como una gradual transición entre el exterior e interior,de doble puerta se accede por una galería abierta, conectada a un atrio elevado sobre la plaza, autentico escenario del acontecer Gualeyo, a lo que en otro contexto el Párroco Peralta le colocó rejas para lograr un atrio exclusivo en las en las celebraciones de antaño.
Con planta de Cruz latina, de corte basilical, una nave central de 10 metros de luz, y el doble de altura flanqueada por grandes columnas de estilo dórico vinculadas por arcos de medio punto, sostienen un muro con coloridos vitrales, coronada por una bóveda de cañón corrido en la nave principal donde se destacan frescos de Pierini, réplicas de gran valor de obras de pasajes bíblicos de los grandes artistas del renacimiento. Blancas bóvedas de cañón cruzado en las naves laterales de 5 m de luz, enmarcan nichos de los santos preferidos por la comunidad, lo que completan un templo de 20 metros de ancho por 50 de largo, con perspectivas hacía en el ábside curvo, de tonalidades oscuras, donde se adelanta un precioso retablo de mármol blanco, de refinada estética y ornamentos de la belle époque.
Todos los sentidos son activados cuando ingresamos al templo, la celestial iluminación cenital de la nave, la inmensidad de los más de 1000 metros cuadrados del templo, la reverberación de los sonidos en las celebraciones, los inciensos que se encienden en cada misa son estímulos que permiten elevar la espiritualidad de un espacio concebido a Dios.
El espacio ritual se encuentra elevado a tres escalones para lograr mayor visibilidad, la riquísima ornamentación del altar del retablo antiguo del rito preconciliar, de cara a Dios, contrasta con una notable austeridad del actual altar de cara a la feligresía implementado luego del Concilio Vaticano II, consagrado recientemente por Monseñor Lozano. Una pieza de notable riqueza ornamental es el pulpito de mármol e incrustaciones lapislázuli, soportado por la tenacidad del águila de 1930.
El Cinerario, ubicado en el antiguo baptisterio fue una contemporánea innovación en la iglesia católica apostólica romana, que valido el cremado de los cuerpos compatible con la fe cristiana y rápidamente se instrumentó una obra siguiendo los cánones de la santa sede en nuestra Parroquia para albergar las cenizas de nuestros seres queridos y poder recordarlos y elevar una oración cuando asistimos a la Santa Misa.
La institución eclesiástica más allá de las creencias de cada uno, cumple un rol fundamental en la sociedad, conserva cuidadosamente los registros de la administración de los sacramentos por muchas generaciones, mantiene un edificio emblemático con la austeridad de los aportes de la feligresía, y presta servicios pastorales constantes, a toda la comunidad.
Juan Vilar, que le da nombre a la calle del cementerio, ha tenido una destacada actuación para la conclusión de las obras del templo y las generaciones posteriores se lo reconocieron, inusualmente su cuerpo descansaa los pies de la representación del calvario y la comunidad erigió una hermosa estatua de una pieza única de mármol en tamaño real que invita a ingresar al templo desde el atrio.
Transcurridos muchos años desde el aquel cambio de paradigma de la Iglesia católica. El Concilio Vaticano IIde 1962 al 65, observamos en nuestra ciudad dos reacciones diferentes, una más conservadora adoptada por la comunidad de San Antonio en su parroquia y otra más radical adoptada por la comunidad de San José en su Templo, que ante el contexto de los nuevos lineamientos eclesiásticos se interpretó de un modo literal, retirando del templo gran parte de su riqueza ornamental, su hermoso retablo de madera, los ornamentos y ocultando detrás del color blanco las pinturas murales. Es enriquecedor visitar ambos templos e interpretar las emociones que transmiten.
Colaboración del Arquitecto Gervasio Pérez Zurdo